—Y eso fue lo que sucedió— menciono China—O al menos lo que me conto, siempre queda en la posibilidad que mienta.
—Y es una muy buena mentirosa— acoto Inglaterra, al mismo tiempo que presionaba su mentón.
—No me sorprende cuando pasa tanto tiempo con un ex pirata— lo molesto, Francia, intentando relajar un poco el ambiente.
—¡Cállate, rana!— exclamo el ingles. Ambos estaban a punto de comenzar una pelea, pero el carraspeo de Alemania, puso fin a la breve enfrenta de ambos países, quienes volvieron a acomodarse en los sillones. Hacía ocho dias que (T/N) había llegado y, si no era por el país más antiguo, ellos no se enteraban de que lo había hecho. La chica había ingresado a su habitación, luego de darle repetidas gracias al asiático, y no había salido más que para buscar una comida al día.
—Déjame entender, China— comenzó, Alemania, mirando al individuo—. ¿Ella dice que Ethan era su hermano?— pregunto, tratando de que aquella historia entrara en su mente. El mayor asintió, en silencio y el hombre no pudo hacer más que quedarse callado. Todos sabían que estaba pensando y, también, lo pensaban. ¿Cómo es que podían tratarse de esa manera? Para ellos, el tema del incesto debería ser lo más normal, pero se sorprendieron algo pasmados con este caso. No sabían si era porque se trataba un caso como estos en la vida moderna, o porque implicaba a su mujercita.
—Lo penso che si debba rimuovere le erbacce—musito Italia, sacando su lado más tétrico.
—Yo opino igual— comento Rusia, sonriendo, aunque, por dentro, se deshacía de ganas de cortarle los tendones al sujeto en cuestión y tirarlo colina abajo, para ver si los lobos lo devoraban vivo o no.
—Por una vez en la historia, creo que me dejaría llevar por sus opiniones— menciono Japón, sopesando las posibilidades.
—No sería mala idea— murmuro Inglaterra.
—¡Que terrible!— exclamo Francia, observándolos— No mataremos a nadie, se supone que somos personas civilizadas—
—Coincido con Francia, no es ético matar personas solo porque hirieron a (T/N). Además, ¿Qué le piensan decir?— aquellas palabras dejaron mudos a los demás.
—Hay que guardar la calma. Tal vez ella solo exagero un poco las cosas— susurro China. Todos guardaron silencio por unos momentos, sumidos en sus propios pensamientos, pero, lentamente, se dieron cuenta de que algo faltaba. Alguien no estaba en su lugar. Alguien que no solía estarse muy callado.
—¿Dónde está América?— pregunto Feliciano, mirando los sillones.
—Arriba, con (T/N)—comento Francia.
—¿Es mi impresión o están pasando tiempo de mas?— pregunto Japón, arqueando una de sus cejas.
A pesar de estar con ella, estaba muy lejos de consolarla. Ambos cuerpos se movían, subían y bajaban, friccionándose entre sí. No había descanso para ellos, no cuando se necesitaban con tanta desesperación. Una quería borrar el recuerdo de los labios de su hermano y el otro deseaba borrar la soledad de los días. Un, muy pronto, clímax azoto sus cuerpos, logrando que ahogaran gemidos, cada uno, sumido en su propio placer. (T/N) soltó un fuerte suspiro, mientras intentaba controlar los variados espasmos de su cuerpo y, con lentitud, se recostó sobre el pecho ajeno. América, por su parte trataba de recuperar el aliento perdido.
Cuando se entero que ella ya estaba en la ciudad, sin siquiera avisarles, entro a la habitación, casi tumbando la puerta. No hubo explicaciones, ni saludos, tampoco sonrisas o preguntas sobre lo que habían hecho mientras el otro no estaba. No. Apenas la vio, se acerco a ella para estamparle un beso en los labios y (T/N) no se resistió. A pesar de que aquel contacto fue tan, o más, brusco que el de su familiar, lo sentía completamente diferente. Casi como un acuerdo mudo, se quitaron la ropa e hicieron el amor una y otra vez. Y asi había sido durante una semana, una larga semana. No había tiempo para ser románticos, para dar vueltas que eran innecesarias o estorbosas en ese momento. Se dedicaron a compartir una pasión, casi, ahogante. La chica había perdido la cuenta de cuantos orgasmos había tenido, pero suponía que habían sido varios, o pocos muy fuertes, puesto que ya no sentía sus piernas.
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¿Daddy? (Hetalia x Lectora)
FanfictionLos países vieron la duda plasmada en los ojos de la niña. Si, aquello podría ser considerado extorsión... Finalmente, la muchacha se mordió el labio inferior y, con un gran rubor en sus mejillas, asintió con su cabeza. -Acepтo, dαddy...- Nadie dij...