Capítulo cincuenta.

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Miro que el hombre, que sí es hombre aunque su forma de caminar y hablar no lo aparente, me señala con sus ojos, abiertos como platos, que levante a mi novia. Me niego a hacerlo mientras niego la cabeza con timidez.

—Eso me dolió, Harry. No creo poder soportar esto más.

— ¿Y crees que yo sí?

—Al menos yo trato de que las cosas funcionen de alguna manera—se cruza de brazos y me mira.

—Nunca funcionaran. Ni funcionó para el sexo y quieres que funcione para esto, ¿es en serio?—ruedo los ojos y camino en dirección donde está mi hijo.

Miro al hombre calvo y noto que tiene a mi hijo en sus brazos. Le ordeno que me lo de pero este me indica con la mirada que vuelva al salón.

—Dame a mi hijo, si no quieres que te vuelva hombre a golpes—frunzo el ceño y este levanta las cejas.

—Harry por favor ve a bailar.

Camino nuevamente hasta donde Briana y veo que está apoyada en la ventana con el ceño fruncido. Está molesta, sé que lo está. Respiro hondamente y toco su hombro para que se gire.

—¿Quisieras bailar esta pieza conmigo?

—No te hagas el modesto conmigo que no vas a conseguir nada.

— ¿Quieres bailar o no? —exploto—. ¡Me tienes harto con todas tus estupideces, Briana!

—¿Yo?—empuja mi cuerpo con su mano y me aparto un poco de ella—. ¡Tú eres el que empeora todo!

—¿Quién amenaza a quién?

Ella me manipula junto a mi padre.
Se acerca a mí y niega con la cabeza, diciéndome una vez más que ella no me está manipulando.

Me pregunto qué pasaría si mi padre se entera de Handrea. Sé que se molestaría más, ¿pero qué hubiera sucedido después?
Lo que sí sé es que si Alba nunca me hubiera conocido sería feliz. Y yo probablemente me hubiera suicidado ya hace mucho.
Ella salvó mi vida.

Veo al otro hombre calvo acercarse a mí.

—Vayan a practicar.

Suspiro y tiro la mirada a Briana para ver si acepta bailar conmigo. Me sonríe y caminamos con la demás gente.
Uno, dos, tres; uno, dos, tres. Repito uno, dos, tres a cada momento en mi mente para no olvidar el ritmo que tengo que llevar.

—Vamos Harry, el corazón que le sacaron a mi madre tenía más ritmo que esto—masculla un hombre que está junto a mí.

No dudo en lanzarme una de las miradas que mi madre solía hacerme cuando me portaba mal. Me fastidia totalmente que me critiquen en algo, y mucho menos algo que no lo están haciendo ellos mismo conmigo. Me pregunto qué pasaría si lo encierro en un consultorio con una persona con cinco minutos de vida ¡Qué ritmo!

—Hablo en serio, Harry. Continua.

Doy un par de vueltas a Briana y hago que caiga sobre mis brazos. Siento que nuestros ojos están conectando en el momento en que estoy casi cerca de besarla. El color azul de sus ojos eran como los del océano: suficientemente grande como para perderme en ellos.
Frota mi mejilla al terminar el baile y se aparta de mí para salir caminando hasta el pasillo. Camino detrás de ella y tiro de su brazo para besarla y pegarla a la pared.

¿Por qué hago esto?

Soy Harry Holt. Veinte años de edad. Una hija. Un hijo. Voy a casarme con una mujer que no amo. Perdí a la mujer que amo. Soy un estúpido.

—¿Y eso?—me pregunta luego de apartarse de mis labios.

Necesitaba darme cuenta de que no eres la mujer con la quiero compartir mi vida. Perdóname—le susurro y ella sólo escucha lo último.

Sonríe y vuelve a besarme.
Sé que esto está mal. ¿Está mal?
¿Por qué está mal? Tal vez Alba ya esté saliendo con alguien más. Tal vez con Jamie. O tal vez ya ni esté aquí en Londres.
Entonces, ¿por qué está mal? Quiero decir, ¿por qué estaría mal?
No sé si esto esté bien o mal, pero acaso pienso que esta es una manera de rehacer mi vida, ¿rehacerla?
¿Por qué?
¿Está mal?

Me aparto de sus labios cuando el carraspeo de alguien, de él, nos interrumpe. Está señalando su reloj de mano y puedo notar que está molesto.

—¡Ya!—grito con notoria molestia—. Joder, qué pesado—ruedo los ojos y atraigo la mano de Briana a la mía.

Genial. Toca etiqueta social. Soy magnífico en esto—inserto sarcasmo—, no podría estar más contento con todo esto.
Nunca entendí por qué es que tenía tantos cubiertos en la mesa. Desde muy pequeño me he planteado la misma pregunta, y es que pensaba que me servirían infinidad de platos.
E irónicamente era así.
Cojo la copa y hago lo mismo que todos están haciendo: golpear suavemente sobre esta para pedir la palabra en la mesa. Pero algo salió mal, y...roto.
Otra vergüenza más para el día.

—Lo lamento.

El joven coloca otra copa en mi mesa y Briana ríe cuando la miro. No era gracioso reírse de la vergüenza de otras personas.

—Buenas tardes, señores—escucho la voz de alguien que interrumpe mi concentración en todos los cubiertos. Era una voz conocida. Totalmente conocida. Como si la estuviera escuchando después de dos años—. Déjenme presentarme.

Agacho mi cabeza y la apoyo sobre mis codos, mirando a otro lado que no sea a ella. Era muy fácil reconocer su voz: era Carly.

—Pueden decirme Carly, basta de formalidades en este momento—ríen. Formo una sonrisa en mi rostro y froto mi ojo para disimular mi falta de atención—, pero ustedes sí tienen que hacerlo. Les pido que por favor se presenten cada uno.

Presiono mis ojos y arrastro la silla para ir al tocador, pero el hombre calvo me niega con la cabeza y se cruza de brazos. Ay no, por favor.

—Soy Allba Briana Smith. Tengo veintidós años y estoy titulada en la especialidad de Odontología. Tengo un hijo maravilloso y, obviamente, estoy comprometida.

¿Veintidós años?, ¿es mayor que yo por dos años? Guau, ni yo estaba enterado de tan INSIGNIFICAMENTE detalle.
Briana se sienta luego del saludo de todos y me sonríe para decirme que es mi turno. Trago saliva y me levanto.

—Ahmmm, soy Harry Holt. Tengo veinte años y estoy titulado en Medicina—decido omitir el tener hijos o no porque quiero ahorrarme las explicaciones en cantidad—, y estoy comprometido.

— ¡Harry! ¡Qué alegría el verte!

Es mutuo.
No puedo esperar a escuchar todas las cosas que tiene por decirme, porque sé que no tardará en acercarse a mí para hacerme un interrogatorio completo.
¿Habrá seguido teniendo contacto con Alba? ¿Sabrá...todo?
Me siento y veo a Briana de reojo. Me está mirando con intriga y me giro para verla.

—¿Qué? —suelto de repente—. Es solo una ex compañera. No tengo por qué darte explicaciones.

—No te las estaba pidiendo—responde con el mismo tono de voz que el mío—, simplemente me sorprendió que te conozca. Es todo.

—Bien.

Pasaron unas horas. Había conversado con Carly y acababa de dejarla sentada enel borde de la baranda. Estaba molesto por lo que decía, porque no me estabaentendiendo nada. Ruedo los ojos y salgo en dirección a mi auto donde Briana ymi hijo me están esperando.
Abro la puerta de tiro y Briana abre los ojos asustada. Me disculpo y ella tirala mirada a Edward.

— ¿Te molesta si me quedo en tu casa?—pregunto mientras enciendo el auto.

— ¿Por qué? ¿Pasó algo?—pregunta.

— ¿Sí o no? —pregunto con impaciencia.

—Claro, está bien.

—Gracias—sonrío—, luego hablaremos de esto.

'Solo te diré que luches por ella'.

Mientras conduzco, recuerdo las palabras de Carly en el pasillo. Alba nunca mehabía contado sobre los problemas que tuvo con su padre antes que estefallezca. Nunca pensé que fueran tan grandes, ni mucho menos que le hayanafectado tanto.

'Ella te ama, y tú a ella, ¿qué haces conesa chica?'

'Sólo estoy protegiéndola'.


—Harry—escucho la voz de Briana y miro con atención la calle.

Me detengo al ver el semáforo en rojo y me giro para mirar a Briana. Me frotala mejilla y me susurra que ya estamos cerca, indicándome por qué calles tengoque pasar. Asiento y tiro la mirada atrás para ver a mi pequeño hijo dormir.
Guardo el auto en la cochera y Briana sube hasta la habitación de Edward. Lesigo el paso y veo como coloca su cuerpo en la cuna y cubre todo con la cortinade seda para que nada fastidia su sueño. Se gira hacia mí y me pide que guardesilencio.
Tomo su cintura y beso sus labios hasta conducirla a su habitación y recostarlaen la cama. Cierro las cortinas y me recuesto encima de ella, besando su cuerpomientras ella debate en sí para no hacer ningún ruido. Paso mis dedos sobre sucuerpo y siento cómo se eriza al sentir mi tacto en ella. Suelta un gemido enmi oído y me deshago de su ropa en unos segundos.
Sería la primera vez que tenga sexo con alguien mientras pienso en otra. En Alba.

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