capítulo 91

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—Por favor...
Camima negó con la cabeza. El nudo que tenía en la garganta le dolía incluso al tragar saliva. El torso de lauren  desprendía calor y calentaba su espalda. —No soy una calientapollas, ¿me oyes? — Sí, te oigo. Lo sé. —Dilo.
—No eres una calientapollas. —Me has hecho sentir sucia, lauren . Lauren  apoyó la frente en su hombro y se lo besó con dulzura. —Perdóname. Quería molestarte porque me estabas rechazando. No pensaba nada de lo que dije.
Camila  cerró los ojos e inspiró.
—Bebe, mo bréagha donn. Toma lo que es tuyo —rogó élla .
No fue consciente del hielo que se había depositado en su corazón hasta que lauren , con esa voz grave y seductora, le había dicho eso en aquel idioma que empezaba a recordar. Todo el hielo frío se había deshecho ante su reclamo.
Su mente se trasladó a los recuerdos de alex  y sinu .
Una noche los espió haciendo el amor. Alex le susurraba eso al oído de su madre. Mo bréagha donn. Mi chica hermosa.
Su chica hermosa. Ella era la de lauren, pensó mientras élla la abrazaba rodeándole el vientre con más fuerza.
Su cuerpo entró en calor. Su mente contactó con su cuerpo y con su corazón y se deshizo en los brazos duros y llenos de promesas sensuales de lauren . Todas las barreras mentales desaparecieron cuando lauren  le habló en su lengua paterna y entonces se fundió con ella. Sintió que su hogar regresaba, que retomaba sus orígenes y que, por fin sabía, a quien pertenecía. Recordaba el gaélico.
—¿Qué quieres de mí, lauren ? ¿Qué? —susurró ella abatida, pasando los labios por la sangre del antebrazo de lauren . Cómo le gustaba su sabor. Cómo la necesitaba.
Lauren cerró los ojos y suspiró de placer cuando ella lamió descaradamente la marca de sus incisivos.
—Liuthad, mo álainn(todo bella mia).
—¿Todo? Pero yo no soy lo que tú quieres —musitó contra la herida, contrariada por lo que deseaba hacer y por lo que suponía que no debería hacer.
—Basta, camila  —le pidió con la voz desgarrada. —Olvida lo que te he dicho esta mañana. Sé muy bien quién eres y qué significas para mí, pero tienes que demostrártelo a ti misma —lamió el lóbulo de su oreja y lo mordisqueó provocando que ella se estremeciera. —Necesito que me calmes, porque esta mierda que me han dado —deslizó la mano del vientre hasta uno de sus pechos y lo cubrió por completo hasta que se le hinchó y se le endureció, —me está volviendo loca. Y yo sólo puedo pensar en meterme dentro de ti —le masajeó el pecho con la mano y luego la deslizó hasta su cadera. Allí tomó el camisón, que estaba arrugado sobre su cintura, y lo deslizó hacia arriba mientras besaba la piel que poco a poco se iba descubriendo.
A camila  le costaba respirar. Lauren  lamía y besaba su espalda y a ella le temblaban las piernas. Un beso en el coxis, otro en la columna, un lametón en la espalda, un pequeño mordisco en la nuca.Lauren acabó sacándole el camisón por la cabeza y dejándola completamente desnuda delante de élla. Volvió a apoyar la mano derecha en la pared y acercó su pecho a la espalda de ella.
Camila dirigió sus labios a la herida sangrante de lauren . Sabía que estaba desnuda de espaldas a élla y no se atrevía a girarse y encargarla. Estaba completamente vulnerable y sensible a cualquiera de sus acciones.
Lauren  se deleitó en las curvas de su cuerpo, en su piel y gruñendo de placer se apretó contra ella.
—Deseo ser parte de ti —murmuró deslizando la mano izquierda hasta su vientre. —No quiero volver a pelearme contigo porque eso me destroza. Voy a ser paciente y comprensiva. Quiero aprender a estar junto a ti. Ha sido tanto tiempo sin depender de nadie, tanto tiempo tomando yo todas las decisiones, que me cuesta compartir, me cuesta delegar. Pero quiero hacerlo contigo, quiero hacerte feliz... y voy a luchar por ello. —lauren ..
—Y para empezar, quiero llegar hasta donde me deje tu cuerpo, hasta donde tú me permitas — deslizó los dedos hasta su triángulo de rizos negros y jugó con ellos. —Darte un placer sublime, ese placer que sólo se consigue entre las parejas vanirias. ¿Me dejas entrar?
Camila inspiró profundamente y le acarició el antebrazo con la mejilla. ¿Qué podía hacer ante élla, ante sus súplicas sinceras? Sintiéndose impotente y completamente a su merced le clavó los dientes en la parte interna de la muñeca y bebió de élla sin ser gentil ni delicada.
Toda la rabia, todo el dolor por ser tan débil frente a él fue expresado en ese mordisco.
Lauren  sintió que su erección crecía tanto que hasta le dolía. Tensó la mano sobre el sexo de camila  y lo apretó, jadeando de placer y haciendo que ella se quejara al sentir el tirón de su vello púbico.
Camila  dio un respingo al sentir cómo élla la amarraba y cerraba el puño sobre sus rizos más íntimos y decidió beber más, tirando de su piel y clavando los colmillos con más fuerza, reteniendo el brazo de lauren  con sus manos. Mientras bebía, sentía cómo el hombro cicatrizaba por sí solo y cómo la mejilla y el labio dejaban de escocerle. Lauren  la estaba curando.
Lauren gimió y apartó el antebrazo. Se hizo un desgarro y provocó que camila casi sollozara de la frustración. La seguía teniendo cogida por sus partes más íntimas, pero esta vez había abierto la mano y extendido uno de sus dedos por la apertura.
Camila  sentía que estaba húmeda y le dio igual. Necesitaba a lauren .
Lauren  se echó la mano a la bragueta del pantalón y liberó su pene, que palpitaba y señalaba las nalgas de camila  como si fuera Colón el Conquistador. Deslizó la mano del brazo herido, que todavía palpitaba por el furioso mordisco de camila , y lo dirigió por detrás de sus muslos, alzando su pierna derecha en un ángulo de noventa grados respecto a su pierna izquierda, mientras que con la otra mano seguía humedeciéndola, presionándole el clítoris de forma continuada.
—Poco a poco, mi nena. Sé que estás enfadada. No pienses que te privo de mí —le dijo dulcemente. —Pero no puedes beber demasiado ahora, cariño —se apretó contra ella y colocó la punta de su pene en la entrada de camila . —El veneno corre por mi sangre y no quiero que te sientas tan mal como yo. Necesito que tú me mantengas en tierra, ¿me entiendes?
Camila  se apoyó con las dos manos en la pared y dejó caer la frente hacia delante. Así logró permanecer en equilibrio, pues sólo se sostenía con la pierna izquierda. Intentó tomar aire de manera trémula.
—Estás enojada. Yo también lo estoy conmigo misma, ¿sabes? —acarició los labios internos con el glande.

Almas gemelas (camren G!p adaptacion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora