Capítulo cuarenta y seis.

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—Blumer—masculla mientras camina en dirección a él—. ¿Crees que puedes aprovecharte de Alba cuando quieras? —se para delante de él y puedo notar que la diferencia de estatura es mínima.

— ¿Y tú crees que puedes venir a mi casa como si nada?—empuja su cuerpo y Harry tambalea un poco—. No puedes venir a exigir ni una mierda, capullo.

—Vengo por lo que me corresponde. Estás con alguien que no te ama, ni nunca lo hará. He venido por Alba y por mi hija.

—Ahora sí quieres a tu hija luego de querer acabar con ella—suelta una risa y se mofa en su delante—. ¿Es que no lo recuerdas, Holt?

Harry guarda silencio unos segundos mientras piensa en algo.

—No pienso irme hasta verte muerto. Demuéstrame que tan importante es ella para ti.

—Por respeto a Alba no lo haré. Tal vez podrías tenerle un poco de respeto a tu hija que está durmiendo—frunce el ceño—, oh, cierto, no te importa nada.

—Hijo de perra.

Entro en pánico y trato de calmar todo. Pero es tarde.
Veo como ambos se golpean y corro a la habitación de Handrea al predecir su llanto. La cargo en mi cuerpo y la siseo para que se calme.
¿Por qué Harry vino justo ahora? ¿Quién le habló sobre todo?

Me quedo en silencio junto al cuerpo de mi hija en la cama junto a la cuna. Ruego porque todo acabe y, cuando no escucho ruido alguno del salón, decido mirar la puerta en espera que alguien entre.

— ¿Alba?—escucho llamar a la puerta.

—Vete por favor—susurro al reconocer que es la voz de Harry.

—Alba...—empuja la puerta y me mira. No puedo describir la expresión que tenía en su rostro al verme—. Es...es, ¿es mi hija?

—Sí—susurro y veo a Handrea cerrar sus ojos y dormir—. No te acerques.

—No...no quisiera que me vea así—susurra y puedo ver que está más tranquilo—. ¿Podemos hablar?

Camino hasta la cuna y dejo a Handrea dormir. Salgo junto a Harry de la habitación y bajo para buscar donde está Jamie. Veo su cuerpo recostado en el sofá, con sangre salir por su nariz y totalmente inconsciente.

—Dime que ya no me amas y me marcharé—susurra—, pero sólo dímelo.

—Harry...—elevo la vista poder mirarle los ojos y me quedo callada.

—Te amo. No quiero...no quiero que te alejes de mí. Te amo y no hallaba manera de decírtelo. No preguntes como sé todo ahora, pero mi memoria está mejor. Quiero amarte para siempre. ¡Él no quiere que estés a mi lado! ¿Por qué continuar con alguien al que no amas?

— ¿Cómo sabes que no lo amo?—pregunto y agacho la mirada—. Harry, todo ha cambiado.

—Sólo tú lo cambias, y por eso sé que no ha cambiado nada de lo que sientes por mí. Mírame—toma mi quijada—, mírame cuando te hablo y ahora dime que ya no me amas.

—Tu aliento apesta a alcohol.

Sonríe.

—Vendré por ti,Alba; así tenga que buscarte en Asia o al lugar donde huyas. Te voy a encontrar siempre—susurra y tira la vista a Jamie, el cual ya está comenzando a reaccionar—. Te amo.

Veo cómo sale por la puerta y me quedo con la palabra en la boca.

Pasa la noche y despierto en mi habitación. Jamie está molesto y no puedo controlar todo lo que dice.

—No permitiré que ese hijo de perra vuelva a intentar malograr esto—se limpia toda la sangre que tiene el rostro mientras se mira al espejo—. No ponga la maldita denuncia solo por ti, Alba.

—Y por Handrea, sabes que ella no quisiera nada malo para su padre.

Noto que le fastidia que lo haga llamar así delante de él.

—Lo sé. Es por eso que tiene que aprender de esto. ¿Es que acaso quieres irte con él?

—Jamie, ya hablamos de esto. ¿No me crees?

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