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-¡Si trabajas allí irás derechita al infierno, Elisabeth!- sentenció mi abuelo.

-¡Papá, no digas tonterías! ¡Es una gran oportunidad para ella!- defendió mi madre.

-¿Tan malo es querer que no corrompan a mi nieta? Esos codiciosos y avariciosos que manejan el mundo se creen los dueños de todo. ¡No señor!

- Abuelo, sólo seré la chica de los recados. ¡No creo que por traer los cafés vaya a cambiar el índice Footsie!- repliqué.

-No me gusta que trabajes en la milla cuadrada. ¡He dicho!- añadió mi abuelo.


Exceptuando a mi abuelo, toda mi familia se alegro muchísimo de que hubiera conseguido un puesto de asistente personal en la central de WTT Financial Group, una empresa financiera con sede en la City de Londres. Conseguí el trabajo gracias a Claire. Ella fue la primera en ser contratada por esa empresa y nos avisó, a Charlotte y a mí, cuando se anunciaron puestos vacantes.

Claire, Charlotte y yo nos conocimos en la universidad y desde entonces somos inseparables. Las tres nos licenciamos en económicas.

Hay gente que se pasa toda la vida buscando a su alma gemela, nosotras hemos tenido la suerte de encontrarnos muy pronto. Somos más que amigas. Compartimos apartamento en el barrio de Bloomsbury, además de vestuario, maquillaje y facturas.


Hoy es viernes, y, como cada día laborable, todas las alarmas de los teléfonos móviles de la casa suenan a las 6:00 a.m. Después de un desayuno rápido, con la cara lavada y ropa deportiva, nos disponemos a ir al gimnasio. Para cuando John abre la puerta, puntualmente, a las 6:30 a.m., nosotras ya esperamos en la entrada del L.A. Fitness.

Claire, Charlotte y yo, enfundadas en nuestros leggings deportivos con camisetas de tirantes a juego, hacemos running gráciles cual gacelas en sendas cintas de correr. Nuestras coletas altas, negra azabache, castaña y rubia se mecen siguiendo el ritmo de la carrera.

Veinte minutos más tarde aparecen por la puerta Jason, Jack y Sam. Coincidimos con ellos a diario. Vienen temprano pero parece que se pasen el día aquí. ¡Nunca había visto tantos músculos juntos! Creo que tienen más abdominales de la cuenta...

-¡Oh, Sam! Me apetecería lamer todas y cada una de las gotas de sudor que se deslizan por esa tableta de chocolate...- asegura Charlotte.

-Céntrate Charlotte. El físico no lo es todo. La cartera es lo primero- apunta Claire.

-No seas tan estricta, Claire. ¿Por qué no quedamos con ellos el sábado por la noche?- propone Charlotte.

-Si tenemos claro que sólo serán un pasatiempo... ¿Por qué no? ¿Tú que opinas, Liz?

-A mi me parece bien.

-De acuerdo entonces, vamos a hablar con ellos.- dice Claire decidida.

Nos acercamos a los chicos. Sabemos que Jason, Jack y Sam no nos quitan el ojo de encima. En realidad no sabemos mucho más sobre ellos, salvo que van cada día al gimnasio. Deben tener más o menos nuestra edad. Trabajan de yo que sé, que se yo y no sé dónde y se pasan las mañanas observándonos descaradamente. Pero si hay alguien descarada es Claire. Ella sabe dejar huella por donde pisa. Su larga melena negra y sus ojos verde esmeralda junto a la seguridad de una mujer que se sabe una diosa la hacen irresistible a los ojos de los hombres.

-¡Hola chicos! El sábado por la noche vamos a Ministry of Sound ¿Nos acompañáis?- sugiere Claire.

-¡Si!- dice Jack.

CITY OF LONDONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora