Almas gemelas (camren G!p adaptacion)

capítulo 42

Camila la miró. Lauren  había estado en su mente, tenía que acostumbrarse a todos esos detalles. Se puso las manos en la cara y exhaló fuertemente.
—Viene a por mí. A por todos nosotros... —camila apoyó los pies en el asiento de piel y se cogió las rodillas.
—¿Estás asustada? —preguntó ella con empatía. —Yo no dejaré que te haga daño, camila.  Voy a llegar al fondo de este asunto. No temas.
Camila abrió mucho los ojos y la miró con sorpresa. Le agradaba tener a lauren  protegiéndola, se sentía extrañamente segura. Entonces, se acordó de donde estaba. Del coche en el que estaba y de lo que le había pasado allí hacía unos días.
—¿Y quién me va a proteger de ti, lauren ? —le dijo abatida mirando al frente con absoluta rendición.
Lauren miró desolada y un músculo se le tensó en la barbilla.
—Yo te protegeré de mí. Ya te he dicho que no volvería a hacerte daño.
Su iPhone sonó. Había llegado el mensaje de la comisión, pero no provenía de los dos de Walsall, sino de los dos de Dudley. Gwyn y Beatha. Lauren frunció el ceño y abrió el mensaje.
A las 22:00 h. Reunión en Athens Restaurant, en Birmingham. Ya hemos avisado al clan Berserker para que se reúna allí con nosotros. Cece se ha escapado, y Dubv y Fynbar han desaparecido. Los guardias del hoyo han muerto asesinados. Cece está descontrolada y es peligrosa.
—¿Qué pasa?
Lauren endureció el rostro.
—cece  se ha escapado, ha matado a los centinelas del hoyo. —¿Qué? ¿Qué hoyo? —gritó. —El lugar donde recluimos a cece, en la habitación del hambre. Está bajo tierra... Los dos del consejo de Walsall han podido estar implicados en su liberación. Han desparecido y nadie sabe nada de ellos. Nos vamos a Birmingham a hablar con los clanes.
—No puede ser verdad —camula se hundió en el asiento. —Dime que esto es una pesadilla... lauren maldijo a todo lo que se meneaba. Camila necesitaba mucha más protección de la que se imaginaba y élla no estaba en condiciones de protegerla. A duras penas estaba disimulando su malestar y su pérdida de poder, pero no quería que fuera la compasión de camila lo que le llevara a ella, sino la verdadera pasión entre parejas, el reconocimiento humilde de entregar su cuerpo a su cáraid.
Simon y todos los que todavía no conocía irían a por ella. Ella era un salto en la evolución, un milagro, la posibilidad de engendrar una auténtica raza casi invencible. Samael la querría muerta sólo por vengar a su hermano, eso si era cierto que él desconocía que camila era su sobrina.
Miró a su belleza morena de ojos lilas y por primera vez la vio como una niña frágil y necesitada de muchos mimos. Temblaba y estaba impactada por las últimas noticias. Necesitaba calor y comprensión. Una ternura insólita en él hasta entonces le oprimió el corazón.
Ella la miró fugazmente, quedaba una hora y media para llegar a Birmingham y necesitaba que alguien la tocara y la abrazara.
—Dime lo que quieres, y yo te lo daré —le dijo ella suavemente.
Camila se envaró como si la hubiesen quemado con un hierro candente. Ella estaba continuamente en su cabeza, ya no podía salir de ella. —Es sólo que...
—¿Qué, camila ? Dímelo, porque deseo hacer algo y no quiero cometer más errores contigo. No quiero asustarte más.
Ella bajó la mirada con gesto derrotado, tragó saliva. Se desabrochó el cinturón con manos inseguras y la miró pidiéndole permiso con toda la humildad del mundo. Precisaba un cuerpo fuerte al lado, uno que en ese momento la sepultara en un abrazo.
—Ven aquí, camila —levantó su brazo izquierdo y la invitó a que se acurrucara en élla .
—Espera un momento... es sólo que... Esto no quiere decir nada ¿vale?.. —aclaró ella con voz débil y levantando el dedo índice. Miró su perfil perfecto, su barbilla varonil y su pelo negro. Santo Dios, nada deseaba más que aplastarse contra ella. Ni más, ni menos. COLMO. ESTOCOLMO.
—Querrá decir lo que tú quieras —sonrió dócilmente y camiña pensó que se iba a desmayar de lo dulce que parecía. —Vamos, pequeña. Déjame abrazarte. Lo necesito yo más que tú.
Camila  se mordió el labio para no llorar. Lauren  quería hacerla sentir bien, se obligó a pensar. Sólo era eso, un gesto amable por parte de ella.
Se movió hasta pegarse a ella, juntó las manos al pecho para no tener que manosearla mucho, y apoyó la cabeza sobre el musculoso hombro de lauren . Inspiró y apretó las rodillas a su cuerpo manteniendo el calor.
El olor a mango cada vez era menos fuerte, pensó extrañada. Le chocaba que estuviera a gusto entre sus brazos, pero aquella era la realidad. Nunca se había sentido tan bien.
Lauren sintió el cuerpo dócil y blando de la joven y su corazón se disparó. La rodeó con el brazo y la apretó contra ella con posesividad.
Camila  exhaló y acabó relajándose. Necesitaba que alguien la abrazara así, que alguien la cobijara. Inconscientemente frotó su mejilla contra su hombro y cerró los ojos.
—¿Te encuentras mejor? —le preguntó ella con un deje de coquetería y juego en la voz. Élla  había dicho que necesitaba su abrazo, ¿no?
—Mucho, mucho mejor —sonrió lauren  ignorando lo tenso que tenía el pantalón a la altura de la ingle. Si alargaba un poco el brazo, rodearía la plenitud de uno de los preciosos pechos de camila . Reprimiendo la reacción de su cuerpo ante la cercanía de camila , se limitó a conducir.
El corazón de camila  saltaba de alegría y de una extraña sensación que nunca antes había sentido. Disfrutando de ese momento, y sintiéndose como una colegiala, hizo esfuerzos por dormirse.
Lauren conducía con una sola mano, sintiéndose plena y llena de felicidad por primera vez en milenios.
¿Cómo sería la correspondencia de mente, cuerpo y corazón entre las parejas vanirias? ¿Cómo sería tener el cuerpo lánguido y tierno de camila por mutuo acuerdo? ¿Sería apasionada? Resopló. Ya lo creía que sí, camila era puro fuego, sólo hacía falta que perdiera el miedo a encenderse. Ella sería quién la iniciaría en los placeres de la pareja y, quién sabe, puede que en la intimidad llegaran a conectar hasta contactar con el corazón de cada uno. Se sorprendió al darse cuenta de lo mucho que deseaba que camila  sintiera algo por élla.
Con esa idea, expresó el último pensamiento en voz alta. —Nadie te tocará, camila . Yo te protegeré, te lo prometo.