(T/N) siguió comiendo, despreocupada de aquel momento. No quería alardear, pero esa cena le había quedado riquísima, y, si, el tomate que había estado intentando pelar, América, seguía intacto en la heladera. Tomo un poco de agua y aprovecho a elevar su mirada, para poder ver las distintas reacciones que había causado con aquella noticia. Francia seguía con su mirada en el papel, como si, con eso, pudiera cambiar el resultado; Inglaterra se recuperaba de un ataque de tos, América estaba horriblemente pálido y se había convertido en una estatua; Italia había dejado la copa a un lado y bebía el vino, directamente, desde la botella, al parecer algo se le había quedado atorado en la garganta; Rusia sonreía, como costumbre, mas no comía, era como si estuviera perdido en sus pensamientos; Alemania murmuraba algo que no llegaba a escuchar, mientras se sobaba las sienes. Al parecer, los únicos que se habían tomado, más o menos bien, la noticia, eran los asiáticos, aunque, claro, esto no evitaba que tuvieran un gesto de turbación en sus rostros.
Ella finalizo su plato y se limpio el boca con una servilleta. Inconscientemente, dejo caer su mano en su vientre. Era increíble que allí estuviera creciendo su primogénito. Es decir, de alguna u otra forma, había estado esperando ese momento, tal vez su subconsciente lo tenía aceptado, pero, aun así, le parecía sorprendente. Soltó un suspiro y acaricio aquella zona con su dedo pulgar. Tal vez, Marina, había tenido razón aquella vez, tal vez sería una buena y estricta madre. Por un momento, se imagino varios niños corretear por los pasillos de la casa y, probablemente, algún que otro adolescente, sentado en el sillón, leyendo o encerrado en su cuarto. Aquel pensamiento le hizo sonreír levemente. No le desagradaba la idea de una familia tan grande.
—Little, ¿realmente lo quieres?— la pregunta de Inglaterra, la saco de su ensoñación. Rápidamente, fijo su vista hasta donde el anglosajón se encontraba. Los ojos verdes, penetraron en su mente.
—¿Qué?— susurro, frunciendo su ceño. Lo había escuchado muy bien, pero no podía creerlo. ¿Era o que, realmente, ella pensaba?
—Arthur habla si de verdad quieres al niño— especifico, China, observándola—. Eres muy joven aun y... Hay muchas cosas que pueden salir mal, huār...— el mayor, se corto, dejando la oración a la mitad. La propuesta flotaba en el aire, haciéndolo, pesado y tenso, difícil de respirar. La chica comenzó a marearse.
—Kitten, tal vez quieras ab...— comenzó, América, mas fue interrumpido por un fuerte golpe. (T/N), se había incorporado con brusquedad, haciendo que la silla cayera.
—¡No lo digas!— exclamo, con la vista fija en el rubio, quien desvió su mirada de ella—. Como... ¿Cómo siquiera pueden pensar en eso? Un niño no es algo que se pueda desechar por considerar que soy muy joven. Estuve consciente de que mis acciones traerían consecuencias, ¡y espero que ustedes no pensaran que los niños los traería la cigüeña! Como tal, debo hacerme responsable de mis decisiones, ¡y eso significa quedarme con el niño!— diciendo esto, salió con rapidez del comedor, para luego comenzar a subir las escaleras—. ¡Cuando se les pase lo idiota, hablamos!— fue lo último que exclamo, antes de encerrarse en su habitación.
Francis soltó un fuerte suspiro, mientras colocaba su rostro entre sus manos. No había sido la mejor idea que había tenido, eso seguro. Alemania se levanto de la mesa y salió al jardín, seguramente, a jugar con Julio Cesar. Italia comenzó a levantar los platos en un silencio sepulcral y con el rostro de velorio. Seguro Romano le mataría por no estar casado con la chica y haberla embarazado, si era de él. Japón, impasible, comenzó a lavar los platos, al mismo tiempo que calculaba cuando era la última vez que había tenido un encuentro con su Ichigo. Inglaterra se maldecía por dentro por haber sido quien había metido la pata, primero. China y Rusia conversaban en voz baja sobre el trabajo, como si la escena anterior no hubiera sucedido nunca, pero, ambos, estaban en sus respectivas ensoñaciones.
ESTÁS LEYENDO
¿Daddy? (Hetalia x Lectora)
FanficLos países vieron la duda plasmada en los ojos de la niña. Si, aquello podría ser considerado extorsión... Finalmente, la muchacha se mordió el labio inferior y, con un gran rubor en sus mejillas, asintió con su cabeza. -Acepтo, dαddy...- Nadie dij...