—Harry—irrumpo en su habitación, sintiendo aún consternada por lo que había sucedido en el tocador hace unos segundos—. ¿Qué fue todo eso?
—Pensé que te gustaba jugar, Alba. Es solo un juego, relájate—sonríe mientras sujeta en libro de tapa gruesa y lo lanza a mis manos.— ¿Por qué me das esto?—lo sujetas y frunces el ceño al reconocer el título.
—Tal vez te guste leerlo.—Almas prohibidas—susurro y doy un vistazo rápido al libro—. No me interesa lo erótico, Holt, no para leerlo.
— ¿Eso quiere decir que solo te gusta practicarlo?
—No quise decir eso—ruedo los ojos al mismo tiempo que aparto la vista de las hojas para verlo a los ojos.
—Tal vez podríamos salir un rato a charlar y pasar el tiempo...—se acerca lentamente y acorta la distancia que nos separaba. Toma mi mejilla y siento un tambaleo que recorre todo mi cuerpo—. Como amigos, claro está.
Si creo que voy a dejarme seducir por su sonrisa de chico bonito, unas palabras dulces y un torso desnudo está totalmente equivocado.
—La palabra amigos no encaja en este momento—tomo su mano y la aparto con fuerza.—No tengo tiempo para berrinches, acabo de discutir con Natalie y no quiero amargar mis labios con eso, ya los tengo lo suficientemente dulces para esta noche—gruñe y aún no se aparta de mí.
— ¿Tu novia?
— ¡Que no es mi novia! Solo es de la membresia—ahora sí se aparta y comienza a caminar por toda su habitación, pensando en si decirme o no lo que significaba todo eso.
— ¿De qué membresia hablas? ¡Mencionaste eso en el tocador!—contesto molesta, sintiendo totalmente incapaz de entender todo lo que estaba diciendo entre líneas.
—Podremos hablar eso luego, hasta mientras cállate y lárgate de mi habitación. Pensé que comprenderías mi actitud.
—Eres un engreído—mascullo lo suficientemente alto como para que pueda escucharme.
—Lo sé.
¿De qué membresia habla? Me repito a cada instante en el trayecto hasta mi habitación, la cual no está del todo lejos de la suya.
—Almas prohibidas...—sujeto el libro nuevamente y me recuesto en mi cama para poder darle nuevamente una ojeada y jugármela si leerla o no—. Sigo pensando que la actitud posesiva deRickno encaja en mi mundo.
Así que lo cierro y lo coloco en el buro.—Me besó—susurro y pongo mis dedos sobre mis labios, sintiendo aún el ardor que sus mordidas me han provocado—. Son tan suaves, cálidos, delicados...
Me toma unos segundos antes de darme cuenta que estoy pensando con la cabeza demasiado fresca.
Y lo tanta que me oigo diciendo eso antes de estar enfadada por su imprudencia.
—Vamos Alba, sácatelo de lamente, trabajas para él, nada más—pongo las palmas de sus manos en mis mejillas, aprovechando que se me ha bajado la presión.
Busco mi libreta y empiezo a escribir lo que ha acontecido en estas horas. Era extraño darse cuenta que estabas sola en un país totalmente desconocido, y que no tenías a tu madre o hermano para que te ayuden a sobrellevar toda esta cultura tan distinta.
Calculo que son alrededor de las siete, y acierto totalmente. Mi boca me pide algo de beber, y mucho más algo que no tenga un sabor adictivo.
Como los labios de aquel chico.
Bajo las gradas, procurando no hacer ruido, y veo a la madre de Harry mientras conversa con un hombre en el salón. Creo estar interrumpiendo algo...intenso.
Trato de buscar la manera de no ser vista y pasar de ellos, pero tengo la mala suerte de estar a mitad de las escaleras y tener la luz encendida del pasillo.
—Buenas noches—susurro y me acerco un poco hasta donde están ellos, tirando la mirada a otro lado para no tener que interrumpir.
—Hola Alba, ¿qué tal la Universidad?—pregunta, girándose para poder mirarme a los ojos.

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Lovesick
Teen FictionNo pensaba que habría relación alguna entre el dolor y el amor, ni que fuera complemento para la felicidad y mucho menos para poder amar a alguien tanto. ¿Es esto en verdad lo que esperaba de él? ¿Podré soportar no tenerlo junto a mí?