—Si, papa, no te preocupes, estoy comiendo bien— contesto (T/N), e, irónicamente, en ese momento, su estomago crujió, menos mal que su padre no pudo oírla. Habia salido de la universidad hacia unos pocos minutos y, en ese momento, caminaba a casa.
—Eso espero, recuerda que a Federick no le gustabas cuando estabas tan delgada— contesto su padre del otro lado de la linea. La muchacha no pudo evitar chasquear su lengua. No le gustaba hablar de ese tema. No le gustaba hablar de esa persona.
—Sabes que lo de nosotros ya paso, papa y no sabes cuanto me alegro de haberlo terminado—
—No se porque lo dices, es un buen muchacho y aun sigue viniendo a al casa a preguntar cuando regresaras. Es una lastima, pronto no te quedara el vestido de tu ma...—
—Papa, ¿como esta mi hermano?— pregunto, interrumpiendo laas palabras de su progenitor.
—¡Ah! Ethan consiguió una novia... ¿Que numero es esta? ¿La decimocuarta?— (T/N) soltó un pequeño suspiro. Su hermano, a pesar de ser menor que ella, era todo un Don Juan y había tenido mas parejas que ella misma... En realidad cualquiera tenia mas parejas que ella misma.
—Creo que ya va por la decimoséptima, papa. Pero eso no significa nada, ¡mi futura nuera debe ser mas linda, mas femenina, mas aseada, mas inteligente y quererlo mas que yo!— puntualizo, sacando su lado "celoso". Recordaba la primera vez que había llevado una novia a casa y como ella le había hecho cambiar de opinión rápidamente. Escucho la risa de su padre y, por un momento, sintió como si estuviera, de nuevo, en al cocina, teniendo esas largas charlas con el.
—Cielos, pobre muchacho, jamas llegara al matrimonio, entonces. Por cierto, (T/N), querida, ¿como van tus estudios?—
—Pues, genial. Las clases son muy interesantes aunque, por ejemplo, Historia del Arte es bastante... extensa y suelo dormirme en el salón— comento, soltando una pequeña risilla.
—Duerme bien, cariño, así podrás prestar atencion a las lecciones. ¿Ya pagaste la cuota?—
—Claro, papa, por eso no te preocupes, todo esta al día—
—Es extraño que no suba, ¿no crees? Habían avisado que así seria...— esto comenzaba a ponerse serio y la muchacha no podía mentirle.
—Hummm, papa, ya estoy por irme a dormir, ¿si? Mañana debo levantarme a hacer una tare, así que te dejo. En la próxima semana te hablo. Adiós, papa, te amo—
—Te amo, pequeña (T/N)— diciendo esto, la llamada se corto. La jovencita soltó un suspiro, mientras se detenía. Eso había estado cerca, debía agradecer que no pudiera que le enviara una boleta, no quería que supiera que estaba sacrificando horas de estudios para trabajar. Por un momento, se apoyo en un muro, sintiendo como el frió le congelaba las manos. Habia olvidado sus guantes en casa y habia estado todo el día sin ellos. Se podía ver como, claramente, su piel comenzaba a resecarse y, en algunos puntos, llegaba a tener manchones morados. Siempre era muy descuidada y terminaba sufriendo las consecuencias. Guardo su móvil en la cartera y estaba acomodándose el suéter que llevaba debajo del abrigo, para que las mangas cubrieran un poco sus extremidades, cuando escucho varios pasos. No le dio importancia, seguramente, a las once de la noche, aun seguía saliendo personas de su trabajo.
—¿Señorita, se encuentra bien?— una profunda y tranquilizadora voz, la saco de sus acciones, haciendo que voltee hacia aquel lugar. Un hombre, apenas, unos centímetros mas alto que ella, le observaba. Su nariz estaba algo roja, junto con sus mejillas, posiblemente por el frió. Sus ojos café, mostraron una leve sorpresa, junto con su boca, quien formo una perfecta "O".
—Señor Yao, un placer volver a verlo— comento, mientras sonreía. No lo había visto desde aquella vez en el restaurante. El hombre pareció feliz de que lo reconociera, al menos eso pensó (T/N), cuando vio las pupilas ajenas, brillas con intensidad.
—El placer es mio, señorita (T/A). ¿Puedo preguntar que es lo que hace a estas horas, aquí? La calle suele ser muy peligrosa de noche— menciono, dirigiendo la mirada hasta uno de los extremos de la acera. La muchacha, simplemente, se encogió de hombros.
—Jamas me ha pasado nada. En realidad recién salí de la universidad y como, por mi apartamento, no pasa ningún bus que este relativamente cerca de la escuela, siempre regreso caminando— explico, distraidamente, sin darle mucha importancia a la cuestión. Por favor, ella ya era grande y se podía cuidar... ¿Cierto? Por un momento, la imagen de Federick paso por su mente, haciéndola estremecer involuntariamente. Aun en ese punto, se encontraba sensible. Tal vez si necesitaba de alguien que se preocupara por ella. Solo tal vez. La nación pareció haber visto aquel movimiento involuntario, pero lo interpreto como si ella estuviera sufriendo por el frió. Con rapidez, coloco sus manso sobre los antebrazos ajenos, llevándose, de nuevo, la atencion de la mujer sobre su persona.
—Vamos, la llevare a casa. Hace mucho frió, no quiero que se resfrié y, con lo oscuro que esta, no quiero que le pase nada— se ofreció, mientras esbozaba una cálida sonrisa, haciendo que la muchacha, sonriera inconscientemente.
—Ah... P-pero, ¿usted no tiene otras cosas mas importantes que hacer? Apuesto que esta ocupado, señor Yao y yo...—
—Yao, (T/N), solo Yao— la interrumpió el país, mientras negaba con su cabeza. El hombre comenzó a caminar e la dirección donde, hacia momentos, ella se dirigía. La mujer se apresuro a seguirlo, bastante confusa. ¿Le estaba diciendo que odia llamarle, solo, por su nombre? ¿Podía tutearlo? Por un momento, le observo por el rabilo del ojo. A pesar de que no aparentaba unos años mas que su edad, sentía algo extraño que le decía que debía mantener el respeto para con aquella persona. Mientras tanto, China, se deleitaba, mirándola de reojo, con las expresiones que hacia la muchacha. Le gustaba ver esas cejas, algo fruncidas por lo que acababa de decir y, mas aun, aquellos labios que, ahora, formaban una mueca, por demás, seductora e inocente— No muerdas tu labio, querida— le pidió.
—¿Eh? ¡Ah! Si, es una manía, aunque en invierno se me lastiman tanto que siempre que lo hago comienza a salir sangre— murmuro, distraidamente, (T/N), mientras posaba los dedos de su mano derecha sobre su labial inferior.
—Miel y azúcar, eso hará que se curen— por un momento, el país sintió la necesidad de pasar sus dígitos por allí, sentir la textura de la delicada piel, desgarrada. ¿Se lastimarían si eran besados por toda una noche? Probablemente, el intercambio de saliva harían que las heridas cicatrizaran y, tal vez, solo tal vez, eso es lo que ella necesitaba.
—¿Usted cree? Lo intentare— comento, alegremente. Usualmente esperaba a que las temporadas frías pasaran. En su pueblo natal, no solía ocuparse, demasiado, de su apariencia física, mas, sobretodo, cuando ella era la que ayudaba a su padre a trabajar. Ahora, estando en al ciudad, debería cuidarse un poco mas, ¿no? El recuerdo de sus dos trabajos y el de su carrera universitaria, le peso sobre los hombros, haciéndola suspirar cansinamente. Tal vez este fin de semana no, estaría muy ocupada, pero que siguiente, seguramente lo haría. Sabia que, al final, no haría nada, pero era una buena receta para tener en cuenta— Hasta aquí, muchas gracias por acompañarme, señor Yao— menciono, deteniéndose frente a un edificio. Los ojos del chino se dirigieron hacia al dirección y esbozo una sonrisa.
—Yao, (T/N), inténtalo—
—Mmmnn... Yao— murmuro ella, luego de soltar una especie de gruñido. Luego de unos momentos en lo que nadie decía nada, se percato de que el se había quedado observándola, haciéndole sonrojar— ¿Q-quiere pasar por una bebida caliente y un postre? Es por acompañarme—
—Seria un placer— acepto, sonriendo, solo imaginando las caras de los demás cuando les contara que habia pasado parte de la noche con la linda señorita de la limpieza.
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¿Daddy? (Hetalia x Lectora)
Hayran KurguLos países vieron la duda plasmada en los ojos de la niña. Si, aquello podría ser considerado extorsión... Finalmente, la muchacha se mordió el labio inferior y, con un gran rubor en sus mejillas, asintió con su cabeza. -Acepтo, dαddy...- Nadie dij...