— ¿Huir?—pregunto en un hilo de voz—, ¿a dónde?
—Donde quieras. Francia; Italia; México; Rusia; China; Perú, ¡donde tú quieras!—sonríe—. Compraría una casa en cualquier lugar para empezar de nuevo.
— ¿Hablas en serio?—suelto una risa nerviosa.
—Nunca me enamoré por alguien así como lo estoy contigo. Sería capaz de dar muchas cosas sólo por ti.
—Nunca demostraste esa parte de ti: tu romanticismo.
—Quisiera que seas mía por siempre para ser así contigo. Una eternidad a tu lado.Toma mi mano y me besa, recostando mi cuerpo por completo para complacerme en su totalidad. Forma una sonrisa en su rostro y marca mi piel con el dulce sabor de sus labios. Sabor que no probé en mi cuerpo desde hace mucho; y que ya llevaba tiempo extrañando.
—Yo tomo el control aquí—sujeta mis manos y las pone en la cama, alejando mis ansias de parar cuando tiene sus labios en mi feminidad.—Ajám—presiono mis labios y puedo ver cómo me encorvo para calmar un poco el cosquilleo en mi entrepierna.
Era de aquellas veces en que Harry me hizo sentir como lo que era: su mujer.
No puedo evitar el sentirme extasiada cuando puedo causar algo en él con solo lograr que sus ojos estén en mí.
Tira la mirada a mis ojos y sé que puede notar lo excitada y agitada que esto. Puedo sentir el sudor correr por mi frente y resguardarse entre mi cabello. Harry sabe cómo mover aquellos dedos y su lengua en mí.
Embiste casi al instante de hacerme soltar un gemido largo y placentero. Se mueve con cuidado dentro de mí y puedo escuchar cómo su cuerpo aclama por el mío. Sube en mí y puedo ver su rostro frente al mío. Ambos estamos agitados y nuestras bocas creo nunca podrán cerrarse por la falta de aire entre nosotros. Me pierdo en su cabello cuando entierra todo en mí y mi cuerpo se estremece. Se agacha y frota suavemente en mí, regresando para volver a embestir y así poder lograr vaciarse en mi interior.
Me sonríe cuando se da cuenta que todo, de momento, está culminado; así que recuesta su cuerpo junto al mío y me toma entre sus brazos para besarme.
— ¿Me amas?—pregunta.
La respuesta en este caso era distinta. Era un rotundo 'Sí' con claridad entre la verdad y lo probable.—Más que antes, ahora y después.
Me sonríe y puedo notar la calma en su rostro. Eran de esas preguntas que tomaban su tiempo en responder, porque no puedes amar a alguien de la noche a la mañana. Yo me había tomado el tiempo para darme cuenta de que lo mío sí era amor. Y sé que él también se tomó el suyo.
—Te amo.—Te amo, Harry—froto su mejilla—, siempre lo hice.
—Siempre lo supe—pellizca su labio y me mira con atención—. Es un honor correrme en ti.
—Es un honor ser la razón de eso.—De eso y de más. Lo eres de todo—besa mis labios y nos detenemos al escuchar el llanto de alguien. Era el llanto de Handrea—. Te llaman.
— ¿Puedes ir tú? Estoy algo cansada.
—No sé ni cambiar un pañal—ríe con cierta vergüenza entre sus mejillas—.Alba, ese es tu trabajo.
—Apura, Holt.
Se levanta de la cama y se acomoda la ropa.—Pero del niño no me encargaré yo.
— ¿Qué?—exclamo entre risas.
—Nada mi amor—sonríe y sale de la habitación.
Era increíble el escuchar a Harry decir esto. ¿Otro hijo más? Aún está por empezar a disfrutar de su hija y que me salga con eso es graciosísimo.
Aunque la idea no me disgusta en nada.
Narra Harry.
Mi hija. Mi pequeña niña Handrea. Lamento el no haber podido compartir con ella sus primeros momentos de vida. Su primer llanto a la vida y su inspección al mundo. ¿Cómo fue que quise impedir esto? No era humano de mí. No era nada entendible.
Handrea. ¿Lleva mi apellido? No toleraría que Blumer sea su apellido ante la ley. No lo permitiría.
Tampoco creo que Alba lo haya permitido.
Cabello rizado y ojos verdes. ¿Alguna cosa que justifique que no es mía?
La misma sonrisa de su madre, piel blanca y pestañas largas. Mi hija será monja, he dicho.
— ¿Quieres algo?—me asusto al tenerla entre mis brazos unos largos segundos sin que se calle—. ¿Por qué lloras tanto? ¿Tienes hambre?
Recuerdo que una vez mi tía Rose, mamá de Perla, cargó a su sobrino y puso su dedo entre sus labios. Si estos se movían era porque tenía hambre. Recuerdo también que me burlé cuando ella lo hizo, porque era algo estúpido.
Pero no dudé en hacerlo ahora.
Y funcionó.
Limpio las lágrimas que tiene en sus mejillas y le susurro que la llevaré donde mami.
—Seguro que estás pensando que soy un loco que quiere robarte, pero lo que no sabes es que ya me robé a tu mami—susurro y noto que no ha mejorado nada—. Vale, esto tomará tiempo.
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Lovesick
Fiksi RemajaNo pensaba que habría relación alguna entre el dolor y el amor, ni que fuera complemento para la felicidad y mucho menos para poder amar a alguien tanto. ¿Es esto en verdad lo que esperaba de él? ¿Podré soportar no tenerlo junto a mí?