Capítulo treinta y ocho.(Final primera temporada)

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—Alba, por favor. Dime qué es lo que ha pasado. ¿Es con Harry? ¿Te hizo algo?

—No importa. Nunca importó—lamo mis labios y respiro hondamente—. Quiero irme.

Veo a mi hermano suspirar y cerrar los ojos por un instante.

—Mira. Mamá no puede verte así, sabes que se altera mucho cuando ve que algo está mal—toma mis brazos y los frota—. Tienes que tranquilizarte, Alba.

—Zac...estoy embarazada—confieso y este se queda en silencio—. Quiero irme, irme lejos de todo lo que me recuerde a...a él.

Mi hermano se queda sin una sola palabra en la boca.

—¿Qué te hizo cambiar de parecer?—pregunta—. Sé que no es momento para preguntarte ni recriminarte algo, pero quiero saber por qué el cambio tan radical en ti. Es de él, ¿verdad?

—Claro que lo es, Zac. ¡Solo quiero irme de aquí!—grito y me entra la desesperación.

Se toma de la cabeza y hace que me siente. Me dice que va a buscar a mamá y ambos pensarán en algo que hacer.
Sé que está decepcionado de mí, pero no me lo dice.
Sé que es capaz de mandarme una bofetada, pero no lo hace.
Sé que no puede asimilar aún la idea, pero intenta hacerlo.

—¿Cómo que quieres regresar a España?—me pregunta mi madre desde las escaleras. Elevo la vista a ella y la veo con detalle—. Estás cursando una carrera aquí y quieres regresar a tu Universidad española. ¿Estás dándote cuenta de lo estúpido que suena eso?

—Entiendo tu molestia, pero entiéndeme a mí.

—¡Claro que no entiendes mi molestia, Alba! La educación aquí no es igual a la de allá, y lo sabes.

—¡No quiero seguir aquí! ¡No así!

— ¿Así cómo?

—Es que...está muy cansada por esto de un cambio muy rápido—interviene mi hermano—. Es su decisión, mamá. Papá hubiera querido lo mejor para ella.

— ¿Y Harry? ¿Qué pasa con él? Sabes que las relaciones a distancia nunca funcionan. ¡Nunca!

Muerdo mi lengua con las ganas de querer embarrar su nombre.

—Ya lo hablé con él. Está de acuerdo con todo—miento, agachando la mirada y haciendo evidente mi mentira—. Sólo quiero irme, mamá.

—Pues ahora mismo iremos a hablar con él, porque no creo ni una cosa de lo que dices—me dice y entro en desesperación.

—¡No!—grito—, ya lo he conversado con él y está de acuerdo con mi decisión. Hemos decidido enfriar las cosas y...quedar como buenos amigos.

—Pues dudo mucho que encuentres un chico como él. No encontrarás en ningún lugar a alguien así.

Sé que mi madre quiere lo mejor para mí, y es de esas madres que te buscan el novio perfecto.
Pero no sabe lo que es tras esa cara tan...perfecta.

—Lo sé—mascullo con cólera. Zac me mira y frunce el ceño.

—Iremos a despedirnos. Y, nada de peros, Alba —levanta un dedo cuando abro la boca para hablar—. ¿Y tus cosas?—pregunta al no ver nada entre mis manos.

—E—están en el coche—dice mi hermano mientras me mira—, no te preocupes por eso.

Me giro para ocultar mi cólera y salgo de casa para tomar aire. No quiero verle, no quiero hacerlo. Harry piensa de una manera brillante, y es capaz de poner a todos en mi contra, diciendo que estoy embarazada y que él quiere hacerse cargo del bebé; llevándome lejos para luego...matarme.

Pero, él no mató a Valentina. ¿Por qué tengo la imagen de él como un asesino?

Siento la puerta abrirse y seco mis lágrimas al sentir los brazos de mi hermano rodear mi cuerpo.

—Alba, no llores—susurra—, no hagas que piense horrores.

—Lo son, siempre lo han sido y ahora...ahora será todo peor.

Me abraza y susurra contra mi cabello que un hijo no es algo malo.
Lo que no sabe es que mi tristeza no es por eso.

Dice que es mejor no decirle a mamá, de momento, que estoy embarazada, porque eso haría que me obligue a quedarme. Lejos o cerca de Harry.
Siento el móvil que vibra constantemente. Miro que es Perla la que llama, y sé que es por Harry. Así que corto permanentemente la llamada.

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