café.

12 0 0
                                    

Me parece irónico no saber como te gusta el café cuando conozco cada centímetro de tu piel.

Pero aquí estoy, descalza a la mitad de tu cocina cuestionándome si debería agregar azúcar, leche, mi vida, o mejor no.

El momento me deja pensativa y las interrogantes danzan en mi cabeza, revolotean de lado a lado, sin ton ni son.

Busco el porque del segundo en el que decidí salir de tu cama justo al salir el sol, del momento en el que decidí pasar la noche cerca de ti.

de mi auto en tu garaje y como tu madre dejo de sorprenderse al verlo ahí.

de tu cara de sueño, de tus manos despiertas y besos febriles.

Le doy vueltas a mi primera vez en tu cuarto, a mi primera vez en tu vida y a mi primera taza de café.

Regreso al momento en el que conocí a tu madre, a la escapada a la capital, al viaje en bus, a la primera vez que compartimos un cigarro.

Me llena el alma recordar cuando notaste cuando la marca de mis cigarrillos dejó de ser la misma.

Llámame loca pero sigo buscando tu risa en aquel lugar donde nos sentamos a observar la ciudad, donde hiciste carrilla a costa de mi miopía, donde mi cabello alborotado bailaba al viento y tu luchabas por mantener el tuyo en forma.

Me regaño a mi misma cuando el momento en el que decidí quedarme, a pesar de saber que estabas con alguien y yo seguía en el papel de amiga, aún después de todos los besos; me invade la mente.

Y aquí, con el frío y el sol colándose por la ventana, me pregunto de nuevo por qué me quedé, por qué seguí

Me cuestiono tu existencia, la mía y como te gusta el café.

Donde los Escritores van.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora