54. Lo siento

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Acababa de salir de la sala de interrogatorio.

Fue extraño, la situación fue incómoda, pero no fue nada mal solo nos preguntaron que de donde veníamos, información de la fiesta en general y lo mas importante que le pasó al otro chico que iba nosotros.

Intente decir todo lo que sabía y ser lo más sincero posible, por ello no me preocupe en decir nombre de Mark sin pudor alguno. Ojala ese tío se pudra en este sitio por lo que ha hecho.

Me senté en una de esas sillas de plástico súper incomodas de comisaría junto a Calum, al cual ya habían interrogado anteriormente. El marcaba sus pulsaciones con el pie, bastante aceleradas al parecer.

Había mas chicos como nosotros, se ve que ese control pilló a bastantes de la fiesta.

Los minutos pasaban, el sonido de las manecillas del reloj se clavaba en mi cabeza haciendome pensar en la posibilidad de volverme loco. Además la resaca tampoco ayudaba.

-¿Que tal? -me preguntó Calum.

-Como una mierda -solté sin tapujos.

-Ya, y yo -suspiró -la resaca me esta matando necesito llegar ya a mi puta casa.

-Y... -intente decir su nombre -Michael...

-Joder...

Los minutos que pasaban parecían horas. Nadie dio señales de vida en este sitio hasta que un policía salió.

-Buenos días agente -salude al del interrogatorio educadamente cuando venia hacia nosotros.

-He llamado a vuestros padres, están de camino.

-Mierda no -eche mis manos a la cabeza, mi padre me iba a joder mas aun.

-Hey espere, ¿se sabe algo del chico que venia con nosotros? -preguntó Calum.

-Sí, llamamos al hospital cuando llegamos, le había dado una pequeña sobredosis, suerte que fue cogido a tiempo, lo mandaron directamente a rehabilitación para desintoxicarlo y hacerle un lavado de estomago, el chico se pondrá bien, no se preocupen.

Calum y yo nos miramos con liberación y nos dimos un abrazo.

-Te dije que no le pasaría nada -me dijo Calum aún en el abrazo.

-En esos momentos no sabia ni que pensar -suspire aliviado.

Después de bastante tiempo, un policía me nombró, ya podía salir.

Nada mas cruzar la puerta para el mostrador me di cuenta de que estaba jodidamente muerto.

Enserio, esa mirada habría jurado que iba a ser mi muerte.

Terminó de hablar con el policía. Me cogió del brazo y tiro de mi hasta su coche, el cual cerro con todas sus fuerzas.

Mierda. Estaba muy enfadado.

-Papa... -dije al borde de las lágrimas -lo siento mucho.

-No digas nada -después de sus palabras hubo un gran silencio.

-Papa ¿me puedes llevar al hospital? -pregunte aún sabiendo que las posibilidades eran nulas.

-¿Para qué?

-Han ingresado a un amigo, seguro que lo sabes por lo que te habrán contado los policías...

-¿A quien? -me preguntó. El lo sabía, solo quería torturarme mas.

-A-a -no era capaz de pronunciar su nombre delante suyo -Michael, el chico del pelo- me interrumpió.

-Sí, se quien es -soltó.

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