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-Mujer, aliméntame- menciono, Ethan, mientras entraba a la cocina. (T/N) soltó una risilla, sin apartar la vista de las verduras que estaba cortando.

-Un por favor estaría bien, ¿no crees?- comento, colocando las verduras en una sartén, donde comenzó a freírlas. El chico sonrió y se acerco a ella, por detrás, para luego abrazarla por su espalda. La chica puso un poco de agua en la preparación y siguió revolviendo las verduras. No le incomodaba aquel contacto, puesto que era bastante normal entre ellos. A veces se preocupaba porque había escuchado que algunas personas decían que con los hermanos tenían una relación... bastante diferente a la de ellos, pero, al final, terminaban diciéndose que la cercanía era debido a que siempre habían estado juntos, que habían tenido que apañárselas solos toda la vida. El chico se inclino y reposo su cabeza en el hombre de su hermana, al mismo tiempo que atrapaba su cintura en sus brazos.

-De acuerdo. Por favor, aliméntame, mujer- la voz grave de Ethan, hizo que la chica sintiera un leve escalofrió. Soltó una risilla nerviosa, al mismo tiempo que elevaba una de sus manos y acariciaba el cabello de el.

-Así está mejor-y, diciendo esto, se aparto para comenzar a buscar más ingredientes. El muchacho se alejo a una distancia prudencial para no interrumpir, más, en la tarea de su hermana. Se quedo allí, observando cada movimiento que ella hacía, imaginando mil y una escena. Sus pensamientos se vieron interrumpidos por el sonido del celular de ella, que indicaba una llamada entrante. Al ver que estaba ocupada, se dirigió hasta el bolsillo trasero de los pantalones ajenos, para tomarlo, pero (T/N), de un movimiento rápido, se alejo.

-Está bien, estoy esperando una llamada- y, diciendo esto, se marcho de la cocina, no sin antes pedirle que vigilara el nivel el agua del relleno de carne. El chico soltó un bufido, visiblemente molesto. La chica se dirigió hasta la habitación, donde cerró la puerta. Tomo si móvil y deslizo el icono verde para atender la llama de un contacto que conocía muy bien.

-Hola, Daddy- saludo y, sin poder evitarlo, sonrió.

-Huār, ¿como estas?- la tranquila voz de China, hizo que soltara un suspiro. Realmente los extrañaba.

-Bien, ¿y usted?- hubo un silencio en la línea que hizo dudar a la muchacha sobre la veracidad de las palabras.

-Se podría decir que bien, huār- hablo, finalmente.

-Mmm, ¿porque siento que no pudo creerme esas palabras?- pregunto.

-No te preocupes, ya lo sabrás, en su momento. Por ahora, solo debo decir que te extrañamos y creo que hasta Inglaterra extraña al perro, eh... ¿Cómo se llamaba?- ella soltó una risilla al imaginarse al hombre mirando el almohadón donde solía dormir el can.

-Julio Cesar, Daddy- le recordó. El país, satisfecho por hacer feliz a su niña suspiro, con una sonrisa.

-Sigo pensando que hay nombres más bonitos- murmuro.

-Sí, si los hay, pero este es un nombre imponente como él. Por cierto, ¿sucedió algo? ¿Por qué me llamo?- pregunto, recordando que tenía el almuerzo cocinándose.

-¿Hay alguna razón por la que deba llamarte, huār? Bueno, en realidad si la hay: pasare a buscarte, por la tarde-

-¿Y-ya?- murmuro. A pesar de que ya había pasado más tiempo del que había prometido quedarse, no quería dejar a su familia sola, de nuevo.

-Claro que si, debes darnos un poco de atención, también, a nosotros, ¿no?- por un momento, las palabras de Yao, habían sonado mal en su cabeza. Inspiro profundamente y comenzó a hacer la maleta.

-Si, tiene razón- menciono, recordando que tenía un trabajo y que, sin él, no podría vivir. ¿O era sin ellos que no podía vivir?

-Buena chica- susurro, China, satisfecho que no diera pelea como esperaba.

¿Daddy? (Hetalia x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora