❁3

4.8K 386 37
                                    

(T/N) suspiro, algo aturdida. Habia recibido una notificación en el cual hablaba de que su escuela aumentaría la cuota el próximo mes. ¿Como haría para pagarla? Su padre, luego de insistir como por dos años, antes, siquiera, de que ingresara, había logrado pagar aquella, nada barata, cuota. Si bien la universidad era algo cara, siempre había sido el sueño de la muchacha de estudiar allí, por lo que su padre le había concedido uno de los pocos caprichos de su hija. Al parecer, empeñar una parte del campo que tenían, no había sido suficiente, porque, ahora, esos números resaltados en color rojo, parecian burlarse, cruelmente, de sus esfuerzos. La chica se mordió el labio inferior, sintiendo como ardian sus ojos y un molesto nudo se formaba en su garganta. Su padre se había criado en aquellas parcelas de tierra, habia costado mucho venderlas, puesto que eran tiempos de sequia... ¿Como haria para decirle que necesitaba un poco mas de dinero? La imagen del rostro de su progenitor, con multiples arrugas y la piel bronceada por el sol, usando aquel tipico sombrero, llego a su mente. ¡No! No podia, siquiera, mencionarlo. De por si, a (T/N), le daba mucha vergüenza pedir dinero, incluso de su padre, por eso habia comenzado a trabajar, al menos, para poder cubrir los gastos de sus necesidades basicas. Su mente no procesaba la idea de pedirle mas dinero a su padre, sobretodo cuando las plantaciones dejaban mucho que desear.

Chasqueo su lengua, mientras hacia un bollo aquel papel, con una gran furia. ¡Trabajaria mas! ¡Si, eso haria! Toda su familia habia sido una luchadora, desde sus bisabuelos, extranjeros en una tierra desconocida, pasando por sus abuelos, quien debieron de cuidar el campo y llegando a su padre, quien comenzo a trabajar alli a los diez años. ¡Ella no seria menos! Sus manos no se caerian por trabajar unas horas mas. Lamentaba que su tiempo de estudio se reduciria, pero no importaba, estudiara entrada a la noche.

Rapidamente cruzo el centro de la ciudad, mientras evaluaba sus horarios. Trabajaba tres horas a la mañana en la limpieza, desde las seis hasta las nueve, y, en la tarde, cerca de las seis, entraba a la universidad por sus clases. Tenia el resto del dia para un futuro trabajo, asi que, suponia, seria facil. Luego de mucho buscar, logro establecerse como mesera en un restaurante, desde las once hasta las cuatro de la tarde. ¡Era perfecto! Podria llegar a su casa, tomar un baño y luego ir a sus clases. La paga no era muy buena, pero juntandolo con lo demas, serviria para pagar la cuota de su educacion.

Dos semanas despues.

El tiempo habia corrido con mucha mas rapidez de la que (T/N) estaba acostumbrada. Con sus dos trabajos, estudiaba en la noche, por lo que no era nada raro verla con dos grandes bolsas moradas debajo de sus ojos. Aun asi, ella era feliz. No habia nada mejor en el mundo que poder valerse por si misma, al menos en buena parte. Era, como ella lo llamaba, "una vida de adulto". Al menos ya tendria experiencia cuando pudiera dejar de valerse, en parte, por su padre. Se coloco, con rapidez el uniforme, el cual consistia en una falda color negra, pegada al cuerpo y una camisa blanca, para luego acomodar su cabello. Inesperadamente aquel local tenia muchos clientes y, justamente, la hora en al cual trabajaba, era la hora pico. No habia dia en el que no terminara exhausta.

—Buenos dias, ¿que puedo servirle?— pregunto, luego de sonreir amablemente, por... bueno, definitivamente ya habia perdido las veces que habia dicho aquella frase. Levanto la mirada del bloc de notas que llevaba, junto con el boligrafo, encontrandose con dos hombres muy peculiares... ¿Los habia visto en algun lado?

—Ah, tu eres la del otro dia, aru— comento el hombre con una cola de caballo baja. Por un momento, las mejillas de la chica se sonrojaron. Habia olvidado por completo la escena de las semanas anteriores.

—¡Oh, Matrioska! Es bueno verte bien— saludo el hombre alto y rubio. A( T/N), le parecio la sonrisa mas tranquilizante del mundo.

¿Daddy? (Hetalia x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora