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—Papa pregunta como estas— la voz de Ethan hizo que sufriera leves escalofríos.

—Dile que estoy bien. Ya sabes, un poco desanimada porque comenzaron las clases, pero estoy bien— comento forzando una pequeña sonrisa. Le incomodaba hablar con su hermano.

—Es genial saber eso, (T/N). Iré dentro de unas semanas. Me he decidido por buscar trabajo en la ciudad, Aun no se que estudiar— murmuro, en tono pensativo.

—Oh, yo te ayudare si quieres estudiar. Podríamos recorrer algunas universidades para ver la oferta de carreras— menciono, feliz de poder ayudar a su hermano.

—Sí, eso sería genial, gracias, fea—dijo en tono burlón— Por cierto, recuerdas lo que hablamos hace unas semanas, ¿verdad?— pregunto. La bilis subió por su garganta al recordar aquello. ¿Cómo iba a olvidarlo?

—S-si—

—Genial, entonces cuando vaya, podremos salir— él se escuchaba feliz. (T/N) trago fuertemente y observo que Marina entraba en el salón.

—Escucha, ya comienza mi clase. Te llamare dentro de unos días, ¿sí?— murmuro, con rapidez.

—Sí, claro, nos vemos, hermanita—

—Adiós, Ethan— y, diciendo esto, colgó.

Guardo su celular en la mochila y soltó un suspiro. Se apoyo contra la pared y, por un momento, cerro sus ojos. ¿Dónde había estado que había aceptado salir con su hermano? Mirándolo desde allí, era una locura, pero recordando el rostro, algo desencajado, de su familiar, lo reconsideraba. Sentía que si no aceptaba, el la iba a matar... O él se iba a matar. Escucho la silla de su al lado, moverse, señal de que su amiga había ocupado su lugar.

—¿Qué te paso, ovejita? Parece como si hubieras visto un fantasma, estas muy pálida— comento la rubia, al mismo tiempo que se cruzaba de piernas. (T/N) se incorporo, aguantando las ganas de vomitar que tenia. La llamada de su hermano le había hecho bastante mal. Sonrió al ver la mirada preocupada de Marina.

—Es solo que me llamo mi hermano para decirme que papa está enfermo— murmuro, jugando con sus dedos. En parte era cierto, su padre estaba enfermo, pero no era ese el motivo por el cual se encontraba tan mal. La rubia suspiro y la atrajo hasta ella, abrazándola. La chica se acomodo en el pecho ajeno, al mismo tiempo que inspiraba la fragancia de limones de su amiga. Marina acaricio la espalda de la contraria, al mismo tiempo que fulminaba con la mirada a las personas que le estuvieran a punto de decir algo o le estuviera observando feo.

—¿Te sientes bien? Creo que tienes algo de fiebre— murmuro, escuchando como el profesor entraba en la clase. (T/N) negó con su cabeza. Se obligo a apartarse, porque de lo contrario se dormiría sobre su amiga y trato de poner su cabello en condiciones.

—Tengo mucho sueño y... Realmente no me siento muy bien— susurro. Saco su cuaderno, lista para que el profesor comenzara a dictar. La rubia chasqueo su lengua, para luego tomar su mochila y comenzar a guardar todo.

—Vamos, te llevare a un hospital— menciono, sin dejar de ordenar sus cosas.

—Pero aun nos quedan dos clases más y...— comenzó a protestar. No es que no le gustara la idea de salir más temprano, pero había hecho el esfuerzo de salir de su casa para ir a la escuela y completar el horario, no por dos horas.

—Al hospital, dije— aquel tono que uso Marina era, sin dudas, uno que no necesitaba reproches. (T/N) se mordió el labio inferior y comenzó a imitarla, guardando sus útiles. Apenas había terminado de poner todo en su lugar, cuando su amiga tomo su mano y la jalo fuera de la clase, sin poner atención a las protestas del maestro.

¿Daddy? (Hetalia x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora