capítulo 43

184 12 1
                                    

—¿POR QUÉ hemos quedado aquí? Es un restaurante griego —dijo camila entrando casi a trompicones. —¿Vosotros lo hacéis todo así? —¿Así cómo?
—Así... —señaló todo lo que le rodeaba. —Tan... esnob. ¿No podéis quedar en un sitio resguardado de todo y hablar clandestinamente? —¿Cómo en las películas? —sonrió frunciendo el ceño. —Por ejemplo, sí.
—Hay muchas formas de llegar a acuerdos. Y además, reunimos en público nos prohíbe enfrentarnos.
—¿Lo hacéis como una medida de prevención, entonces? —Más o menos —se encogió de hombros.
El alboroto era ensordecedor. La gente se reía y daba palmas, ensimismados en sus celebraciones. Un plato volaba hacia la derecha y chocaba contra la pared a punto de golpear un cuadro decorativo de Grecia. La gente vitoreó al que había lanzado el plato y luego se dispusieron a comer tranquilamente como si nadie se comportara esporádicamente como salvajes. —Tenemos una sala para nosotros solos, al fondo —dijo lauren  hablándole casi al oído. Una vez dentro, el primero que fue a saludarla fue su abuelo As. La abrazó fuertemente y le susurró palabras cariñosas al oído.
—Estaba preocupado por ti, cariño —le dijo él. —Estoy bien.
As la miró a los ojos, y vio temor e inseguridad. ¿Qué habían descubierto? —Estoy muy orgulloso de ti, camila Eres una mujer valiente.
Camila  sonrió y los ojos le brillaron de emoción. Su abuelo estaba orgulloso de ella. Su abuelo. Algo suyo, de su familia. Se sintió bien al pertenecer realmente a alguien. Desde su conversión, había descubierto cosas agradables.
Una vez sentados en la larga mesa que habían preparado en U, lauren , camila, As, Noah y Adam se sentaron en el centro. Drew, wesley, Taylor, Gwyn y Beatha, enfrente. Y el resto alrededor.
Drew estuvo mirando todo lo que lauren  había traído de los palés. Hacía gestos de preocupación y de desaprobación mientras Noah y Adam explicaban todo lo que habían descubierto al dejar el palé en el subterráneo del edificio.
—Tienen montado un inmenso laboratorio, de varias salas en las cuales no se pueden acceder sin que sepas los passwords de acceso —explicó Adam. —Noah pudo colarse en una de las salas y vio lo que allí tenían.
—Son cuerpos criogenizados —explicó Noah. —Algunos son berserkers a media transformación, otros completamente transformados y algunos más eran berserkers en estado humano normal —dijo con repulsa. —La sala contigua tiene exactamente lo mismo, pero con cuerpos de vanirios.
Los allí reunidos murmuraron en desaprobación.
—Guardan unas inmensas neveras en las mismas salas, donde hay una serie de probetas que se mantienen congeladas. Son... —se secó la frente de sudor— muestras de esperma masculino y óvulos femeninos. Unos de unas especies y otros, de otra. —Dios mío... —dijo camila ahogadamente.
—Otras probetas contienen muestras de sangre, hay crisoles con tejidos membranosos que no pude descubrir qué eran... Pero lo peor... —¿Qué? —preguntó impaciente As. —Tienen embriones humanos criogenizados. Muchos de esos embriones están a medio camino de formarse, algunos con malformaciones espantosas... Garras en vez de manos, ojos oblicuos, colas a medio formar... Es repugnante. Tiene muchas más salas cerradas... estoy seguro de que tienen a gente de los clanes todavía con vida... lo intuyo.
Se hizo el silencio. A lo lejos se oía algún que otro plato volando.
Entraron los camareros sirviendo platos por doquier y todos se comportaron con normalidad, sin levantar suspicacias de ningún tipo. Camila  miró su plato y frunció el ceño. —¿Qué es esto? —le preguntó a lauren .
—Se llaman Kolokitakhia —respondió élla sonriendo. —Son calabacines con aceite de oliva y ajo. —¿Ajo? ¿Por la noche?
—Así ningún vampiro te morderá —arqueó las cejas divertida.
—Ya, que graciosa. ¿Y esto? —señaló un plato con patatas y hojas verdes.
—Son Dolmades —explicó mientras se metía un trozo de calabacín en la boca. —Es estofado con hojas de viña.
—Parece vegetariano... ¿No coméis carne? —a ella no le gustaba la carne. Era vegetariana. —No. Es lo único que nuestro cuerpo no admite—contestó ella, cogiendo un bollo caliente que había dejado una camarera. La camarera le sonrió y ella le guiñó un ojo. —Los vanir adoran a los animales y no aprueban que los comamos.
Camila  miró a la camarera y luego la miró a ella. Sintió como si le dieran una patada en el estómago. ¿Cómo se atrevía lauren? Un momento. ¿Qué le pasaba? Quiso hundirse en el asiento cuando descubrió que no le gustaba que esa vaniria arrogante coqueteara con otra mujer.
—¿Estás bien? —le preguntó ella mirándola de reojo. —Claro.
—¿Te ha molestado algo, princesa? —sonrió maléficamente.
La miró y echó los hombros hacia atrás. Cuando la llamaba así parecía que se despegaba del suelo. Echando mano a la coherencia, se esforzó por sonreír y morderse la lengua.
Lauren  vio que la sonrisa no le llegaba a los ojos. Camila  se olvidaba que ella podía leerle la mente. Lauren sabía que estaba muy celosa. A lo mejor, ellos dos si podían tener una segunda oportunidad. Con ánimos renovados, le ofreció un trozo de bollo. —Pruébalo. Está calentito y tierno.
—Tengo un hambre de mil demonios, pero si como corro el riesgo de sufrir una indigestión. —Come o te romperán un plato en la cabeza —le sugirió él comiendo también con toda confianza del plato de ella. —Es la tradición. Si no comes sus especialidades, se sienten agraviados, así que te estrellan la vajilla contra el cráneo.
—Supongo que todos rebanáis los platos. —Los dejamos limpios.
—Pero, si por mucho que comamos no nos saciamos... —jugó con una patata estofada— ¿por qué comemos?
—Puede que no nos saciemos, pero las papilas gustativas no las tenemos atrofiadas. Comer es un placer. Y a los vanirios nos encantan todos los placeres mundanos —dio un sorbo a la copa de vino tinto que le habían llenado.

Almas gemelas (camren G!p adaptacion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora