Almas gemelas (camren G!p adaptacion)

capítulo 82

—camila , déjanos esta noche —le dijo con decisión. —Y después de hoy, hablaré con lauren  para ponerte en las patrullas y para que vengas con nosotros.
Camila  se enfureció al darse cuenta de que incluso su abuelo As había cedido parte de su potestad a lauren . Como si todos ya admitieran que ella era de la vaniria y que nadie más que él decidía sobre ella.
—¿Por qué tienes que preguntarle nada a ella? —gruñó ella secándose las lágrimas de un manotazo...
—Porque es tu pareja —contestó su abuelo cortante. —Y porque estamos poniendo paz entre los clanes después de una guerra que ha durado más de dos mil años. No ayudaría a conseguir esa paz que un berserker y un vanirio se pelearan sobre la custodia de una híbrida. —Pero yo soy tu nieta... —gritó herida.
—Y también eres su mujer, desde el mismo momento en que te marcó— la tomó de la cara con cariño. —Puede que las cosas sean difíciles entre vosotros ahora. Tú la rechazaste y ella está herida. —Y luego élla  me rechazó a mí de un modo cruel. ¿Eso no te lo ha dicho? —Es una riña de enamorados —sonrió quitándole leña al asunto. —¿Enamorados? Ella no está enamorada de mí... —dijo nerviosa. —Sólo es un dependiente, porque yo soy su menú diario.
—Dudo mucho que una carta de menú ilumine los ojos de un vanirio, especialmente de ésta tan taciturna, cómo lo haces tú. Incluso estando peleadas lauren  se iluminaba cuando te miraba y se erguía orgullosa en la silla. Dudo mucho que una carta de menú pueda preocupar tanto a una mujer  como a lauren .
Tendrías que haberla visto en cuanto le di la noticia de que te habían atacado. Se puso pálida y hervía de furia, más de lo que lo hace habitualmente. Antes de que nos diéramos cuenta, ya había cogido el coche para ir a buscarte.
Camila  se imaginó a lauren  actuando de ese modo tan impulsivo por ella.
—Ponte en sus manos —sugirió As. —Ella  cuidará de ti como nadie, estoy seguro. Y vuelve a compartir tu mente con ella, camila . Élla  habría venido volando, si le hubieses dicho qué te estaba pasando. Piensa en tu seguridad.
No podía. ¿Ponerse en sus manos? ¿Más aún? No. No si lauren  lo tomaba todo de ella y élla no le daba nada.
Asombrada y asustada a la vez por esa revelación, entendió que necesitaba que lauren  también se pusiera en sus manos. Que la quisiera con toda su alma y le entregara su corazón. Necesitaba que élla la amara.
Se cubrió la cara con las manos y negó con la cabeza, incrédula al darse cuenta de que si ella exigía eso de élla era porque estaba dispuesta a darle a élla lo mismo. Porque estaba enamorada de ella. No podía ser.
—Me siento enferma... —dijo ella.
—¿Te sientes mal? —preguntó As preocupado. —Sólo necesito estar en mi casa.
—DREW, DÉJAME en paz —gritó Taylor  al vanirio cuando no dejaba que diera un paso sin él detrás de ella.
—No me grites —replicó él con calma. —Después de lo que nos has contado, no dudes ni por un minuto de que puedas librarte de nosotros.
—lauren , os estáis pasando —taylor  miró a su hermana que estaba impertérrita observando los jardines a través de la ventana de su salón. De ahora en adelante la iban a vigilar muy de cerca, pues sabían que también corría peligro.
—Olvídame, taylor  —dijo su hermana muy tensa apoyándose en el sofá. —Por tu culpa camila
 no habla conmigo. Le has enseñado a protegerse y...
—¿Perdona? —dijo su hermana asombrada cortándola. —camila no te quiere hablar porque eres una bruta, no porque yo le haya enseñado nada, hermanita. Yo también estaría muy mosqueada contigo si mi cáraid fuera una mandóna dictatorial como tú que además me oculta cosas y no tiene paciencia conmigo. Lauren  no respondió a la pulla.
Ya había atardecido y desde que lauren  había llegado de ver a camila  no se había movido de la butaca. Llevaba horas oyendo discutir a Taylor  y drew por lo mismo.
Drew iba a ser su guardaespaldas particular y Taylor  no lo quería tener a menos de dos metros, mientras que wes se reía entretenido de verlos enfurecidos el uno con el otro. Lauren , sin embargo, tenía la mente en otro sitio. Pensaba en camila .
Cuando había llegado con el coche y la había visto en el jardín de la casa de taylor de pie, bajo la luz del sol, herida y con los ojos llorosos, algo se deshizo en su endurecido corazón.
Quería consolarla y cuidar de ella. Camila había demostrado ser valiente y muy protectora de los suyos, incluyendo a Taylor en ese grupo de personas.
Ella sólita, sin ayuda de nadie más, había cuidado de su hermana, peleado como una tigresa y además sangrado por ella. Y élla no había hecho nada para prepararla, ni siquiera para explicarle la clase de poderes que poseía. No, no lo había hecho porque no la quería peleando a su lado. No se lo perdonaría nunca si ella resultase herida o muerta en una batalla y élla no hubiese podido salvarla. Como pasó con su padre, su madre y con Alex. Pero mira por dónde, había resultado herida igual.
No dejaba de pensar en ella. La admiraba. Admiraba su coraje para luchar por lo que era justo según sus principios y, por lo que ella le había demostrado, tenía unos principios muy valiosos. Para una mujer  como lauren , una que mandaba sobre los demás, una que tenía siempre la última palabra, que era respetada y querida por su clan, encontrarse con camila  no sólo era aterrorizante sino que además era subyugante. Sólo podía hincarse de rodillas ante ella y ponerse a su entera disposición. Ella, con su carácter desafiante, con sus caricias y su aceptación, con sus sermones y sus riñas, le estaba devolviendo parte de la humanidad que había ido perdiendo con los siglos. Y sí, estaba asustada. Asustada porque todos aquellos a los que había estado ligada y había querido por encima de sí misma habían desaparecido, y ella, con toda su fuerza, con todo su poder, no había podido hacer nada para evitarlo.
Si perdía a camila , se volvería loca. Ella estaba en su piel, en su sangre, en su corazón. Y lo estaba por méritos propios.
Taylor  se había salvado por ella. Y resultaba turbador, darse cuenta de que su pareja, había dado la vida por alguien de su familia. Camila  ahora era su familia. Su vida. Su compañera.