capítulo 54

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Lauren permanecía  en su cama, con los ojos abiertos pero sin mirar a nada en concreto. Estaba catatónica. Sin embargo, su cabeza funcionaba. Recordaba todas las batallas al lado de sus amigos, recordaba a su madre, a su hermana... pero todo se nublaba por la necesidad de verla a ella. A esa chica de ojos lilas y boca hecha para besar. Su cáraid. Nunca iba a perdonarse el daño que le había hecho. La muerte era justo castigo por ello.
Drew estaba sentado a su lado. Agarrando su mano con fuerza, intentando transmitirle ideas de paz, de sosiego. Había limpiado las heridas y las había esterilizado, pero nada de eso podría ayudar ya a su amiga. La mente de lauren era un torbellino de culpa y de dolor. Su amiga estaba perdiendo la vida por una mujer. Por su mujer, su media naranja, su complemento. ¿Por qué los dioses les habían dado ese talón de Aquiles? Freyja era una zorra.
Las puertas del balcón se abrieron, y entró wes con camila en brazos. La bajó y dejó que ella se dirigiese a lauren . No titubeó. Se fue directa a ella, con determinación.
Drew la miró estupefacto. ¿camila  por fin había comprendido? Los dioses estaban de parte de su amigo. Wes le sonrió y asintió con un gesto de su cabeza. Drew exhaló y miró al techo deletreando la palabra gracias en silencio.
—Largo —les dijo camila  sin dejar de mirar el cuerpo de la  morena peligrosa. Nadie iba a ver como lauren  la mordía porque le parecía algo extrañamente íntimo y personal. No quería espectadores.
Wes y drew saltaron por el balcón y desaparecieron por el horizonte.
Camila nunca se había sentido tan poderosa. ¿Ella tenía capacidad para dar vida? Sí. Ella podía salvarla. La iba a salvar de esa oscuridad y de esos malos modales que tenía. Lo iba a hacer por estar en deuda con ella y a partir de entonces su trato cambiaría.
Lauren  no la había visto entrar. De hecho, era poco consciente de lo que ocurría a su alrededor. Hasta que sintió un cuerpo caliente a su lado. Un cuerpo que nada tenía que ver con el de su amigo drew.
Camila  sintió que su corazón se desgarraba. Sentía dolor físico por el dolor de la . Alargó una mano hasta su cabeza y le acarició la frente peinándola con los dedos. Lloró en silencio. Laure. tenía el pecho abierto, el cuello desgarrado, el hombro en carne viva, y ella sabía perfectamente, que su espalda no estaba mucho mejor. La cama estaba llena de sangre.
Lauren enfocó los ojos y entonces la vio. Sus ojos verdes apresaron los lilas que tenía enfrente. Unos ojos rasgados, llenos de lágrimas del color de las campanillas. Tragó saliva y su mirada esmeralda se llenó de calor y ternura por ella.
—Camila .. —susurró élla con mucho esfuerzo. —Lo siento...
—Chist... —le dijo ella admirando su rostro y poniéndole un dedo sobre los labios. —No hables. No sabía muy bien qué era lo que tenía que hacer, pero se dejó guiar por la intuición. Cogió su bolso y lo dejó caer al suelo. Se quitó la chaqueta, la tiró al suelo. Agarró su melena y la apoyó toda sobre su hombro derecho. Dejó la yugular al descubierto. Estaba terriblemente excitada y aterrada a la vez.
Lauren seguía con los ojos y éstos se quedaron clavados en su bello y elegante cuello. Camila arrodilló lentamente, sin perder el contacto visual con ella y se inclinó hacia élla dejando su cuello a la altura de sus labios secos. Entonces ella se acercó a su oído y rozó el lóbulo de lauren  con sus labios.
—Bebe de mí, lauren  —susurró dulcemente.
Lauren se quedó inmóvil. Se le estaba ofreciendo. No hizo nada, pero seguía mirando su cuello que palpitaba acelerado. Estaba nerviosa. Camila estaba nerviosa por élla. Hizo esfuerzos por levantar el brazo y cogerla de la nuca para inclinarla a élla. Pero no tenía fuerzas. Difícilmente llegaba aire a sus pulmones.
Camila levantó la cabeza y la miró con preocupación. Entonces entendió que lauren  no podía hacer ningún tipo de movimiento. Dios, se iba a morir de verdad si no se daba prisa.
Con manos titubeantes, camila pasó la mano por debajo de su vestido y se tocó la parte exterior del muslo. Allí tenía su puñal, el puñal de su padre sujeto a una cinta de cuero. Lo sacó y miró la hoja afilada. Sin pensárselo dos veces, se hizo un corte en el cuello, siseando de dolor.
Entonces, con la herida abierta se volvió a ofrecer a lauren . Colocó su cuello sangrante sobre los labios de lauren  la tomó del cuello, levantándolo para que bebiera. Cuando la primera gota de sangre cayó en la boca semi-abierta de lauren  las pupilas de la vaniria se dilataron y sus ojos se agrandaron tensando los dedos de las manos. Camila era todo lo que ella deseaba, todo lo que necesitaba y su sabor la enloqueció. Todos sus órganos internos empezaron a funcionar frenéticos, el corazón golpeaba con fuerza despertando de nuevo a la vida. Lauren  levantó el brazo con fuerza, cogió a camila de la nuca y la acercó más a su boca.
Cuando lauren presionó sus labios a su corte lacerante y hundió los dientes en su cuello, camila creyó que iba a morir. Un escalofrío erótico recorrió todo su cuerpo y supo que era allí donde ella tenía que estar. Lauren agarró sin gentileza, exigiendo y tomando. Y ella dejó de ayudarla. Lauren ya se aguantaba por sí sola, así que ella se rindió.
Camila era tentación, era vida, era luz. Bebiendo de ella,laureb se inclinó hacia delante y quedó sentada en la cama. Cogió a camila con un gruñido de placer y la sentó sobre su regazo. No supo cuánto la necesitaba hasta que la tuvo entre sus brazos.
Camila  sabía que tarde o temprano iba a ser pasto de las llamas. Los labios sensuales de lauren  la succionaban, la chupaban con una ansiedad que rozaba la locura. Todo lo demás se desvaneció. Le echó los brazos al cuello, pasó sus dedos por el espeso pelo de lauren y la apretó más contra ella, instándola a que cogiera todo cuanto quisiera. Se entregó a élla  y pensó que no había muerte más dulce que esa.
Para intensificar todas las sensaciones que se arremolinaban entre ellas, empezó a llover con mucha intensidad. Tanta que el viento de la tormenta saqueó las cortinas de gasa roja transparente que cubrían los balcones animándolas a bailar, a seguir el ritmo de la lengua y los dientes de la vaniria.
Lauren  volvía a la vida. La había apresado entre sus brazos sometiéndola a una cárcel de piel y músculos, de donde ella ya no podría salir nunca. No habría liberación. Ella, su presa. Ella, su carcelera.
Camila empezó a moverse inquieta. A frotar las caderas contra ella, a abrazarla con más fuerza. Algo en su interior despertaba a la vida con lauren  algo que había dormido durante veintidós años. El frenesí de subyugarse a una fuerza superior. Al deseo. No podía sentirse más asustada y desesperada de lo que estaba, pero la necesidad de que algo a alguien llenara el  vacío que empezaba a sentir en el estómago, podía con sus temores.
Lauren la acopló a élla de modo que toda la parte superior del delicioso cuerpo de camila  quedara en contacto con el suyo. Sintió los pechos presionados a su torso, y escuchó el gemido de alivio que salió de los labios de su cáraid. Con un gruñido de placer desclavó los dientes del elegante cuello. Lo hizo poco a poco, porque quería sentir como camila estremecía.
Y vaya si se estremeció. Los dientes le habían penetrado la piel, y ahora sentía como élla  los sacaba de ella, deslizando cada milímetro de longitud con cuidado. Fuego líquido se concentró en su entrepierna. Fuego suave y húmedo que reclamaba que alguien lo apagara.

Almas gemelas (camren G!p adaptacion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora