capitulo 4

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 —SUÉLTAME —Mila empezó a reaccionar luchando con fuerzas contra élla. Le golpeaba el pecho, tiraba de su pelo, pero Lauren no hacía caso de nada.

—Tranquila —le susurró. —Relájate, Mila.

Su voz era música. Mila dejó de pelear con élla al instante y se quedó en sus brazos como si fuera una niña indefensa y confiada. Su voz...

—No, no me hagas esto, por favor... —dijo ella con los ojos humedecidos y tragando saliva.

—Deja de luchar —la dejó sobre la cama acomodando su bonito cuerpo sobre el colchón y colocando su cabeza sobre la almohada. —Esto iba a pasar por mucho que lo quisieras negar. Vamos a disfrutar las dos. No te haré daño. Puedes ser una asesina, pero yo no te haré daño en la cama. No me gusta hacerlo así. No disfruto. a

—Lauren, te estás equivocando conmigo —tenía un nudo en la garganta. A élla le enfurecía que ella luchara por su inocencia cuando todos sabían que era culpable.

—¿Cómo te he dicho que me llamaras? —gritó a un centímetro de su cara. —Soy tu ama — tomó sus muñecas y se las colocó sobre la cabeza.

Mila no podía luchar, no podía pelear. Su cuerpo no la obedecía.

Lauren se colocó de rodillas sobre la cama y la miró detenidamente. Por todos los cielos. Esa mujer la estaba mirando con terror, pero también con esperanza. Ella quería creer que élla no era así.

Y tenía razón. Élla no era así. Todavía no entendía muy bien por qué la reclamaba sólo para élla o por qué tenía necesidad de someterla en la cama. ¿Por qué no retiraba la custodia personal de Mila y la dejaba en manos del consejo como pedía Taylor? Ellos obtendrían la información y listos. Luego, adiós. Eso era ya suficiente castigo. La muerte de su mejor amigo, Alejandro, por la de Mila y Simon. Lo justo.

¿Por qué quería hurgar tanto en la herida? ¿Acaso no era mejor acabar con ella rápidamente?

No, no era mejor. Desde el momento en que la había visto pegada a la ventana de su habitación, había sentido un deseo irrefrenable de colocarla debajo de élla y abrirle las piernas. Y su olor... Ese era el olor por el que élla podría volverse loco. Si ella fuese una buena chica, si no hubiese tenido nada que ver con la extorsión y la mutilación de los vanirios, élla posiblemente, sólo posiblemente, podría reclamarla como su cáraid. Pero ella no era una buena chica. No, no lo era. Defendía con uñas y dientes su inocencia, pero luego no dejaba que élla comprobara si decía la verdad.

¿Cabría la posibilidad de que Mila supiese del deseo que élla sentía por ella? ¿Y si la estaba utilizando para que élla fuese misericordioso con ella? ¿Deseo? No, eso no podía ser. Deseo de venganza, sí. Pero nada más. Aun así...

—Mila —se colocó a horcajadas sobre ella, inmovilizándole las piernas, —déjame entrar — quería entrar en su mente, quería darle la oportunidad de no convertirla y someterla a una vida de noches interminables y hambre eterna.

Almas gemelas (camren G!p adaptacion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora