Capítulo 6

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Desperté de mi desmayo. No sabía cuánto tiempo había permanecido en aquel estado. Ya no tenía las manos atadas ni la mordaza puesta. Mis muñecas ardían, las miré y vi que estaban enrojecidas por las cuerdas que me ataban a la cama la noche anterior. Mi cabeza volvió a reproducir las imágenes de aquel horrible suceso. Mi primo se iba a ir de mi casa, pero no sin antes "despedirse de mí". Había vuelto a tomarme por la fuerza. No pude contener mis lágrimas y lloré para mis adentros con la intención de no despertar a mis tíos.


Tenía que levantarme porque debía ir a clase, pero en esos momentos no tenía fuerzas ni para mantener mis párpados abiertos. Ni siquiera sabía qué hora era, por tanto no me preocupé de ir al instituto. No me apetecía ver a las populares volver a reirse de mí ni me apetecía hacer acto de presencia cuando ni siquiera iba a poder centrarme en las clases.

Miré mi móvil para ver qué hora era y vi que eran las 11:00, la hora del recreo. Decidí no ir a clase. También vi que tenía una llamada perdida de Emma y un mensaje suyo:

-Hola, Leire. ¿Qué te ocurre que no has venido a clase?-.

No podía decirle la verdad, por lo que le contesté:

-Hola, Emma. Sólo que he amanecido enferma. Nada grave. Gracias por preguntar. ¿Cómo estás tú?-.

Dado que era la hora del recreo, era posible que Emma me contestase. La verdad nunca me imaginé que entablaría amistad con alguien a quien apenas hablaba en clase. Por lo poco que conocía a Emma, me di cuenta de que era una buena persona.
Mi móvil volvió a sonar. Emma me había respondido.

-No hay de qué, ya te dije que contabas conmigo para lo que hiciera falta. Yo estoy muy bien, gracias. Oh, que pena que estés mala. ¿Te parece si voy a visitare a casa? Y de paso te digo los deberes que han mandado-.

Sinceramente no quería que viniese a mi casa. No con mis tíos aquí. Pero recordé que ellos se iban a no se qué sitio, así que mientras ellos estaban fuera, podía venir Emma. Me haría bien tener a alguien cerca en esos momentos. Aunque no creyera que fuera a contarle nada de lo sucedido con mis tíos y mucho menos lo de Edward. No quería que pensara mal de mí ni que se alejara de mí.

-¡Claro! Aquí te espero. Mi dirección es: Avenida Hallow Place, 21-.

Pasado menos de un minuto volvió a responderme.

-De acuerdo, allí estaré. ¿A qué hora más o menos?-.

Me acordé de que mis tíos salían de aquí a las 17:00, por lo que ella tendría que venir hacia las 17:15 o 17:30.

-Mmm... A partir de las 17:15 me viene bien-.

Ya se estaba acercando la hora de que volvieran a clase, por lo que en cuanto me respondiera, me pondría a hacer alguna cosa.

-Ok, ya tengo que entrar a clase. Nos vemos esta tarde. Chao-.

-Chao, hasta la tarde- le respondí.

Oí pasos que se acercaban a la puerta de mi habitación. Mi tío estaba allí parado mirándome como si hubiese visto un fantasma.

-¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar en clase?- me preguntó con su tono frió y ronco.

-Me dormí- le mentí.

-Mmm... Bueno- me dijo encogiéndose de hombros -Sólo espero que no llamen de tu instituto diciendo que no vas a clase, niña-.

-No lo harán, tío- le dije.

-Eso espero. Más te vale, niña- dijo con su voz grave antes de desviar su mirada hacia su derecha y alejarse de mi puerta.

Hasta Que La Vida Me Sonríe (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora