Capítulo 46

32 4 2
                                    

Aparecí de pronto en un escenario que tenía una barra de baile en medio. Los focos de diferentes colores daban de lleno en él.

Vestía un traje de lencería de color rojo intenso, unos zapatos de tacón del mismo color y un antifaz negro. Estaba completamente sola frente a un público masculino que me observaba fíjamente y chiflaba para que comenzara a moverme.

-"No quiero hacerlo. Tengo miedo"- me dije a mí misma.

De repente, la estancia se paró en seco como si todo se hubiera congelado. El público ya no chiflaba ni ejercía ningún tipo de movimiento. Los focos quedaron fijos en el escenario y todo se quedó en puro silencio.

-Te lo dije- oí una voz femenina tras de mí.

Giré sobre mi eje y visualicé a una chica morena de pelo corto y ensangrentada. De nuevo estaba soñando con Belinda Belber.

-¿De qué hablas?- le pregunté a sabiendas de que ya me imaginaba lo que me quería decir, pero aún así lo pregunté.

-A mí no me engañas, lo sabes muy bien- dijo ella cruzando sus brazos a la altura de su pecho -Te dije que no te fiaras-.

-Lo que me querías decir era que no me fiara de Max y de su padre, ¿no es cierto?- le pregunté una vez que el entendimiento llegó a mi mente.

-Muy tarde te has dado cuenta- dijo ella -Te advertí de que no te fiaras porque el padre de tu novio fue quien me mato- Me quedé de piedra al escuchar aquello.

-¿Arthur te mató?- ella asintió con la cabeza mientras sus manos descansaron en su cintura -¿Por qué?- pregunté.

-Cuando estaba viva, yo hacía carreras de caballos. Yo era amazona profesional y este señor me vio correr. Al acabar mi última competición, se acercó a mí y me ofreció un trabajo como veterinaria, ya que yo había estudiado antes veterinaria y supuestamente aquel hombre era dueño de una clínica veterinaria. Ese señor me engañó y me llevó justo al mismo lugar que a ti para obligarme a trabajar para ellos como prostituta. Como rechacé el trabajo, me mató. Seguramente lo hizo para que no le denunciara, ya que me confesó que, tanto él como su hijo buscaban chicas jovencitas como nosotras para prostituirlas y, al parecer, te han visto como un cebo fácil- explicó ella.

Esa historia ya la había escuchado antes. Estaba realmente segura de que fue Dylan quien me la contó una de las veces que me llamó al móvil.

-Eres la hermana de Dylan- le dije algo sorprendida, aunque tampoco demasiado ya que lo supuse casi desde el principio.

-En efecto- sonrió -¿Le conoces?- me preguntó.

-Sí, le conozco, somos amigos- sonreí yo también -Pero, volviendo al tema anterior, ¿por qué no me dijiste directamente que no me fiara de Max y de su padre? ¿Por qué callaste lo más importante?- le pregunté curiosamente.

-Lo siento, pero no te lo iba a dar todo mascado- me dio unas palmaditas en la espalda -Creí que con el tiempo te ibas a dar cuenta tú solita, pero estaba equivocada-.

-Se las ingeniaron bastante bien para ponerme la venda en los ojos- dije yo decepcionada.

-Sí- dijo -Siento decírtelo de esta manera pero, te engañaron como a una tonta, en especial Max-.

-Lo sé- dije yo mirando a un punto fijo -No sé cómo he estado tan ciega- me pasé una mano por la frente en señal de frustración.

-No es culpa tuya- dijo acariciando mi hombro.

Hasta Que La Vida Me Sonríe (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora