Capítulo 34

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-¿Te asusté?- me preguntó entre ligeras risas. Yo asentí con la cabeza -No era mi intención-.

Por una milésima de segundo nos quedamos en silencio, hasta que dejó de esconder sus manos tras su espalda y me tendió una rosa roja. Dejé de mirar aquella hermosa rosa para mirar a Max a los ojos y noté cómo la curvatura de mis labios se deslizó hacia arriba formando una ligera sonrisa.

-¿Te gusta?- me preguntó sonriente.

-Me encanta, es preciosa- dije emocionada mientras la cogía y la observaba deslizando el tallo de un lado a otro entre mis dedos.

-Pues devuélvemela, que es para mi futura novia- dijo tendiéndome su mano para que se la diese.

-¿Qué?- mi voz había sonado más aguda de lo habitual, al mismo tiempo que temblorosa. Tenía un nudo en la garganta. ¿No sería que ya había encontrado a otra chica, verdad?

Max soltó una carcajada mientras observaba mi mirada asustadiza y, después de volver a una expresión seria, colocó la palma de su mano sobre mi mejilla y me dedicó una sonrisa de lado.

-Era broma- sus nudillos empezaron a trazar varias caricias sobre mi mejilla -Obviamente, esta flor es para ti-.

Sus palabras hicieron que aquel desagradable nudo que se había depositado en mi garganta desapareciese, dejándome con una sensación de alivio y haciendo que mi mente se vaciara de ideas equivocadas.

-Aunque deberías haber visto tu cara en cuanto te lo he dicho- dijo alejando su mano de mi rostro y riéndose.

-No es gracioso- dije dándole la espalda.

-Bueno para mí, sí- giré noventa grados mi cabeza para echarle una mirada de reojo con el ceño fruncido.

-Claro- dije sarcásticamente antes de volver a dirigir mi vista al frente.

A la que me quise dar cuenta, ya tenía sus fuertes brazos atrapando mi cintura y su barbilla descansando sobre mi hombro. ¿De verdad se creía que estaba realmente enfadada con él? Al pensar tal tontería, me reí en silencio. Quería seguir actuando como si lo estuviese, sólo para ver cómo terminaría aquella conversación.

-Venga, sé que te ha gustado. No hace falta que actúes- dijo antes de abrazarme con más fuerza.

¡Maldición! Se había dado cuenta de que estaba fingiendo. Habría sido divertido si se hubiese creído que estaba enfadada de verdad.

Me solté delicadamente de su agarre y me giré para mirarlo a los ojos, esos ojos que, sin saber cómo ni por qué, hacían derretirme cual hielo bajo el Sol.

-Idiota- dije en un susurro mirando hacia otro lado.

-Te he escuchado- dijo entre pequeñas risas antes de agarrar suavemente mi mentón entre sus cálidos dedos y levantar mi cabeza hasta que conectaran de nuevo nuestras miradas -Aún así, te quiero- dijo mientras miraba mis ojos alternadamente.

-"¡Demonios, Leire! ¿Acaso eres tonta? ¿No te das cuenta de que estás dejando escapar la oportunidad de estar con él? Y todo por tus estúpidas dudas. Sí, Leire, son dudas estúpidas y tontas. Está más que claro que él es el hombre que tú esperas. Lo sabes de sobra"- me decía mi subconsciente.

-¿En qué piensas?- el sonido de su dulce voz me desconcentró de aquellas palabras que mi mente me decía. Sacudí mi cabeza alejando aquello de ella y me limité a mirar sus radiantes ojos.

-Pensaba en una cosa que Emma me contó hace un rato- le dediqué una sonrisa algo forzada, aunque esperaba que no se diera cuenta de que mentía.

-Ah, ¿y puedo saber lo que te ha contado?- mi rostro adoptó una mueca de extrañeza, ya que no me esperaba que me preguntara eso -Aunque si no quieres, no estás obligada a decírmelo- dijo al ver mi reacción.

Hasta Que La Vida Me Sonríe (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora