Lo conocí mientras vagaba en una fría noche de noviembre.
Con las medias rotas y la dignidad en aquel bar.
Tenía la mirada triste y los pasos inseguros.
Era un espejo.
De mí.
Del dolor.
Me senté en la húmeda acera y lo invité a tomar lugar junto a mí.
Pareces triste -le dije-.
Lo estoy -sacó unas arrugadas y manoseadas hojas de su chaqueta- Ella era Lila...
"Sigo sin poder quitarle horas al reloj. Sin robarle luz al sol. He negociado, he ofrecido más de un millón de libras. Parece que no ha sido suficiente.
Me han negado la entrada a la felicidad, sí, a aquel sucio bar en la siguiente avenida. Dicen que hago que los clientes huyan. Pero no es mi culpa si todo me recuerda a ti. A tus ideas sobre el humanismo en el ser. A tus locas ganas de salvar al mundo, de reír a carcajadas y limpiar frías lágrimas de tus bonitas mejillas.
Eras feliz. Quiero recordarte y amarte siempre, siempre enamorado de ti.
¿Qué te gustaba, Lila? El helado y grandes galletas para combinar. Cualquier helado, cualquier galleta.
Me dejaste, Lila.
Los días pasan de mí e ignoran mis ganas de darle la vuelta al tiempo. Sólo un poco.
Darle la vuelta para regresar cuando el diecinueve significaba fiesta en nuestros corazones y, ¿para qué mentir?, también en la habitación. En tu piel.
Lila... Me gustó siempre tu nombre.
Es extraño no recibir tus llamadas, no escuchar tu risa en el teléfono. Pero... Ya no puedes llamar. Ya no puedes reír. Has dejado de ser.
Lila, te fuiste tan pronto. Pudimos ser más. Pudimos ser un 'para siempre'. Todo pasó tan rápido, como un sueño, una luz, una ráfaga de viento.
¿Dónde están tus cálidos abrazos de cumpleaños? ¿Los detalles en año nuevo?
Lila, quizá nunca pueda olvidarte.
Te amo tanto. Te extraño más.Siempre vestías de luz. Amarillo y azul. > decías.
Nunca creí en eso.Eras día, Lila. Aún me cuesta hablar de ti sin sentirte lejana. Lila, no te hubieses ido, tenía tanto para darte. Tengo, todavía.
Te gustaban las rosas rojas y los tulipanes te encantaban. Así que no supe que traer hoy.
Traje las dos, Lila. Tulipanes blancos y rosas rojas.
Imagino el brillo que habrían tenido tus ojos al verlas, tu ancha sonrisa y el rosa pintando tu pálida piel.
Dios, Lila. Eres todo, aún.
¿Por qué no puedo aceptarlo, Lila? Sigo esperando oir tus suaves pasos en la cocina, buscando un bocadillo nocturno. Tu voz melodiosa, para mí, llenando el aire mientras te duchabas. Ver tus expresiones exageradas, el ceño fruncido y las manos en las caderas.
Oh, Lila...
Te acompañaré pronto, amor.
Cielo azul, cielo gris, algún día la tormenta tendrá un desliz. Gotas de lluvia, gotas de alcohol, todas son buenas mientras no mojen la habitación.
Mentiras para mí. Mentiras para todos.Lila, ¿cómo es que pudiste morir?"
Unas gotas de dolor le llenaron los ojos y cayeron sobre sus rodillas.
No pude leerle esto -suspiró-.
Asentí.
Terminó la madrugada y el silencio se había apoderado de nosotros.
Una. Dos. Tres. Tres gotas de amargura y pena se deslizaron por mi cara.
Él... Él levantó la vista al sol, limpió mis mejillas, besó suavemente mis labios y desapareció como partícula de polvo.

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Donde los Escritores van.
Romansa¿Para quién escribimos los que no sabemos a dónde ir? ¿Nos leen? ¿Qué pasa sí nunca lo hacen? A veces hay que tener miedo. Pero, ¿a quién le escribo si no es a mí? Foto por Ana Gabriela Zárate Rábago. Instagram: @anagabriela_zr