-Entonces- pausó -¿qué sois Max y tú ahora mismo?- preguntó Emma mientras yo seguía dándole de comer a Lindsay.
La mano con la que estaba sujetando el biberón empezó a temblarme ligeramente, pero pude controlar que no se desviara el biberón de la boca de la pequeña.
Tomé un suspiro y dirigí mi mirada hacia Emma, quien me miraba intrigada y esperando que de mis labios saliera mi respuesta.
-Ni siquiera yo lo sé, Emma- dije en un tono de pesadez.
-¡Yo lo veo muy claro!- la voz de Emma había sonado tan fuerte, que hizo que Lindsay se moviera hacia un costado.
-¿A qué te refieres?- pregunté curiosa.
-Leire, está claro que los dos os queréis, pero...- tomó un pequeño respiro -Al parecer, os da corte expresar vuestros sentimientos, como si creyeseis que es muy pronto para ello- explicó.
-Exactamente- asentí con la cabeza mientras volvía a mirar a Lindsay.
-Pienso que sois muy inseguros, necesitáis cambiar esa actitud- dijo ella.
-Lo sé, pero no es fácil- dije yo.
-Entonces tendrás que arriesgarte, amiga- pausó -Quien no arriesga, no gana- dijo levantando su dedo índice.
Emma tenía toda la razón del mundo. Si quería que mi relación con Max llegase a un nivel algo más alto, debía arriesgarme y hablarle con la verdad. Expresarle todo lo que sentía y, de aquella manera, liberarme de ese gran peso que cada día me estaba poniendo más y más nerviosa.
-Creo que tienes razón- dije finalmente.
Sonrió y desvió su mirada hacia mis brazos, donde tenía a su hermanita. Yo también dirigí mi vista en aquella dirección y vimos que Lindsay se había quedado dormida mientras le seguía dando el biberón. Lo quité entonces de su boquita y lo dejé encima de la mesita que estaba en frente nuestra.
-Se ha quedado sopa- dijo Emma en un susurro para no despertarla.
-Sí- dije imitando el tono de su voz -Creo que ya podemos devolverla a la cuna, ¿no?-.
-Sí, vamos- dijo haciéndome una seña con su mano.
Se levantó y yo la seguí con la bebé en brazos. Llegamos hasta la habitación de sus padres y, con mucho cuidado, dejé a Lindsay en su cuna. En ese instante no pude evitar sonreír mientras la veia dormir. Simplemente era hermoso verla de aquella manera.
Salí de la habitación detrás de Emma y, de repente escuchamos la puerta de la entrada abrirse. Bonnie y el padre de Emma aparecieron en nuestro campo de visión y se acercaron a nosotras.
-Hola, mi amor- le dijo el padre de Emma a su hija antes de darle un abrazo.
-Hola, papá- dijo correspondiéndole el abrazo -Mira, ella es Leire, mi mejor amiga. Leire, él es Josh, mi padre-.
-Ah, tú eres Leire- yo asentí sonriente -Emma nos ha hablado mucho de ti- dijo Josh también sonriente.
Asentí timidamente, pero sin dejar de sonreír. No sabía qué contestar a eso, así que, seguí sin pronunciar palabra, dejando que un silencio algo incómodo rodeara el reducido espacio donde nos encontrábamos los cuatro.
-Bueno y, ¿qué tal estás, linda?- me preguntó Bonnie rompiendo el silencio.
-Muy bien, gracias- contesté yo.
-No os vais a creer lo que ha pasado antes- les dijo Emma a Josh y Bonnie.
-¿Qué ha pasado, hija?- preguntó Josh.
ESTÁS LEYENDO
Hasta Que La Vida Me Sonríe (COMPLETA)
De TodoElla sintió que no tenía a nadie a su lado. Sintió que no valía como persona. Sintió que nada tenía sentido, y cuando se dio cuenta de que la vida no estaba hecha para ella, el destino dio un vuelco. Alguien especial apareció en su camino y de repen...