El motivo de mi felicidad eres tú

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La insistente alarma de un celular me despertaba, mis ojos se abrían con dificultad y mirando desorientada hacia la ventana entrecerraba mis ojos por la claridad, por un instante no reconocí el lugar, bajo el grueso edredón toco el brazo fuerte de Kaled rodeándome y su mano descansaba sobre mi vientre, estaba muy cerca, justo detrás de mí, nos habíamos quedado dormidos, intento llegar al celular que reposaba en la mesita de noche y que hacia un ruido desesperante. Se despierta y al percibir que me alejo me hala nuevamente hacia su cuerpo, besando mi oreja las cosquillas me hacen subir el hombro para cubrirme de la caricia que me eriza, me impulso y logro alcanzar el celular que aun chillaba con la alarma, detengo el ruido y en el segundo siguiente empieza a vibrar con una llamada entrante.

Esta vez me volteo para verlo a los ojos – es Nabiha- le digo mirando esos hermosos ojos azules, en silencio me mira, mi mirada lo intimida y sucumbe bajándola. –¿Vas a contestar?- espero que su respuesta no me lastime.

Se voltea mirando el techo de la habitacion y levanta sus brazos hasta su cabeza deslizando sus dedos a través de su cabello sin contestarme. Observo una vez más su tatuaje con mi nombre escrito en árabe en la parte interna del brazo, me hace sonreír tratando de imaginarlo explicándole a aquella mujer el nombre bajo su brazo izquierdo. Regreso pronto a la realidad y con un suspiro largo, lo miro de lado con el celular en mi mano y le pregunto.

–¿Qué vas hacer con todo lo que sientes por mí? –¿Vas a fingir? Fingirás que nada paso anoche con nosotros y vas a continuar con esa absurda relación- ya no me miraba, sus ojos buscaban un punto fijo hacia el techo. – Te estoy hablando ¿no me escuchas Kaled?- el repicar del celular cesa y el vuelve sus ojos hacia los míos. –Yo te amo Alejandra, y estoy claro, pero no puedo vivir con la duda si me... y lo interrumpí.

– Claro, olvide que ante ti, está la verdad, ¿cierto? Tú verdad...- estaba dispuesta a que esta vez me escuchara a como diera lugar – Esas fotos no dicen la verdad de lo que paso aquella mañana, yo fui a ese hotel porque ese hombre, el señor Collins lo decidió en último minuto, porque esa mañana me enteré que allí trabajaba supuestamente el testigo clave, y yo pensé en tomar un taxi como te lo platique en la mañana antes de salir, cuando te ofreciste a llevarme, solo que él llego a buscarme sin haberlo acordado- de pronto un recuerdo fugaz llega a mi cerebro y me hace recapitular sobre lo que había sucedido aquella mañana.

– ¿A ver, dime Kaled? ¿Cómo es que habían fotos subiéndome al coche de él? esas fotos no fueron tomadas desde dentro del coche sino por alguien allá afuera; que nos siguió hasta dónde íbamos, ¿no lo ves?

Doble mis rodillas sobre la cama posicionándome en cuclillas, cubriéndome mi torso desnudo con la blanquísima sabanas.

– ¿No lo ves, Kaled?- le repetí- Alguien está detrás de todo esto...- Él me miraba escéptico, hasta que hizo la pregunta que no me atreví a responder. – ¿Quien? ¿Quién es esa persona y porque?- Suspire profundo para luego acostarme en la misma posición que estaba él.

–No lo sé- Mentí. –Pero voy a llegar al fondo de todo esto. Sentí deseos de llorar al ver las dudas de él sobre mi fidelidad y con la voz quebrándoseme le pregunté.

– ¿Qué pasaría si yo descubro a la persona que quiere hacernos daño y tú te das cuenta que nunca te mentí, pero ya te has casado? – ¿Crees que yo pueda perdonarte el hecho de no haber confiado solo un poco, en mí?

Giró su rostro a mirarme y yo seguí con la vista fija en el techo tratando de contener mis deseos de llorar, que claramente notó. Hasta que con una voz suave dijo.

– Estoy dispuesto a ayudarte, aunque no sé a quién descubriremos... Te amo y deseo con todo mi corazón confiar en ti- sonreí y cerré los ojos dejando escapar una lagrima involuntaria de la esquina de mi ojo escurriéndose hacia mi oreja. Él me tomó de la cintura y me atrajo hacia él, abrazándome y besándome en la frente, en la mejilla y finalmente en los labios, con tanta pasión y deseo que nos perdimos entre besos y caricias, no cabía duda que no podríamos vivir el uno sin el otro, ese sentimiento era mas fuerte que nada en el mundo..

Luego de aquella mañana muchas cosas cambiaron, le pedí a Kaled que fingiéramos no tener ningún tipo de contacto, necesitaba tiempo para que toda la verdad saliera a flote, sin prevenir a la Sra Amira de lo que sucedía, lógicamente ella no se enteraría que andábamos juntos y menos que andábamos tras la verdad y menos que su propio hijo me ayudaría a descubrirla.

Kaled suspendió su boda, cosa que enfureció a todas luces a la Sra. Amira, y pensó que yo era la causa, y estaba en lo cierto. Kaled se dió cuenta que me amaba con locura, igual como lo amaba yo. Fue muy difícil vernos después que rompió su compromiso, su madre lo espiaba en lo más mínimo, un investigador privado lo seguía a todas partes, gastaba mucho dinero con tal de saber los movimientos de él, aunque Kaled sabía lo del investigador privado, no pensaba que ella llegaría a montar una trampa de aquel tamaño sin pensar en las consecuencia que desataría todo eso para Kala. Y lo que más deseaba ella, era saber si seguíamos juntos. Kaled me llamaba a un celular nuevo que compró bajo un nombre falso, todo para que su madre no descubriera que aún nos comunicábamos, mi nombre falso era ingeniero Lucas Till, supuesto ingeniero de telecomunicaciones que trabajaba para Kaled en un proyecto que beneficiaría a su bufete. Kaled planificaba viajes donde podíamos reunirnos para amarnos sin tener la premura de ser descubiertos. Vivíamos una relación clandestina y hasta más excitante que antes, nos extrañábamos cuando pasaba más de una semana sin vernos.

Kaled contrato un investigador privado para que diera con el paradero de Collins e investigara la veracidad del supuesto hermano en la cárcel.

Él seguía buscando a Kala los fines de semana en casa de mi madre, con la discreción y la ayuda de mi amiga Beatriz contábamos para vernos en su apartamento sin levantar sospechas, no podíamos demostrar afecto frente a Kala, mi pequeña veía a la madre de Kaled algunos fines de semana cuando Kaled se la llevaba y los niños no mienten, así que si nos veía juntos por Kala podía enterarse, por eso cada fin de semana antes de llevársela nos reuníamos en el apartamento de Beatriz.

Mi amiga nos dejaba solos, parecíamos adolescentes enamorados que se escondían para amarse.

Mis padres me notaban muy animada y feliz pensaban que era por lo bien que me estaba yendo en mi trabajo, ni idea tenían que el motivo de mi felicidad era él... Kaled.

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