capítulo 63

233 15 2
                                    

increíble, el más poderoso de todos los que yo he visto. Él nos enseñó a luchar y a defendernos. Cece también luchaba bien pero donde alex era frío y calculador, cece se dejaba llevar por el odio y la ira y a veces por su inconsciencia nos encontramos en más de un apuro. Cuando llegó el momento arrasamos con uno de los campamentos romanos asentados en el centro de Britannia. Fuimos uno por uno hasta dar con la zona donde estaba Gall. Lo maté con mis propias manos, a él y al resto de centuriones y traidores que disfrutaban de la protección del Emperador. —¿Y qué pasó con tu madre?
—Gall la vendió como esclava por un puñado de monedas —dijo asqueada. —Duró con ella un mes, hasta que se cansó. Ni taylor  ni yo volvimos a saber de ella. Tampoco drew, wes y el resto supieron de las suyas. Nos dejaron huérfanos, pero el tiro les salió por la culata.
—Erais niños, lauren —alzó la barbilla para mirarle a los ojos. Tenía la mirada perdida y el rostro lleno de determinación. —No debisteis vivir nada de eso.
—Éramos fuertes, altos y expertos en el arte de la guerra y de la magia —volvió a enfocar su mirada en ella y le acarició la barbilla hundiendo el dedo índice en el pequeño hoyuelo de camila . —Muchos de nosotros tenemos sangre druida en nuestras venas. No nos hizo falta nada más que la rabia y el orgullo keltoi para dar con todos y matarlos. Luego fuimos invencibles, y nos encargamos de que los romanos salieran de nuestras tierras. Vencieron al rey Cassivellaunus, es cierto, pero nunca pudieron llegar a dominarnos. Nosotros fuimos los culpables —su voz se manchó de orgullo. —Britannia nunca fue de Roma.
—No dice eso los textos históricos —musitó ella sin querer ofenderla .
—Cuando los vanir nos convirtieron, nos prohibieron participar en guerras entre humanos — hizo una mueca. —Nosotros sólo debíamos equilibrar la balanza en caso de que algún lobezno o nosferátum abusara de su poder contra los débiles. No pudimos evitar que Roma finalmente obligara a los keltoi a pagar tributo y jurar fidelidad. No nos dejaron luchar al lado de los nuestros, de ser así hoy pondría otra cosa en los libros de historia. —¿Cuántos fuisteis transformados, exactamente? —Éramos veinte, pero luego se nos unieron trece miembros más que recogimos por el camino, procedentes de otros clanes. —Treinta y tres entonces. —Aha. —¿Seguís todos juntos?
—No. Muchos se dispersaron por otras partes del mundo y hemos perdido el contacto. No permanecimos unidos. Sin embargo, somos más de treinta y tres —la miró a los ojos. —Algunos empezaron a tener relaciones...
—Ya, claro, como los berserkers. Os relacionasteis con hombres y mujeres humanas y... tachan... nacieron mini-vanirios por todo el mundo.
—Hay muy pocos niños en nuestro clan, al menos aquí en la Black Country. La verdad es que Beatha y Gwyn tenían dos pequeños,  pero desaparecieron hace diez años. Cuando capturamos a uno de los cazadores, vimos en sus recuerdos lo que les hicieron a los pequeños. No sé si murieron
o no. Gwyn no cesa en su búsqueda, desde luego, y Beatha cada día pierde un poco más la esperanza. Luego hay otra pareja más del clan, Iain y Shenna, también originarios. Hace siete años que alumbraron a dos mellizos, niña y niño. Y hay tres niños más de diez años que forman parte de los vanirios que se hospedan en Segdley. —¿Sólo cinco en dos mil años? —Bueno. Luego están los hijos de los híbridos. Al principio, con nuestro don y nuestra necesidad de beber sangre y de encontrar a nuestras parejas cometimos muchos errores. —¿Habéis transformado a mucha gente?
—Yo nunca, pero sé de otros que no lo han llevado nada bien. Como no establecimos comunicación entre nosotros y nos esparcimos por todo el mundo, yo no sé lo que ha sido de ellos. No sé si hay más niños, no sé si hay más híbridos. —Y... ¿los hijos de los vanirios de qué se alimentan? —Maman del pecho de la madre porque de él obtienen proteínas para su crecimiento, pero luego tenemos que lidiar con ellos para que aprendan a soportar el hambre. —¿Y el alimento humano les sirve para crecer?
—No, pero es como la nicotina para un fumador adicto. Pueden comer, pero gracias a drew descubrimos que crecen mejor y con menos ansiedad si les damos suplementos ricos en hierro. —Ah... —agrandó los ojos interesada. —No debe de ser fácil ser un niño vanirio. —No —la miró de arriba abajo con ojos hambrientos. —No lo es. Se miraron fijamente, intentando leerse la mente el uno al otro. élla lauren , no hemos utilizado protección.
—No te preocupes, no tengo ninguna enfermedad. Somos inmunes.
—Ya, me dejas más tranquila aunque ya me lo imaginaba. Pero, podéis tener hijos... Yo me estoy tomando la píldora desde los dieciocho años. —Chica lista —sonrió élla.
Lauren  acercó su boca a la de ella y rozó sus labios en un beso que pareció más un aleteo de una mariposa. Al volver a apartarse, notó la mirada llena de fuego de ella. Camila  miró sus labios y luego alzó la vista para estudiar sus facciones. Era puro pecado. —¿Por qué me miras así? —preguntó ella insegura. Camila  pasó un dedo por su mandíbula y añadió: —Te responsabilizas de lo que les sucedió a tus padres y a toda la aldea. ¿Por qué? —dijo ella solemne.
Lauren  tomó aire incómodo. Ella era su cáraid. Su pareja. Sorprendida y terriblemente confiada como nunca descubrió que tenía ganas de hablarle de ello a su apasionada y dulce amante.
—Cada poblado tenía un vigía, un observador que alerta al pueblo encendiendo un fuego cuando se acercan enemigos u hostiles. Mi padre era el de nuestro clan —tomó la mano de ella y le besó la palma para luego dejarla sobre su cara.. —El día que fue arrasada nuestra aldea mi padre no se encontraba bien, tenía mal el estómago.
Mi madre y yo le aconsejamos que se quedara en el chakra(casa). Le aseguré que yo me encargaría de la guardia, y así hice. Gall, que conocía nuestro proceder, nos tendió una emboscada esperando encontrar a mi padre en su puesto de vigía. Junto con él habían los cuatro centuriones romanos vestidos de celtas, como nosotros. Yo no les pude diferenciar y dejé que se acercaran. Gall me encontró a mí en lugar de mi padre —se encogió de hombros. —Me dieron una paliza entre los cuatro centuriones, no me dio tiempo de alertar a nadie. Me ataron al caballo de Gall. Recorrí todo el camino hasta la aldea arrastrado por ese maldito caballo que corría como el viento —camila  cerró los ojos, dolida por lo que ella tuvo que sufrir. —No... pude avisar a los míos —musitó con reproche hacia sí misma. —Los mataron a todos. Sacaron a mi padre del chakra y le cortaron la cabeza delante de mi madre y de mi hermana. Y luego se llevaron a las mujeres para violarlas, venderlas o canjearlas por otras cosas. —lauren ... —susurró con el corazón encogido.

Almas gemelas (camren G!p adaptacion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora