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Epílogo

Volví a mirarme en el espejo por milésima vez probando diferentes formas para el cuello de la camisa que llevaba para esta ocasión.

Después de dos año sin pisar mi ciudad natal, he vuelto a Los Ángeles. Pero solo por un par de días.

Skyler organizaba una fiesta de despedida ya que se iba a la universidad de Massachusetts a estudiar los próximos 4 años y quien sabe si mas tiempo.

Bueno, y ¿qué es de mi? Desde el día en que se destapó todo he estado en Nueva York acabando el Instituto y estudiando mi primer año de arquitectura y los que me quedan. Durante esos dos años apenas he sabido nada de nadie. Han pasado tantas cosas desde entonces...

Sobre como han ido surgiendo los temas por aquí en California...

Mi hermana acabó casándose con Bryan, lo del otro chico salió muy muy mal y no precisamente por culpa de ellos. No pude asistir a la boda, mi padre se encargo de que no pisara ese lugar. Aunque mi hermana viene a visitarme de vez en cuando así que está bien. A mi Bryan sigue cayéndome como el culo, pero a ella la veo feliz y esta vez de verdad.

Sobre Skyler y Calum, sorprendente siguen juntos y les va genial, de hecho se va junto con ella a Massachusetts, ha conseguido una "beca" para el equipo de fútbol de la universidad. No ha sido suerte, la verdad es que el padre de Sky adora al moreno y tiene muy buenos contactos.

Por último, Ashton está jodidamente bien. Se ha ido a vivir con su padre y ha conocido a una chica genial, así que todos han salido ganando.

Seguro que estáis pensando que ese no era el último que aun me falta alguien más.

De Michael no se absolutamente nada. No por él, si no por mi.

Cada día de estos dos últimos años no ha habido momento en el que su nombre no se cruzara por mis pensamientos. Y joder como me torturaba.

Día tras días pensaba que él iba a estar siempre ahí, que lo nuestro no iba a morir, que aguantaría todas y cada una de mis estupideces, pero llega un momento en el que despiertas y te das cuenta de que todo ha cambiado y te enfrentas a la realidad. El no volverá.

El ya no te envía esos mensajes a media noche diciéndote que te quiere, ya no busca esa mirada que solo tu y el entendíais, ya no te sonríe como un tonto, ya no te dice gilipolleces para que te rías, ya no te acaricia y te pone los pelos de punta, ya no te pica con cariño para verte enfadado, ya no te muerde el labio con ternura, ya no se enfada como un crío por cualquier cosa, ya no se ríe cuando dices cosas sin sentido, ya no te pregunta como estas, ya no te riñe por no hacer las cosas lo mejor para ti y pensar tanto en los demás, ya no tienes su pelo para retirárselo de la cara, ya no tienes sus labios buscando los tuyos, ya no tienes su mano en tu cuello, ya no tienes sus charlas largas de como ha ido el día, ya no lo tienes ahí preocupándose por ti, ya no. El ya no está.

Y pienso que algún día tendré que pasar página pero sólo de imaginarme verlo feliz con otra persona, jodidamente feliz con alguien que no sea yo, me rompe en pedazos. Y es ahora cuando empiezo a valorar cada minuto que me dedicó, cada lágrima que le provoque, ya no hay vuelta atrás.

Nosotros no nos separamos porque tuviésemos problemas, no nos separamos por peleas, no nos separamos porque la llama se apagara, todo lo contrario, lo nuestro sólo acababa de empezar. A nosotros nos separaron por obligación, por mi culpa. Por cualquier motivo por el cual él pase por mi mente, mi corazón se acelerará, cosa que está ocurriendo ahora.

Me cuesta decir que lo nuestro término ya que no es así, no nos dieron la oportunidad de despedirnos, de hablar para dejar las cosas claras, de besarlo por ultima vez y decirle que todo iba a estar bien...