capítulo 95

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—dejó caer su cabeza sobre el cómodo pecho de lauren y frotó su nariz como una gatita saciada y feliz.
Lauren  sonrió y la habitación se iluminó.
—, camila quiero  que te duermas así, conmigo dentro —murmuró sobre su largo pelo.
—Así no voy a poder —besó su tetilla con plena confianza y volvió a mirarla a los ojos. — ¿Todavía no te he saciado?
—Me siento plena y llena de ti —sonrió.
—No, cariño —dijo arrastrando las palabras dulcemente. —Yo sí que estoy llena de ti —levantó la ceja y sonrió ampliamente. —Tengo el vientre ardiendo... —susurró escondiendo la cara en su pecho. —Me gustaría ir a limpiarme.
—¿Te sientes sucia? —preguntó ella a la defensiva.
—No, lauren —volvió a alzarse y a besarla en los labios, mordiéndolos y succionándolos a placer. —Estás muy susceptible —bromeó al besarle la nariz. —Pensaba que querrías...
—No —contestó ella masajeándole la espalda. —Me gusta tenerte así. Si te noto rodeándome, siento alivio, álainn —posó sus inmensas manos sobre sus nalgas y la apretó contra ella. —No me eches.
—¿Es una orden? —preguntó ella acariciando su piel con los labios y alzando sus perfectas cejas para mirarla.
—No. No lo es —ella la miró a su vez. —Te lo estoy rogando. Camila , por favor...
Ella alargó su mano y colocó los dedos sobre su boca para silenciarla. Si tuvieran más luz, lauren  habría jurado que ella se mordía el labio para no echarse a reír.
—Cállate, pequeña —le espetó imitando su modo de hablar. —Nunca he dormido así, no sabía ni que se podía realmente, pero creo que nada me gustará más que dormirme contigo en mi interior, tonta.
Miró directamente las ventanas y ordenó que se cerraran. Luego ordenó a las persianas que se bajaran por completo.
—No queremos que el sol de la mañana te achicharre, ¿verdad? —le susurró ella con una sonrisa. Le dio un ligero beso en los labios y se apoyó en élla.
Camila  cerró los ojos sobre su pecho y, aunque lauren  no le hubiera dejado, ella tampoco sintió ganas de apartarse de ella. Lauren  las tapó a las dos con la sábana, sonrió al oír las palabras de ella teñidas de satisfacción sexual, la besó en la coronilla y sucumbieron al sueño.
Quedaban dos horas para el amanecer. Lauren  no dejaba de observar a esa chica temperamental y hermosa que tenía entre sus brazos. Seguían unidas, pero de lado, uno enfrente del otro. Una de las firmes piernas de camila  descansaba sobre la cadera de lauren .
Élla la miraba embobada. Jugaba con un mechón de pelo negro entre sus dedos. Inclinó la vista hasta sus pechos. Estaban rojos por la fricción y los besos, y el izquierdo tenía delineadas las hendiduras de sus colmillos. Sopesaba si cerrarle esa marca territorial con su propia lengua o si debía dejarla semi-cicatrizar. Le gustaba la idea de que camila  llevara en su cuerpo restos de la pasión que compartían. Ella era suya, maldita sea.
Camila  tampoco le había cerrado las heridas, pero ella no sabía que su saliva era cicatrizante si lamía el cuerpo de su pareja con esa intención.
Ella sí. Deslizó el índice por el hoyuelo de su barbilla y sonrió con orgullosa. Quería que ella llevara sus mordiscos, pero antes le preguntaría. En otros tiempos, élla hubiera decidido sin preguntar, pero esa mujer era tan importante para élla que no permitiría que su arrogancia y sus ganas de dictarlo todo estropearan la pequeña confianza que parecía haberse forjado entre ellas en aquel interludio amoroso.Nunca había tomado a una mujer de ese modo, tan avaro y codicioso. Pero ella le había correspondido en cada uno de sus movimientos. Se había desinhibido con élla. Sólo de pensar en las veces que se habían corrido a la vez, sintió que se le ponía dura de nuevo. Sus gemidos, el modo de morderse el labio, su tono de voz turbio por el deseo. Menuda mujer...
