-El propietario de ese teléfono se llama Dylan Belber-.
-Dylan Belber...Dylan Belber...Dylan Belber...-
El nombre de mi amigo no dejaba de repetirse contínuamente en mi cabeza, como si mi cerebro sólo pudiese reproducir aquello y olvidar completamente todo lo demás. Incluso se me había olvidado que estaba todavía con el teléfono en la mano y hablando con la comandante Wolf.
-¿Señorita Prescott, sigue ahí?- la voz de la comandante me desconcentró totalmente de lo que pasaba por mi mente. Sin embargo, no me olvidaba de ello.
-Esto...Sí, sigo aquí- respondí.
-¿Se encuentra bien?- me preguntó.
-Sí, comandante- respondí -Perfectamente- intenté sonar lo más convincente posible, aunque me temía que lograría el efecto contrario.
-¿Acaso conoce a ese tal Dylan Belber?- me preguntó la comandante muy intrigada.
-No- dije rápidamente.
-¿Está segura? No me mienta porque su testimonio es fundamental para la investigación- dijo. Como era de esperar, no se lo había creído.
-Está bien- dije después de dar un suspiro -Dylan es un amigo mío. Lo conocí hace un mes aproximadamente. Hablábamos cuando podíamos, pero la última vez que hablé con él me dijo que no podría atender el móvil hasta que no terminara los exámenes-.
-¿Cuándo fue la última vez que habló con él?- me preguntó.
-Hará unos tres o cuatro días- respondí yo.
-Necesito que venga de nuevo a la comisaría- dijo decidídamente la comandante.
-¿Por qué o para qué?- le pregunté con intriga.
-Necesito su teléfono para rastrear las llamadas y averiguar de dónde proceden. De esa manera podremos saber dónde se aloja este indivíduo- respondió.
-Ah, entiendo- dije -De acuerdo, más tarde me pasaré- dije yo.
-Muy bien, la veo más tarde- dijo antes de colgar.
Después de colgar el móvil, mi vista se fijó al frente por unos segundos. Sin embargo, aunque fuesen sólo segundos, se me pasaban como si fueran horas.
Parecía haber entrado en una especie de trance del cual era difícil despertar. Incluso por momentos, mi campo de visión se estaba volviendo borroso, como si mis ojos estuvieran cansándose de estar clavados todo el tiempo en el mismo punto.
Al mismo tiempo que seguía en el "trance", me preguntaba cómo era posible que fuese Dylan quien me había estado llamando todo este tiempo.
-No es posible, no es posible, no es posible, no puede ser posible- me repetía muchas veces a mí misma en mi mente.
Estuve a punto de estallar en un ataque de paranoia cuando alguien tocó mi hombro y tan sólo salté sobre mi lugar debido al susto. Los gritos que estaban preparándose para salir de mi boca y mis nervios cesaron en el momento en que mis ojos captaron la silueta de Max. La poderosa ternura que desprendía la mirada de mi chico creó en mi sistema una oleada de tranquilidad y alivio.
-Amor, ¿estás bien?- me preguntó mientras posaba sus dos manos sobre mis hombros -Te has quedado pálida, ¿qué ocurre? ¿Qué te ha dicho la comandante?- su voz se notaba nerviosa y preocupada, tanto que hasta me sabía mal contárselo, pero si no se lo contaba le preocuparía todavía más.
-Me ha dicho que han averiguado quién es el propietario de ese número de teléfono- le contesté con algo de dificultad debido a que aún no acababa de salir del todo de aquel estado.
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Hasta Que La Vida Me Sonríe (COMPLETA)
RandomElla sintió que no tenía a nadie a su lado. Sintió que no valía como persona. Sintió que nada tenía sentido, y cuando se dio cuenta de que la vida no estaba hecha para ella, el destino dio un vuelco. Alguien especial apareció en su camino y de repen...