CAP 45: Gone

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Quedé rota con las palabras de Ser Davos. El corazón se me estrujó y no pude evitar que lágrimas de tristeza e impotencia comenzaran a caer.

Me acerqué a Jon con pasos lentos. Quedé parada a su lado y lo miré.

Excepto por su color pálido, parecía dormido, como si en cualquier momento podría ser capaz de abrir los ojos y decirme que me odiaba y que le dolía lo que había escuchado.

Y entonces yo podría decirle que lo sentía, que era una idiota que no merecía su amor por ser tan indecisa.

Pero no.

Eso no va a suceder.

Ni ahora ni nunca.

Porque él no está dormido.

Él murió.

Murió como Zard, Num, Tim, Mormont, Qhorin, Benjen, Grenn, Pyp...

Ahora él estará con ellos.

Pum, pum, pum.

Retumbó la puerta.

Ghost gruñó y yo giré mi cabeza furiosa.

–¡Ábrannos la puerta! –Exigió la voz de Thorne.

–¡Grandísimo hijo de...!

–Si no se rinden, los mataremos a todos. –Interrumpió otra voz de afuera.

–Tienen hasta el amanecer para rendirse, y no los mataremos. Resístanse, y terminarán como Snow.

Apreté mis puños en respuesta, y una mano en mi hombro trató de relajarme.

Tuvo el efecto contrario.

–No me toques. –Quité la mano de Hornwood de mi hombro.

–Princesa... –Trató de hablarme.

–No me toques. Todo es tu culpa. –Dije, seca.

La puerta sonó de nuevo, pero menos bruscamente.

Davos la abrió y dejó entrar a la puta roja, quien se quedó petrificada al ver el cadáver de Jon, y comenzó a murmurar cosas sin sentido, asegurando que Jon peleaba en Winterfell y no sé qué más.

Gruñí con molestia y me quedé observando el pálido rostro sin vida del hombre del que estaba enamorada y acababa de perder.

Tomé la fría mano de Jon, y la acaricié con suavidad.

Si tan sólo no hubiera correspondido el estúpido beso de Hornwood.

Era lo único que mi cabeza me repetía una, otra, y otra vez.

Cuando me di cuenta, se escucharon voces afuera otra vez.

–¡Esta es la última oportunidad que tendrán! ¡Ríndanse o mueran! –Gritó Thorne.

Fruncí el ceño, desenvainé mi espada y me puse al frente de la puerta, dispuesta a atacar si la derrumbaban.

Y entonces comenzaron a golpear la puerta para tumbarla.

Después de eso, todo pasó muy rápido.

Llegaron los salvajes, retomaron el poder, e hicieron que Thorne y sus secuaces rebeldes entregaran sus armas.

No hubo necesidad de pelear. Los salvajes nos habían salvado.

Miré a Edd caminando y corrí a darle un abrazo, gracias a él habíamos recuperado el orden.

–Eres un genio, Edd. –Le dediqué una débil sonrisa.

–Gracias. Pero todo fue gracias a ellos. –Señaló al grupo de salvajes.

Asentí un poco incómoda cuando vi acercarse al pelirrojo salvaje, Tormund. Aún no me acostumbraba a esta nueva paz.

–Eh... Gracias, pelirrojo. –Dije.

–No fue nada. –Afirmó él.

Giré para volver a la habitación en la que se encontraba el cuerpo de Jon, y vi a Ser Davos hablar con la puta roja y parecían discutir amenamente.

–Algo pasa. –Dijo Edd, como leyendo mis pensamientos.

Y entonces Edd y el pelirrojo salvaje corrieron hacia la habitación, mientras los demás salvajes se encargaban de encerrar a los culpables.

Caminé hacia ellos y fruncí el ceño al ver los rostros traidores de esos grandísimos hijos de...

No.

No puede ser.

–¿¡Olly!? –Abrí mis ojos de par en par y vi al pequeño niño a quien alguna vez consideré como a un hermano pequeño ser atrapado por los salvajes junto a los traidores.

¿Él había sido parte del asesinato de Jon?

No aguanté verle la cara a ese niño traidor, así que salí corriendo hacia la habitación.

Cuando llegué, pude ver a Davos, Edd y al pelirrojo salvaje caminar por toda la habitación detrás de la puta roja.

¿Qué demonios...?

–No estoy buscando ayuda de tu Señor De La Luz. –Habló Davos.- Te pido ayuda a ti.

–Bien. –Asintió la puta, al parecer convencida.- Pero no aseguro el resultado.

–¿Qué está pasando? –Pregunté, sin entender.

–Va a intentar traerlo de vuelta. –Me respondió Edd.

El mundo se detuvo a mi alrededor mientras procesaba las palabras de mi amigo.

¿Qué demonios?

The Crow Girl (Jon Snow)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora