capítulo 11

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Camila no la podía ver, pero de repente un olor afrutado, como de mango, le llenó la nariz. Cerró los ojos disfrutando de ese perfume y supo al instante que era la esencia de la vaniria de sus pesadillas. Se le endurecieron los pezones y sintió cómo se ponía húmeda casi al instante. Su cuerpo reaccionaba a ese aroma como si tuviera manos y la toqueteara por todos lados.
Uno a uno los vanirios salieron de los coches. Eran menos de los que camila había visto en ese lugar subterráneo.
—As —lauren caminó hasta plantarse a un dos metros de él y lo saludó firmemente pero no de un modo amistoso.
—lauren  —respondió As igual de distante.
Lauren  cerró los ojos y dejó que el olor a tarta de queso y frambuesa lo noqueara. Ella estaba allí. Pero ¿dónde? Con sus ojos verdes, la buscó entre los berserkers. Mila se hallaba con ellos. —Tienes algo que me pertenece —susurró lauren rabia contenida. As estaba impasible.
Noah notó cómo camila se agarraba a su camiseta. —Creo que no —contestó él tranquilizando a su nieta. Lauren  le enseñó los dientes. Mila era suya, no de esos perros sarnosos. Mila. Déjame verte. ¿Estás bien?
No, otra vez no. Camila  se tensó y le prohibió la entrada a su mente. Ése era un poder que desconocía. No sabía si podía detener aquel tipo de intrusión mental, pero lo deseaba tanto que funcionó porque dejó de sentirlo.
Lauren gimió como un animal herido. Mila le había cerrado la puerta de su mente. —No venimos a pelear, vaniria —dijo As. —Hay ciertas cosas que nos gustaría deciros. Lauren miró a As y prestó atención, pero no relajó el semblante amenazador. De hecho, ningún vanirio allí presente estaba relajado.
La tensión entre los dos bandos se podía cortar con un cuchillo.
—Traigo conmigo el bastón del concilio con un pañuelo blanco —señaló, —no venimos a luchar.
El bastón del concilio era el símbolo del discurso y la paz. Un regalo de Odín a las dos razas con la esperanza de que siempre que el bastón estuviera presente pudieran hablar de un modo «conciliador».
—Si no vienes a luchar, viejo —dijo deslizando la lengua, —será mejor que me digas dónde está la chica.
Estaba más nerviosa y preocupada de lo necesario. Pero, ¿cómo no iba a estarlo? Los berserkers la habían encontrado y era bien sabido que también eran unos salvajes sin escrúpulos. Muchos vanirios habían muerto en sus garras. Si le habían hecho daño a mila, ninguno saldría de allí con vida. Lo juraría sobre el recuerdo de Alex.
Camila  se enfureció cuando oyó que Lauren  perdía el respeto a su abuelo. En tan poco tiempo, ella ya empezaba a tenerle cariño. Desde el primer momento que le vio, advirtió que As era un hombre a respetar. Lauren era una maleducada.
—Está aquí, puedo olería —continuó lauren tensando los músculos de los brazos. —No te lo repetiré más. Dámela, As.
—Ni lo sueñes, colmillos —dijo Noah centrando toda su atención. —Vino a nosotros malherida por tu culpa. Por lo que a mí respecta, puedes lloriquear todo lo que quieras. Ella se queda con nosotros.

Almas gemelas (camren G!p adaptacion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora