Capítulo veintisiete.

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—Aún estamos veinticuatro—sonríe—. ¿Quieres salir? ¿O tienes planes con tu hermano? No me molestaría—pone sus brazos me abraza con delicadeza.

— ¿Salir?—pregunto con sorpresa—. ¿Hablas en serio?

—Sí—asiente—. ¿O no quieres salir? Podemos ordenar algo para la cena.

—Claro que sí, qué más hermoso que salir con mí no...—detengo mis palabras y río—. Qué más especial que salir contigo.

—Pues que no se diga más. Ve a ponerte más guapa.

No era mi novio, ni mucho menos mi enamorado. Solo era mío
¿Cuál es la diferencia? Pues que no somos nada, más que amigos con derecho y ¿propiedad? ¡Pero es mío! De nadie más.

Subo a mi habitación para ponerme una ropa más cómoda. Tomo un short alto y un suéter rosado con pequeñas bolitas blancas en las mangas. Recojo mi cabello frente al espejo y me pongo de perfil para ver mi silueta. ¿Por qué mierda no me gusta lo que veo? Paso un poco de labial a mis labios para darles color y quito el excedente con un paño.
Trato de no pensar en Jamie, ni intento hablar con él para arreglar las cosas. De momento.

— ¿Traes algo debajo de eso?—se acerca Harry al verme salir de la habitación. Toca mi suéter y lo frota suavemente—. Si no llevas nada anda y ponte algo debajo.

—Oye—le susurro—. Traigo un shot.

Sonríe y me da un beso. Posa su mano sobre mi vientre y luego lo mete dentro de mi suéter. Al este notar que no tengo nada más que mi corpiño, me lo pellizca el vientre y yo río.

—No traes nada bajo eso.

—Vamos, nadie me verá ¿Es que te molesta que alguien pueda ver tras esto?

—Lo mío es mío. No acepto que nadie pueda disfrutar de lo prohibido. Soy muy egoísta, en especial contigo.

No puedo evitar sonrojarme.

—Con la diferencia que yo no trabajo para ellos.

—Buen punto—sonríe—. Aunque lo mío va mucho más allá de un trabajo.

Tira de mi mano para bajar y me saca de casa para subirme a su coche. No me abre la puerta de primera, pero luego, cuando está ya dentro, abre la puerta para que entre.

—Se tiene que salir de lo común, ¿no?

—De una manera única—le sonrío mientras me coloco el cinturón de seguridad—. ¿Por qué mejor no conduces en reversa?—bromeo.

Mueve la caja de cambios y lo pone en retro. Me asusto con la idea de que puede chocar con alguien, o con algo. Cuando veo su rostro se está riendo de mí.

— ¿De qué te asustas?—me pregunta—. Sé conducir—cambia de segunda a tercera.

—La última vez que me llevaste en tu auto casi te duermes—contraataco—. Y ya hablamos sobre tus horarios de descanso, ¿lo recuerdas?

—Lo recuerdo perfectamente, Alba. Eres de las personas que te recalcan algo cada cinco segundos—rueda los ojos pero sonríe.

— ¿Qué te puedo decir? Soy precavida.

—Eso me dolió—finge dolor en su pecho y coloca una mano sobre él—. Pero trato de dormir lo más que puedo. Gracias por preocuparte por mí.

Era la primera vez que le escuchaba decir'gracias'a alguien. Jadeo conmovida por el gesto, mucho más cuando me lo está diciendo a mí; así que me acerco con rapidez y le doy un beso en los labios. Este reacciona sorprendido y me señala el semáforo, advirtiéndome que tiene que estar concentrado.

Soy de las personas que, aunque no sepa la letra de la canción, la canto con lo poco que sepa; y termino por completarla tarareando. Harry me observa y, como no sé la letra de las canciones—en otros idiomas— se ríe. Perdón, Holt. Yo no sé siete idiomas.

— ¿Qué tanto me ves?—lanza la mirada a mí, aprovechando que está el semáforo en rojo.

—Admiro lo hermoso que eres—respondo casi de inmediato.

—Me hicieron con pasión—ríe—. Yo no te observo mucho, porque sé que eres hermosísima—me sonríe y luego vuelve a acelerar al ver el semáforo en verde y los autos avanzar.

—Es la...—hago memoria—quinta vez que me dices algo dulce.

—Tus labios son dulces—me sonríe—. ¿Te gustan los tatuajes?—veo que gira el timón y entra por la avenida principal.

—Depende—respondo, recordando los tatuajes que Harry tiene en su cuerpo.

—Pues me haré uno hoy, ¿te animas?

¿Yo, un tatuaje? No, lo dudo mucho. ¿Qué me haría en la piel que me acompañe toda la vida?
Tal vez a mis doce años me hubiera hecho un unicornio, o tal vez el nombre de mi princesa favorita; y a mis quince el nombre de mi grupo favorito. Pero tengo diecinueve años y... ¡Oh, cierto! ¡Ahora soy mayor que Harry! Regresando al tema de los tatuajes... no tengo la menor idea de que hacerme ahora.

—Tendría que pensar muy bien—susurro—. Creo que por ahora paso –sonrío.

Asiente y sigue conduciendo.
Llegamos a Clerkenwell a un lugar de tatuajes.Aparentemente era uno de los lugares donde Harry confiaba a la hora de tatuarse, ya que estrechó su mano con un joven de brazos cubiertos por tatuajes. Harry no sería capaz de tatuarse todo el cuerpo,¿verdad?

—Pensé que no vendrías—le dice mientras aún estrecha su mano. Su voz es rasposa, y puedo deducir que es por el olor a cigarrillo en el ambiente —. ¿Es tu prima?—le pregunta mientras lanza me mira.

—Una amiga—responde Harry.

—Se parece mucho a...

—No. No se parece en nada.

¿Parecida a quién? ¿A Valentina? A mí no me jodas, no me compares con esa perra.

Harry se recuesta en una camilla y me dice que lo espere en el salón. Le respondo que no, que quiero estar junto a él y no moverle del lugar, así que me señala una butaca y asiento.
El chico regresa con una cartilla y unas hojas, le pregunta cuál es el que quiere y él le responde: El que quedamos, George.

Miraba como es que trazaba, lo que parecían ser letras, sobre su brazo. El sonido de la maquina me aterrorizaba y, de tan solo pensarlo, sentía dolor.
Luego de unos minutos el chico se levanta para cubrir el tatuaje con un material especial. Me acerco a él para poder sonreírle y ver lo que tiene escrito.

— ¿Por quéThings I Can't?—frunzo el ceño al ver la frase que tiene en la parte trasera de su codo.

—Me rehúso a aceptar cosas.

— ¿Como ser celoso?—suelto una risa.

—Me gusta que respeten lo ajeno.

Me agacho y le doy un beso en los labios. Harry muerde mi labio inferior y siento la necesidad de subirme en la camilla y quedarme encima de él; pero el carraspeo de garganta de alguien me hace apartarme de él y disminuir mi calentura.

— ¿Una amiga, eh?

—Yo me entiendo—sonríe y yo también hago lo mismo.

Regreso a la butaca y saco el móvil para poner la cámara frontal y ver si aún tengo rubor. Veo un mensaje de Carly enviado hace unos minutos, así que decido responder.

Carlx.

''¿Estás loca, verdad?''

Yo:

''¿Qué? No entiendo nada de lo que estás diciendo. ''

Frunzo un poco el ceño ante su mensaje. Tal vez se equivocó de contacto.

Carlx:

''Que no estás aquí, Alba. ¿Dónde estás? Es cuando más te necesita y ¿no estás?''

Yo:

''¿De qué hablas? No estoy entendiéndote nada. ¿A qué te refieres?''

Carlx:

''Jamie, tu novio, tuvo un accidente hace unos treinta minutos. Salió en el noticiero. ¿Qué no estás enterada?''

¿Qué?


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