capítulo 97

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—No te cierres —susurró ella aplastándose contra su cuerpo y enredando su otra mano en la melena de ella. Se puso de puntillas y la besó, introduciéndole la lengua de una manera agresiva.
Lauren  se encontró con que no podía resistirse a ella. Era un torbellino. Camila  estaba dentro de ella, hurgando en sus recuerdos, en sus sentimientos. Estaba en su nariz, su olor lo enloquecía y su contacto era apabullante.
Camila  seguía masajeando toda la largura de lauren , pero no disfrutaba del contacto, ella iba a lo que iba. Encontró una puerta mental cerrada y la empujó, pero ella se resistía. —Detente, cariño... —le pidió ella.
—Déjame, lauren . Quiero verlo —gruñó furiosa y le mordió el labio mientras movía la mano sobre su verga más rápidamente.
Lauren  cerró los ojos e intentó echar la cabeza hacia atrás para gemir de placer, pero camila  la amarraba del pelo para exigirle obediencia.
—Deja de resistirte, por favor... —rogó ella soltándole los labios teñidos con dos puntitos de sangre que ella le había hecho.
—Estás jugando duro —dijo lauren  excitado por la pequeña batalla de voluntades.
A camila  le entraron ganas de gritar al ver cómo lauren  se atrincheraba para ella. Aquello no era confianza y en ese momento ella no quería su protección, sólo quería que ella le mostrara la verdad.
La puerta mental estaba ahí. Si ella la derribaba ella no podría hacer nada, así que sin pensárselo dos veces la agarró de los testículos y los apretó. Lauren  estaba vulnerable, entregada a los mimos de camila , pero en cuanto ella la agarró de ese modo ella se puso en tensión y abrió los ojos para mirarla sorprendida.
Entonces ella, pidiéndole disculpas con la mirada, hundió los dientes en su cuello y finalmente lauren  quedó derrotada y todo, absolutamente todo, se abrió para ella.
Lo vio todo. A su madre tirada en una mesa metálica, llorando, gritando el nombre de alex , mientras otros la hacían sangrar con todo tipo de instrumentos. Vio a alex, gritando y golpeándose contra las paredes metálicas, con los ojos enrojecidos de dolor por la necesidad de proteger a su cáraid.
Separados, cada uno en una sala contigua, oyendo los gritos y los sollozos del otro, sin poder protegerse, sin poder darse calor.
Su madre muerta. Su padre enloquecido. Y finalmente...
Camila  desclavó los colmillos y tragó con fuerza y con la mirada perdida. No notó que lauren  agarraba su muñeca y la apretaba para que lo soltara. Lauren  tenía los ojos brillantes enrojecidos también por el dolor.
Camila  miró su mano que apretaba a lauren  con tanta fuerza que tenía los nudillos blancos. Blancos por la tensión y por el sufrimiento del que ella había sido presente, a pesar de haber escuchado las advertencias de lauren. De repente tuvo ganas de vomitar, no sólo por lo que había visto, sino por lo que le había hecho a ella para que finalmente cediera.
—lauren , yo... —no parpadeaba, le temblaban los labios y las lágrimas caían con fuerza por sus mejillas. Estaba horrorizada, ella no era así.
—¿Ya has visto lo que querías? —lauren  le retiró la mano y siseó al notar cómo sus testículos luchaban por recuperar la normalidad. —Sí —contestó ella arrepentida.
—Espero que te sientas mejor... —susurró sumergiéndose en el agua. Lauren  era don cabreo.
La había excitado para derribar sus murallas y luego, cuando más entregada estaba, la había lastimado.
Camila  vio cómo lauren  salía a la superficie con la musculosa espalda más recta de lo normal e intentando simular una normalidad que no existía. Cogió el jabón de frutas y se llenó las manos de él, pero en vez de aplicárselo élla  misma, se giró y encaró a camila. —Ven —le ordenó. —Quiero lavarte. —¿Qué? —Que vengas. Camila  dio dos pasos titubeantes y se puso delante de élla. El cuerpo de ella temblaba todavía por la impresión de lo que había visto y las lágrimas no dejaban de resbalar por sus mejillas. Y, además, se sentía fatal por haberle hecho daño a lauren . Ésa había sido una parte mezquina de sí misma.
—¿Cómo te encuentras? —lauren  apretó tanto la mandíbula que tarde o temprano iban a saltarle los dientes.
—Mal —ella apartó la mirada de sus ojos verdes y furiosos. Lauren  explotó.
—¿Por qué crees que no quería enseñarte nada? ¿Eh? Responde... —Yo...
—Mírate... ¿Crees que me gusta verte así?
Camila  sacudió la cabeza en un gesto que indicaba negación. Sólo quería llorar y que ella la consolara.
Lauren  la cogió de los hombros siguiendo sus instintos, ya que no podía leer su mente si ella no le dejaba, y entonces la abrazó sin dejar partes de su cuerpo sin contacto con ella. Le acarició la espalda con las manos enjabonadas y procedió a masajearla mientras élla  misma se reprochaba su mal humor.
Camila  hundió la cara en su hombro y empezó a sollozar de un modo hiriente y desgarrador. Las caricias de lauren  le daban consuelo.
—Chist... Tranquila, pequeña. Ya está —la mecía como a una niña. —No quería chillarte.
—Está bien, lauren . Me lo merezco... pe... pero necesitaba saber... —cogió aire entrecortadamente. —No hacía falta eso. —Cla... claro que sí. Eran mis pa... padres —ella le rodeó la cintura con los brazos y lo abrazó. — Es horrible. ¿Cómo son capaces de hacer algo así?
—El mal adopta muchas formas, camila . Tú sólo has visto una de ellas.
—Los mataron. Los torturaron. No les dieron clemencia... —su voz estaba teñida de ira. —Lo sé, pequeña —apoyó la barbilla sobre su cabeza y le acarició el pelo. —Quiero que vayamos a ver a Austin . —Iremos hoy mismo.
—Quiero verlo ahora —exigió sin apartarse de su cuerpo.
—Nos encargaremos de Austin  juntos —se apartó de ella y le alzó la barbilla para limpiarle las lágrimas con los pulgares. —Tú y yo. Nos iremos de aquí a un rato. Ahora relájate y déjame acariciarte.
Camila  sintió cómo la mirada de lauren  la llenaba de calor. Con ella estaba segura y protegida. Algo en el interior de su pecho se expandió al darse cuenta de que entre sus brazos conseguía la calidez de un hogar que nunca había tenido.

Almas gemelas (camren G!p adaptacion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora