(T/N) levanto la vista de sus apuntes cuando noto que la puerta del negocio se abría.
—Bienvenido, señor, ¿en que lo puedo ayu...? Ah, es usted— la animada frase, junto con una sonrisa, fue cambiada por un leve tono de disgusto, junto con una mueca en sus labios. Si hubiera visto mejor, realmente si se hubiera puesto sus lentes, habría sabido, enseguida que aquel hombre era ese alemán, al menos eso era lo que podía detectar en su acento. Esperaba ver la misma decepción de ella, cruzar por el rostro ajeno, pero, lo único que vio, fue sorpresa. Por un momento, Alemania se quedo en silencio, mirando a la joven.
—Tu... ¿También trabajas aquí?— fue lo único que se le ocurrió preguntar y quiso golpearse la cabeza.
—Si, así es— respondió ella, mientras se encogía de hombros. El hombre no dijo nada, mientras repasaba lo que había escuchado en las reuniones. Tenia el trabajo de limpieza ne la mañana, por lo que había visto, un trabajo como mesera en un restauran, según Alfred, y, ahora, tenia ese actual trabajo como la encargada de la librería, y para colmo, era estudiante. ¿De donde sacaba tanto tiempo? Sus ojos celestes pasaron por el cuerpo de la menor, al menos la parte superior, hasta la cadera, donde el mostrados no le dejaba ver. Estaba mas delgada. Cuando la vio por ultima vez, hacia tres largos meses, ella era una muchacha de busto remarcado y hombros redondeados. La chica que se encontraba frente a el, se le notaban las clavículas y sus hombros tenían un aspecto mas cuadrado. Las manos que reposaban sobre el vidrio estaban mas delgadas y los nudillos se le notaban demasiado, dándole un aspecto mucho mas avejentado. Las sonrosadas mejillas habían sido reemplazadas por unas sin color, al igual que su rozagante piel, ahora se había convertido en una tira de sabana blanca. Las ojeras, debajo de sus cansados ojos, le aumentaban la edad y su cabello, amarrado en un moño, tal vez, se encontraba menos brilloso. Lo único que quedaba de lo que el había conocido eran esos labios rosados que siempre ofrecían sonrisas, lo había comprobado momentos atrás. ¿Y como el recordaba todo eso? ¿Como recordaba que tenia un gracioso lunar en el lateral derecho del cual lo, que ahora estaba siendo cubierto por una gran camisa de trabajo? Sencillo. Su mente seguía repitiendo y torturándolo con la imagen de la ultima vez que se habian visto en aquella sala. Quiso evitar que los otros siguieran cayendo y, al final, el estaba en lo mas hondo.
—Creo que te debo una disculpa— las palabras salieron solas de la boca del país, tomándolo por sorpresa. (T/N) entreabrió sus labios y subió sus cejas, incrédula. ¿Luego de esos meses pensaba en darle una disculpa? Vaya, eso era increíble. Antes de que pudiera hablar, el alemán siguió con su monologo—. Tenias razón, no era nadie para decirte que tenias o no que hacer. Estaba algo frustrado por el poco desarrollo en las reuniones y no separe bien las cosas. Lamento mucho haberte pedido eso. Espero puedas perdonarme—termino, bajando la mirada. No se atrevía a verle a la cara, no después de lo que habían pasado. El silencio cundió entre ellos dos, hasta que la mujer dejo salir un suspiro. ¿Que mas daba? No podía vivir enojada con el solo por un pequeño malentendido... Ademas que ni siquiera estaba enojada, solo que, cuando lo vio, aquel sentimiento de incomodidad surgió de nuevo.
—Esta bien, no se preocupe, señor. Es pasado y, como dicen, al pasado pisado. No debería hacerse tanto problema— menciono, (T/N), al mismo tiempo que esbozaba una sonrisa. El país solo atino a devolver aquel gesto y asentir con su cabeza. Realmente era afortunado.
—Muchas gracias. Agradezco esta segunda oportunidad y...—
—Ve... ¡Ludwig! ¿Pudiste conseguirlo?— la voz, muy conocida para (T/N), del italiano, interrumpió a su amigo, al mismo tiempo que la figura correspondiente aparecía por la puerta.
—¡Ah! ¡Feliciano!— exclamo, feliz, la mujer, mientras le sonreía y agitaba su mano derecha en forma de saludo. Al ver quien era la trabajadora, el país sonrió y se acerco al mostrador, abriendo sus ojos, algo que impresiono, de sobremanera a Alemania. Si bien ya le había visto con los ojos abiertos, era muy raro, extremadamente raro.
—¡Bellezza, que sorpresa encontrarte aquí!— menciono y, tomando la mano ajena, beso el dorso, para luego sonreirle. Al parecer, (T/N), estaba acostumbrada a eso, porque ni una pizca de sonrojo apareció en sus mejillas, aunque, contando la poca presencia de color en su rostro, dudaba que pudiera cambiar de estado. Alemania quedo, por un momento, desplazado de la conversación que ellos se encontraban teniendo. ¿Así es como los demás la trataban? ¿Con cuidado? ¿Como si fuera porcelana a apunto de romperse? No, no era porcelana... Era como si fuera un pequeño animalito que debía se tratado con cuidado y cariño para que no huyera. Si, esa clasificación encuadraba, mejor, a la muchacha frente a el. No pudo evitar sonreír al verla moverse de un lado a otro, mostrandole los ejemplares de libros que el país deseaba ver.
—... ¡Lud!— la voz de su compañero se escucho por su mente, sacándolo del breve trance que estaba viviendo. Al volver, se percato de que ambas personas se encontraban mirándolo.
—Le decía que cual es el titulo que buscaba— pregunto la muchacha, sonriendo. Al parecer, la breve conversación con el país latino, había hecho que sus mejillas se sonrojaran, o, al menos, presentara un color un poco mas brillantes. Le dio el nombre del libro de la saga que lo traía en vilo y ella sonrió, mas emocionada— ¿Usted tambien lo lee? Es genial— y diciendo esto, se perdio entre estantes y demás.
—No sabia que trabajaba aquí. Debe ser duro. Me han dicho que tambein trabaja como mesera y no contemos con que el trabajo de limpieza sea suave— murmuro el italiano, con un leve rictus de preocupación en el rostro.
—Esta mas delgada...— comenzó el alemán
—Mas de lo saludable— termino la frase, interrumpiéndolo. Se quedaron, unos momento, en silencio, hasta que la chica, apareció, nuevamente entre los estantes hacia ellos.
—Lo teníamos en una de las cajas que nos ha llegado recientemente, pro eso tarde tanto. Lamento la demora. ¿Llevara algo mas?— ante la negativa del rubio, le cobro y, finalmente coloco el tomo en una bolsa, la cual tendió al dueño.
—Ve, (T/N), ven a mi casa esta noche a cenar pasta— comento, sonriendo nuevamente, Italia.
—Ah, me encantaría, pero luego de aquí, tengo mis clases en la Universidad y lue...—
—No es aun petición, es una orden— si bien la voz de Feliciano seguía siendo dulce, tenia un leve tono de dureza—. De lo contrario, le diré a Ivan que pase por ti— diciendo esto, sonrió y se dirigió a la salida, con su amigo siguiéndole— Te veo mas tarde, bellezza— le guiño el ojo derecho y salio.
—P-pero, Feliciano...—
—Sera mejor que lo hagas, a veces es bueno relajarte y no hay nada mejor que una cena con amigos para eso, yo lo aprendí de el. Der Abschied, (T/N)— se despidió Alemania, dejando, sola a la muchacha, al cual no sabia que hacer.
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¿Daddy? (Hetalia x Lectora)
FanficLos países vieron la duda plasmada en los ojos de la niña. Si, aquello podría ser considerado extorsión... Finalmente, la muchacha se mordió el labio inferior y, con un gran rubor en sus mejillas, asintió con su cabeza. -Acepтo, dαddy...- Nadie dij...