Acercó el cuerpo de camila  al de élla, aunque tuvo que apretar la mandíbula cuando el interior de ella la aferró de nuevo en un gesto inconsciente. Lauren ahogó una carcajada gutural.Todavía dormida, su cáraid no quería que élla se apartara de ella. Una ola de satisfacción y algo parecido a la más profunda ternura la abrigó. Se sentía viva de nuevo.
QUEDABA POCO para la salida del sol. Camila  abrió los ojos y se encontró con el pecho de lauren . Hundió su nariz en ella, como si fuera la más normal de las cosas, y la frotó cariñosamente mientras inhalaba todo su aroma. Por el amor de Dios, olía tan bien... La mano enorme de ella descansaba sobre su muslo derecho, que estaba apoyado por completo en la cadera de lauren.
Su propia mano estaba posada en la nalga de ella, amarrándola para que no se saliera. Se sonrojó al recordar todo lo que había pasado entre ellas.Hacer el amor era algo increíble. Era la primera vez que confiaba plenamente en alguien. No sólo había entregado a lauren  su cuerpo, su alma y más de la mitad de su corazón, sino todo.
Camila  la observó dormida. Su barbilla no tenía ese gesto severo y mandón que tanto la sacaba de sus casillas. Estaba relajada y sus labios semi-abiertos eran los más apetecibles que jamás había visto.
Cómo la habían besado, qué sinceras habían sonado todas las palabras dichas de esa boca. Apretó los músculos internos y lo acarició en toda su largura. Seguía dentro de ella. Se estremeció cuando se dio cuenta de que incluso relajado era enorme.
Cómo la había mordido. Menuda noche... Menuda verbena de San Juan... Esa noche con lauren , rindiéndole homenaje a su cuerpo, había visto los mejores fuegos artificiales de su vida.
Suspiró más que satisfecha, rozó con sus dedos aquellos labios de pecado y perfiló su forma y su silueta.
Sí, menuda noche... Justo cuando creía que élla  iba a volver a derribarla, que iban a volver a reñir, lauren  la volvió a sorprender con todas esas declaraciones.
Pero no podía sorprenderse, porque ella sentía la misma necesidad por élla. Y ya le daba igual si era por algo genético o por algo espiritual o emocional. Lauren  había confesado todo lo que ella también pensaba.
Sonrió y volvió a agradecer haber vivido una noche tan explosiva. Sí.
Entre sus brazos podía degustar la seguridad y la protección de aquellos músculos fuertes y grandes. Podía degustar la calma y la serenidad que otorgaba un verdadero abrazo. Un abrazo de oso como el de lauren . Volvió a sonreír. Pegó su cara a su pecho, inhaló y se dejó envolver por el aroma de la vaniria. Menuda noche... Sintió la caricia de lauren . Le acariciaba el pelo con la vista clavada en su cara. Ella era una bendición y todavía no podía creer que le perteneciera, que la tuviera relajada sobre ella. Estaba lo suficientemente confiada como para yacer desnuda semi-apoyada en su cuerpo y adormecida.
Camila se desperezó como una garita, acariciando conscientemente el pecho de lauren  con la mejilla. Se encontró con la mirada concentrada de ella. Sonrió y le besó la tetilla como si ese gesto fuese lo más normal del mundo con ella.
—¿Hora de levantarse? —preguntó ella con voz ronca.
—Sí. Ahora viene cuando me dices que no quieres saber nada de mí y que lo que hay entre nosotros no es tan importante, bla bla bla —gesticuló de manera cómica.
Camila  se apoyó en el codo y la miró con unos ojos que mezclaban la diversión y la aflicción. —No lo diré —negó mirándola con ternura. —No te pongas nerviosa. —¿No lo dirás? Camila  negó con la cabeza y se acercó para besarla en la mejilla. —No estoy nerviosa —sentenció ella intentando parecer fuerte.

Almas gemelas (camren G!p adaptacion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora