Solitarias letras.
Tristes ratos que la lluvia cálida de verano ha arrastrado a su paso.
Ataques de ansiedad y lloriqueos a medio día.
No sólo la noche es para sufrir.
Los de roto corazón dejan sus frías madrugadas y se lamentan con el Sol sobre sus cabezas.
Calentando sus ideas sobre escapar.
De la vida.
De todo.
Del amor que corta como espada en plena batalla.
Poemas y sentimientos tirados al pie de la cama.
Tus gritos y reproches llenando la habitación.
El aire.
El humo de mis cigarros.
Las fotos y canciones adheridos a mis pulmones.
Siempre estás.
Vete.
Han pasado años y no hay manera de que te marches.
Quizá no quiero que lo hagas...
Me he acostumbrado al dolor y a los recuerdos.
Me convertí en poeta, en artista.
¿Lo sabías?
Por ti.
Por tu ausencia.
Por los besos que todavía recuerdo.
Por las pocas hojas que le quedan a éste diario.
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Donde los Escritores van.
Romance¿Para quién escribimos los que no sabemos a dónde ir? ¿Nos leen? ¿Qué pasa sí nunca lo hacen? A veces hay que tener miedo. Pero, ¿a quién le escribo si no es a mí? Foto por Ana Gabriela Zárate Rábago. Instagram: @anagabriela_zr