capítulo 46

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—Tu padre, dejó una casa aquí —respondió Taylor .
—¿Cómo dices? —se echó la melena hacia atrás y la miró con las cejas levantadas y los ojos lilas abiertos.
—Tu padre era muy rico.
—Todos los vanirios somos bastante ricos —explicó lauren  con una amplia sonrisa. —Alex  tenía empresas de construcción. Vendió sus acciones y se enriqueció. Además, tiene una gran cantidad de terrenos a su nombre y un montón de propiedades valoradas en millones de euros, aparte de importantes sumas de dinero invertidas en borsa y demás... En fin, ésta es una de sus casas.
Señaló una impresionante mansión de estilo Victoriano, cercana al siglo dieciséis. Era un palacio portentoso, uno de esos que deja a todo el mundo que lo ve asombrado y con ganas de casarse con el heredero.
Camila estaba pasmada. Ni siquiera la casa de su abuelo era así y eso que él tenía mucho dinero. Por fuera, se vislumbraban varias alas en la misma casa. Maderas de calidad, algunas decorativas y otras que realmente formaban parte de la estructura, daban a entender que era una mansión de estilo Tudor moderna. Toda la fachada estaba recubierta de mimosas que ascendían por la pared blanca y perfectamente mantenida, aunque éstas no llegaban arriba del todo, con lo que muchas de las ventanas de madera oscura de la segunda y de la tercera planta podían mostrar su cuerpo perfecto. Caminaron hacia ella. Lauren sacó las llaves y abrió la puerta. —El palacio tiene quinientos metros construidos —señaló abriéndole la puerta. —Todas las salas y habitaciones tienen chimenea propia y baño con hidromasaje. El suelo está recubierto todo de parquet de cerezo oscuro. Consta de tres plantas.
Camila abrió la boca en señal de pasmo. En la entrada, alumbrado por varios focos había un Monet.
—A tu padre le gustaba el arte —lauren  cerró la puerta. —¿Cómo puede ser mío esto? —preguntó más para sí misma. —Lo es. Hoy al mediodía he hablado con el notario. No ha tenido ningún problema en poner todos los bienes y propiedades de Alex a tu nombre. —¿El notario?
—Inis. Del consejo de...
—Ya recuerdo quién es. La pareja de Ione, ¿verdad? —Aha. —¿Así que no ha tenido ningún problema, eh? —repitió ella. —No te preocupes por nada, camila —le dijo ella. —Todo te pertenece, todo es tuyo por derecho ilegítimo. Disfrútalo.
—¿De qué patrimonio estamos hablando? —pasó la mano por la pared que tenía a mano derecha de la que caía agua en forma de cascada y se colaba por una ranura situada en el suelo. Frotó los dedos mojados.
—Tienes dos áticos de lujo en Mayfair, dos castillos en Escocia, una isla de siete mil metros en Ibiza con una mansión de unos dos mil metros construidos, cinco coches de colección Aston Martin, un yate, dos jets privados, un helicóptero, un hotel de cuatro estrellas en... Ah, y lo que sea que haya tenido en los Balcanes, ya lo investigaremos.
—Espera, espera... —camila seguía a lauren  mientras esta le enseñaba con gustosa diversión como era su nueva casa. —Vale, ya entiendo. Mi padre era asquerosamente rico. Pero...
Se detuvo a media frase. Su olfato le decía que allí olía a algo distinto de lo que le había rodeado en los últimos días. Humanos.
—Buenas noches señorita camila  —dijo una voz de mujer a mano derecha.
La mujer tenía un deje suramericano inconfundible, la piel ligeramente aceitunada, el pelo negro recogido con unos pasadores y los dientes muy blancos. No tendría más de 45 años. —¿Quién es usted?
—Soy María, era el ama de llaves del señor alejandro .
Tu padre tenía servicio en todos sitios. El pasaba mucho tiempo afuera, así que alguien tenía que mantenerles las casas. Dio trabajo a gente humilde y muy necesitada, y un techo en el que vivir y se sintieran como en su propio hogar. El me decía, que a veces era él quién se sentía un inquilino cuando pasaba temporadas en sus propiedades.
Camila movía la cabeza asintiendo seriamente concentrada en la voz de lauren .
—Hola María —dijo ella ofreciéndole la mano con una amplia sonrisa de afecto.
—Ay señorita, es usted preciosa. Su padre era un hombre muy guapo y usted ha sacado muchos rasgos de él. ¿Saben ella lo que somos? No exactamente. ¿No exactamente? —¿Tiene usted la misma afección que tenía su papá? —le preguntó pasándole la mano por el hombro en un gesto maternal. —¿Afección? Rechazo al sol. —Ay señorita, su papá tenía una gran alergia a la luz solar. Fotodermatitis, le llaman. Y fíjese que aquí en Inglaterra no hace mucho sol, pero recuerdo que una vez, por error —aclaró levantando las cejas, —dejamos el ala norte con las ventanas abiertas y subidas hasta arriba para que se ventilara la casa y su papá se quemó y le salieron ampollas por todos sitios...
Dios mío, esa mujer era una taladradora. Pero cariñosa y muy amable, así que camila sonrió y se dejó guiar por María.
La llevó a un salón exquisitamente decorado con estilo Art Deco, minimalista y muy cálido. Con colores vivos y con carácter.
Una mesa de cristal, con columnas negras de mármol como soporte, se erigía en un extremo del salón. Chimenea, amplios sofás de piel y cuadros de firma amueblaban el lugar. Al lado de la mesa, unas extensas cristaleras daban a su propio jardín de propiedad. En el jardín había una fuente con un Buda enorme de piedra en el centro y varias flores de loto flotantes. A lo lejos se veía una pequeña capilla blanca y roja, con cojines tirados en el suelo en su interior.
—Siéntese señorita. Está hecha un palo, tiene que comer para que el hombre tenga donde coger ¿eh? —se giró y miró a Caleb guiñándole un ojo pícaramente.
¿Había hecho realmente eso María? Camila  hizo como si no hubiera escuchado nada. —Descuida María —contestó lauren una sonrisa lobuna que ya conocía camila, —camila está perfecta como está. Prieta, esbelta y todo en su sitio —dijo con voz ronca.
—Ya basta —camila frunció los labios, irritada y miró a Taylor  que seguía los comentarios muy entretenida.
—A mí no me mires —dijo ella levantando las manos. —Si él lo dice, será verdad.

Almas gemelas (camren G!p adaptacion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora