Lovesick

Capítulo cinco.

Toma mi quijada y me levanta, tirándome a la cama para luego subir y arrodillarse y mirarme fijamente. Está completamente desnudo y, debido a que técnicamente está encima de mí puedo ver su torso mojado y bien tonificado. Frunce el entrecejo y luego sonríe con victoria.

Deja caer su cuerpo y se sujeta con los brazos, besándome el cuello mientras trato de no soltar un alarido. Es en ese momento cuando, con facilidad, se deshace de mi corpiño, prosiguiendo con masajear mis pechos y pasar por el valle de estos desde mi cintura hasta mis clavículas. Cuando comienza a jugar con mis pezones, es cuando suelto un gemido largo y fuerte. Me tapa la boca con su mano y luego me da una bofetada débil.

—Harry—llaman a la puerta. Es su madre—. ¿Puedo pasar?

Me quedo quieta y casi olvido como se respiraba. Harry también pasa por lo mismo.

—No ahora—masculla para sí, renegando mientras se levanta y se coloca la toalla en la cintura y una playera que está en su cama—. Escóndete—me hace una seña hacia, lo que parece ser, una habitación más.

Cojo mi playera y me termino de acomodar mi corpiño nuevamente. Era su armario. Una habitación limpia, grande y totalmente limpia.

¿No se supone que solo la realeza tiene armarios así de grandes?

Su ropa era tan ordenada, clasificada por colores y por atuendo. Ni una arruga.
Paso mi dedo por las repisas y no hallo rastro alguno de suciedad.
Me giro al sentir que la perilla se gira y veo a Harry que camina hacia donde estoy. Me toma de los brazos y me pega a una pared, besándome nuevamente con más intensidad.
Al detenerse para dar un respiro, sonríe y pasa su mano por mi cabello.

—Ve a tu habitación—sonríe y luego se aparta lentamente para darme espacio.

— ¿Qué?—pregunto en un hilo de voz, tratando de no ser evidente al tratar de recuperar mi respiración tranquila.

—Lo que escuchaste.

Doy unos pasos tímidamente, sin saber si está bromeando o enserio quiere que me marche.
Al final decido salir y acomodar mi cabello en su espejo para salir por completo de su habitación.
Llego a mi habitación y camino hasta el tocador, enjuagándome la boca y cepillando mis dientes para no dejar que el sabor de él quede aún en mí.

—Soy una estúpida, sí, ¡soy una completa estúpida!—golpeo el lavabo y me hago doler los nudillos—. Me dejé atrapar con sus encantos—mascullo y enjuago mi boca rápidamente.

Tomo la toalla y seco mi cara, deteniéndome en mis labios al recordar cuando sus labios en los míos y su miembro entre estos.
Esto no era normal para mí, así que me provoca arcadas y ganas de vomitar.
Decido recostarme en mi cama y mirar el techo, tratando de procesar todo lo que ha pasado.

— ¿Qué es todo esto?—me muerdo el labio, sintiéndome completamente asustada.

Estoy sola en un país en el cual nunca he estado antes. Ni mi hermano, ni mi madre. Nadie está aquí para ayudarme.
Me encuentro entre la espada y la pared, tratando de decidir si continuar con esto, porque sé que si me quedo esto no va a parar; o elegir irme de nuevo a España y regresar a la Universidad de Madrid.
Abro el cajón del buro y busco el libro que Harry me había dado. En la última página había una carta escrita con letra impresa.

'Me siento atraído por usted. De una u otra manera, su manera de sonreír, controlar su risa y menear el cuerpo me ha dejado hipnotizado. Que le parece a usted, bella damisela, acompañarme en este viaje hacia lo placentero y más desconocido jamás visto ante sus ojos, gozando de lo más lujoso en este país junto con lo más satisfactorio. Sexo. ¿Le encantaría la idea de gozar conmigo las mejores rutinas? Esto no es lo habitual, pero me fascinaría poder tener un SÍ como respuesta suya.'
—HM.

El convenio es entre ellas y él. Sexo por diversión y dinero.
Podría llamarse 'Prostitución' pero no, la prostitución no es exclusiva.
¿Por qué necesitaría de personas para satisfacer sus deseos?