Eternamente tuya

¿Entre los dos?

Después de aquel encuentro cercano con Alex, donde sus cuerpos se rosaron desnudos por primera vez, Alejandra le había pedido por enésima vez que no volviera a tocarla, que aceptaba que sí, ella estaba confundida que sentía algo por él, pero su corazón le pertenecía a Kaled...

— ¡Por favor, Alejandra! Tus ojos dicen otra cosa. Tu piel responde a mi cercanía, tu corazón se acelera tanto como el mío cuando estamos cerca, como más debería ser, si no sintieras el mismo amor que siento yo—. Él la acechaba, la protegía, la celaba, y más aún, le coqueteaba. Estaba seguro que ella tarde o temprano le responderá como él esperaba. A Alejandra no le era indiferente le atraía la forma de mirarla, la calidez de sus labios cuando la besaba, la suavidad de sus palabras para hablarle al oído, la belleza que encontraba en el azul profundo de sus ojos y el gran parecido que tenía con Kaled eran motivos suficientes para sentirse apegada a él. Y Alex no perdía oportunidad para demostrarle el inmenso amor que sentía por ella.

Alejandra recibía la ropa que había encargado Alex, casi toda era ropa de playa, eso la intrigó, pues ella esperaba estar muy poco tiempo allí. Sin embargo no le reprocho nada, esperaba que Kaled diera con su paradero, sabía que Alex no quería que Kaled los encontrara y sabía el dolor por el que pasaría al tener que dejarlo. Muchas veces trataba de imaginar una forma de irse y dejarlo tranquilo, no deseaba verlo sufrir.

                                                                  ***

En la mansión hubo un gran revuelo al enterarse que Kenia había desaparecido en medio del desastre ocasionado por el incendio que los bomberos lograron controlar a tiempo, inmediatamente se activó la búsqueda, Kaled y Kenia lograron salir de la ciudad antes de ser detenidos en una alcabala con funcionarios falsos puesto por el encargado de las chicas del burdel y que revisaban minuciosamente los coches... Ya en camino se encontraban kaled, Kenia y los investigadores privados hacia la playa, el plan consistía en ubicar a Alejandra y sacarla de allá sin ser vistos, la camioneta con los investigadores privados los seguía muy de cerca.

Eran casi las siete de la mañana, cuando salieron de Hong Kong, al lugar donde se suponia se encontraba Alejandra, llegarían de noche, sería más fácil, camuflajearse en la oscuridad, Kaled estaba ansioso y muy nervioso.

Durante todo el camino estuvieron muy pendientes, la camioneta pasó delante de ellos, ellos cuidaban que el camino estuviese despejado de guardias o emboscadas, empezaba a caer la noche ya llegaban a la casa, Kaled se inquietaba a medida que se acercaban.

Se quedan a una distancia prudente, las luces encendidas de la casa en medio de la oscuridad les daban la certeza que habían llegado al lugar correcto, la descripción de la fachada de la casa concuerda con la especificada en la servilleta, el corazón de Kaled arde de emoción de por fin encontrarse con su adorada Alejandra. Con los binoculares en las mano intenta visualizar dentro de la casa, no ven a nadie de pronto Kaled mira hacia la playa y ve una figura en la orilla, con la tenue luz de la luna apenas puede ver que se trata de una mujer, decide seguir su instinto que le dice que es Alejandra, le pide a los investigadores privados que se queden con Kenia en la camioneta, mientras avanza hacia ella; mira preocupado a los alrededores avanza con cautela su corazón agitado en su pecho lo incita a apresurar el paso se detiene a escasos dos metros de ella, Alejandra vestía un vestido blanco corto de tirantes la falda corta se agitaba con la brisa dejando ver en intervalos sus bien torneadas piernas y su perfecto derriere, ella abría los brazos y elevaba su rostro al cielo cerrando los ojos; le gustaba meditar de esa forma, Kaled no aguanta la emoción y quiere sorprenderla y avanza y se posiciona tras ella y sin hacer ruido, con su mano derecha cubre sus ojos y la izquierda se desliza por su cintura hasta rodearla y su boca besa su hombro desnudo.