Capítulo 21

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Se acercaban las 8:30 de la tarde, la hora en la que debía irme con Max a cenar, ya que me había invitado, aunque no me parecía del todo correcto porque ya le debía mucho, pero si de aquella manera podía hacer algo para compensarle, estaba bien.

-Una cosa- me giré para encararle- al sitio al que te voy a llevar, hay que ir elegante- dijo Max antes de que yo subiera las escaleras para coger un bolso.

-¡¿Qué?!- lo miré con la boca abierta -¡¿Y por qué no me lo has dicho antes?!- grité.

-Quería que fuera sorpresa, es un sitio que te va a encantar, estoy seguro- dijo formando un círculo con sus dedos índice y pulgar.

¡Genial! ¿Ahora qué iba a hacer? No me daba tiempo a arreglarme porque había que estar a las 21:00, ya que Max había hecho la reserva para esa hora y faltaban treinta minutos. Yo a este chico lo mataba (no literalmente).
Recordé por un momento el día que fui de compras con Emma. Al final terminé comprándome un vestido azul oscuro que, en verdad, era bastante elegante.

-Está bien, Max. Espérame un momento- sin dejar que respondiese, subí corriendo las escaleras.

Me encaminé hacia la habitación y rebusqué en el armario, hasta que por fin lo encontré.

Allí estaba ese vestido tan hermoso que me gustaba tanto y que me acabé comprando por su color, ese mismo color que dejaba salir el Sol cuando se marchaba para dar paso a la luz blanquecina de la Luna. Ese tono azul oscuro me encantaba.

Me lo puse tan rápido como pude, pero estuve pendiente de que no quedara arrugado ni mal colocado.

Llegué al baño para atar mi cabello de tal manera que quedara sujeto en una coleta alta. Posteriormente, hice rotar la coleta hasta formar un moño y lo sujeté con una goma del mismo tono que mi cabello para que no se notara mucho.

Después de eso, deposité unos toques de maquillaje en mi rostro, delineador negro, arriba y abajo de mis ojos, y pinté mis labios de un rosa natural. Tampoco era lo mío ir tan maquillada, con un maquillaje sencillo y discreto, era perfecto para mí.

Finalmente, bajé las escaleras y no pude evitar mirar cuán sorprendido se había quedado Max al verme.

Su cara se había convertido en todo un poema. Su boca estaba tan abierta que temía que acabaran entrándole moscas en ella, y sus ojos estaban tan abiertos, que parecía que se iban a salir de sus órbitas.

Me acerqué a él y puse mi mano en su barbilla para hacer un leve movimiento hacia arriba y cerrar su boca, pero en el momento en que aparté mi mano, volvió a abrirla. Yo solté una pequeña carcajada.

-¿De qué te ríes?- se cruzó de brazos.

-De tu cara, Max- reí -Tu cara es muy épica- volví a reir a carcajadas de nuevo.

-Bueno, supongo que es normal- encogió sus hombros -Sabía que de por sí ya eras guapa, pero así vestida y arreglada, ehh...emm...- pasó su mano por su nuca -Creo que sobran las palabras- sonrió.

Le sonreí yo también en señal de agradecimiento por aquel cumplido.

Noté en sus ojos esmeralda una mirada tímida, pero a la vez era una mirada tan dulce que, la verdad, me hacía sonrojar por momentos.

-Emm...vamos, que sino, llegaremos tarde- dijo desviando su mirada hacia la puerta.

-Sí, vamos- dije yo entonces.

~*~

Max aparcó su auto en un parking y fuimos caminando hasta llegar a la puerta de un restaurante que, a mi parecer, tenía pinta de caro, ya que todo estaba decorado muy lujosamente.

Hasta Que La Vida Me Sonríe (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora