capítulo 68

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—Sí... segurísima —había dudado ante la respuesta.
Lauren asintió lentamente y salió de la habitación para dirigirse al vestidor y coger ropa nueva. Camila quedó mirando la puerta con el corazón y los labios temblando. Tragándose unas inesperadas lágrimas apartó las sábanas y salió de la cama. Se dirigió al baño y abrió la ducha de hidromasaje. El agua estaba calentita, así que se colocó debajo del chorro, echó la cabeza hacia atrás y abrió la boca para que el agua entrara dentro. Se enjabonó rápido intentando no pensar en el modo que tenía lauren  de tocarla, de acariciarla y de contactar con ella tan íntimamente. El jabón olía deliciosamente, a cítricos. Como élla.
Salió de la ducha vestida con una toalla que cubría su desnudez y con el pelo negro mojado. Lo desenredó y lo dejó todo peinado hacia atrás. Se sentó en la cama, sintiéndose todavía ligeramente conmocionada ahí abajo. Lauren  era realmente grande.
La vaniria  abrió la puerta con ropa para ella. Se la entregó sin mirarla a los ojos. Había comprado una tienda entera de accesorios y ropa de todo tipo para camila y algunas prendas se las había quedado élla para días como esos, pensando que tendría muchos con ella, en los que la joven acabaría en su cama sin haberlo tenido planeado.
Se suponía que camila  tendría que estar deseando acostarse con élla de nuevo, pero no era así. Ella quería huir. Todas las mujeres que hubo antes que ella, se morían por estar con ella después de practicar el sexo y élla las repudiaba. Ahora sucedía al revés, élla era la rechazada y no le gustaba como se sentía.
—Toma, ponte esto —le dijo.
Camila  cogió la camiseta negra ajustada y los téjanos de chica bajos de cintura. Incluso había un conjunto rojo de ropa interior Victorias Secret. Se levantó de la cama, agarrándose la toalla.
Lauren  la observó y tuvo que reprimir un suspiro. Dios, era tan hermosa. Se la notaba incómoda e insegura. Ls miró con esos ojos de color violeta y le dijo: —Gracias.
Lauren aclaró la garganta.
—Tu abuelo viene hacia aquí. Vístete rápido, está muy mosqueado porque has pasado aquí la noche.
—Ya... bueno —tenía que quitarse la toalla de encima y, ahora después de todo lo dicho, no parecía correcto desnudarse ante ella. —¿Podrías...? —con la mano le indicó que se diera la vuelta.
No, por supuesto que no —su mirada era fría, pero en sus pupilas dilatadas también había un leve reflejo de dolor. —No hay nada que no haya visto ya. Date prisa, le quedan cinco minutos.
Parada frente a ella, tan alta, tan amenazadora y espléndida, tuvo que hacer acopio de fuerzas para no echarse encima de élla y violarla en el suelo. Ella era un adonis moreno y de una belleza tan salvaje y cautivadora que no parecía real.
Lauren  se estaba comportando como una borde. Quería incomodarla pero camila  no podía detener la reacción de sus hormonas ante élla. Era perfecta y su gusto por la moda, impecable. Ahora llevaba un pantalón negro y una camisa Burberrys ligeramente abierta hasta el pecho, que combinaba con el color de ojos de camila . Llevaba un Tagheuer enorme en la muñeca y miró la hora. Ella olía a Allure.
En un impulso camila dejó caer la toalla y se quedó desnuda frente a élla , mirándola con desaprobación porque no se había dado la vuelta, pero con innegable deseo. Oh Dios, la deseaba de verdad otra vez.
Lauren miró de arriba abajo, acariciando con la mirada el espléndido cuerpo desnudo de camila . Las piernas duras y ligeramente musculadas, los gráciles huesos de sus caderas, su abdomen liso, su cintura estrecha, los pechos perfectos y aquella cara adorable y bella.
Ella no supo muy bien como sucedió, pero al instante estaba deseando como loca que ella la tocara. ¿Pero estaba enferma o qué? Le había dicho que no se iban a acostar más y al cabo de nada estaba rogándole con lenguaje corporal que la manoseara y la estimulara como antes. Así no la iba a tomar en serio nadie.
Lauren  tuvo una erección de caballo, pero sus ojos se mantenían inexpresivos mientras la exploraban como si ella fuera una mercancía. —lauren , yo... —dio un paso hacia ella.
—¿Tú qué? —se acercó amenazadora. Ocultó las manos en los bolsillos, para que ella no se diera cuenta de lo apretado que tenía los puños.
Ella tragó saliva, pero no retrocedió. Lauren  quería asustarla, estaba enfadada. Y ella sentía de nuevo necesidad de élla y no sabía ni disimular ni quería hacerlo. Sólo quería que élla  volviera a abrazarla y a hacerle el amor.
—Mira, a lo mejor yo... estoy un poco c... —Cachonda.
—Iba a decir confundida —gruñó ofendida por sus palabras.
—Ahora estás cachonda —le dijo en tono hiriente, —y quieres que te toque ¿verdad? Pero, cariño, es sólo algo físico, como tú bien dices... una reacción que seguro —se burló incrédula — te puede despertar otra. No seré yo quien te quite esa ilusión.
Sus palabras eran un chorro de agua fría. Camila  bajó la mirada a su cuerpo expuesto y se puso las braguitas lo más rápido que pudo, ante los ojos duros de lauren . Nunca había sentido vergüenza de su cuerpo. Ahora, sí.
—Necesitas una ducha fría, camila
¿Cómo podía ser tan cruel? Camila  sentía la necesidad de estar con él físicamente, de unirse a su cáraid. Pobrecita, pronto la estaría deseando tanto que hasta le dolería el cuerpo por ello y ella era una completa novata en esto. Inconscientemente se le había ofrecido en bandeja, pero por esa misma razón la había rechazado. Está bien, también quería devolverle el golpe, pero camila  tenía que saber que aparte de esa unión sexual había algo más fuerte. Lauren  lo sabía y ella también tenía que saberlo.
Camila  apretó los dientes. Se puso el sostén, la camiseta y los téjanos. Pero no dejó de mirarla en ningún momento, aguantando como una campeona el bochorno. Estaba roja como un tomate y sentía un poco resquebrajado el corazón. Bueno, ya sabía lo que se sentía al ser rechazada. ¿Así se habría sentido lauren?
Lauren  no entendió muy bien todo lo que salió de su boca una vez la vio vestida. Pero fueron palabras que hubiera deseado no decir jamás, palabras escogidas para lastimar a mujeres orgullosas y hermosas como ella. Palabras que ninguna cáraid quisiera oír y menos una con sangre berserker en sus venas.
—¿Creías que iba a caer a tus pies, bonita? ¿Qué no me iba a poder resistir? —frunció el ceño. —Te sobrevaloras demasiado —se estaba pasando. —¿Me crees un animal salido, camila? Sí, ya veo. Uno que al verte desnuda se hubiera arrodillado ante ti y hubiera olvidado todo lo que has propuesto sólo para poder follarte. Soy una guerrera, guapa —dijo con desprecio— y no me gusta que me vapuleen —plantó toda su altura ante ella y la obligó a que echara la cabeza hacia atrás para mirarle. Los colmillos de lauren  sobresalían de su labio superior. —Así que, ya ves. De nada te ha servido actuar como una «calientapollas». No he caído —sonrió orgullosa. —A lo mejor no eres tan irresistible como te piensas. Bueno, nunca es tarde para que te pongan los pies en el suelo. Vaya... —puso un gesto teatral de asombro— esto me hace pensar... A lo mejor no eres tú mi cáraid y nos hemos equivocado rotundamente, ¿acaso no es eso lo que crees? —la tomó de la barbilla para asegurarse de que veía sus ojos cuando le soltara la última puñalada. —¿Dime camila ? Porque a lo mejor tienes razón ¿sabes?.. Mi mujer —señaló— tiene que ser más mujer, no una niña caprichosa.

Almas gemelas (camren G!p adaptacion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora