Kaled despertaba y se enfureció tanto al escuchar la última frase que alcanzó decir Alex y sin mediar palabras lo arrastro fuera de la cabaña para agarrarse a golpes, afuera la lluvia fortísima no los detuvo, los gritos de Kenia y los míos no eran suficientes, Ying y los niños se quedaron inmóviles sobre las colchonetas ella protegía a sus hijos de ver la violencia con que ellos se peleaban, para que se detuvieran decidí salir a ver como lograba que ya no se pelearan Kenia me siguió. Por más que intentábamos persuadirlos era inútil, se golpearon por más de media hora, tirados en el piso daban vueltas por los pozos que formaban en la irregular superficie del suelo, el agua no dejaba de caer con violencia del cielo que se iluminaba con los rayos, mi preocupación aumentaba al verlos sangrando por la boca y nariz y las heridas de Alex en los puños abiertas de nuevo sangraban sin cesar. La desesperación de Kenia era extrema, se subía y se bajaba de la espalda de ellos usando su fuerza para hacerlos desistir de la idea de seguir golpeándose no resultaba. Las dos llorábamos sin saber qué hacer. Cuando ella se volteo a gritarme que tenía la culpa, que porque tuve que aparecer en la vida de Alex, eran muchos sus reproches y no pudiendo más con la culpa y en un momento de desesperación y como único recurso les grité que me alejaría de los dos y que jamás volverían a verme y corrí montaña abajo.
No sabía que rumbo llevaba, solo quería desaparecer de allí, sentía los gritos de los tres inclusive los de Kenia para que me detuviese.
— ¿Qué te pasa Alejandra, estás loca? no sabes lo peligroso que es el bosque de noche—
— ¡Alejandra! ¡Alejandra! — gritaban pero no los escuche, me siguieron pero iba muy adelante de ellos, cuando resbalé y caí por un despeñadero. Fui resbalando violentamente dando vueltas sobre mi cuerpo como seis metros de profundidad y caí desmallada creo que golpee la cabeza con una piedra.
Ellos con la lluvia y la oscuridad reinante no me vieron caer, pasaron de largo muy cerca del borde por donde caí, pero no había un rastro que seguir pues la lluvia imposibilitaba que dieran conmigo.
Decidieron no separase mientras me buscaban, rogaban por no conseguirse con algún animal salvaje y por qué no me lo encontrase yo.
Eran más de las tres de la madrugada, se habían alejado muchísimo de la cabaña, la frustración y la desesperación se apoderaba de Alex y de Kaled, sentían un profundo sentimiento de culpa.
Debían regresar y esperar que amaneciera lo resbaloso de los caminos podían accidentarlos además que la oscuridad era intensa, aquella noche se hacía larguísima, Ying les preparó café, nadie podía dormir, Kaled lloraba en silencio mientras pedía que estuvieran bien.
Sacaron sus ropas Ying se las puso a secar cerca de las brasas de la estufa que avivaron para que les proporcionaban calor, era la primera vez que se sentaban juntos y sostenían una conversación entre ellos sin violencia porque compartían el mismo sentimiento, se culpaban de todo lo sucedido.
— ¿Porque no la escuche cuando me pedía que parase? — se cuestionaba
Alex
Un profundo suspiro cargado de tristeza sacaba de su alma abatida Kaled — Alejandra...— decía con tristeza —Alejandra es lo más grande que tengo después de mi hija... sin ella...— un nudo se le hace en la garganta y arrastraba las palabras —...Si ella se me va— las lágrimas corrían por sus mejillas — no sé qué haría. sueño con tenerla otra vez en mis brazos.
Amanecía y los primeros rayos de sol tocaban la copa de los arboles
— ¡Qué noche! — dijo Ying ofreciendo otra ronda de café.
Provistos de agua y binoculares salían los tres Kenia Alex y Kaled en busca de Alejandra. La humedad y el barro de los caminos dificultaban el tránsito por ellos. Usaban las frazadas para protegerse del frio se van montaña abajo trazando el camino que seguía Alejandra cuando huía de ellos...
Todos la llamaban a gritos y Kenia se subió hábilmente a un árbol que le prestara visibilidad.
Llego la noche y con ella la preocupación que no sobreviviera a las bajas temperaturas de la montaña.
Kaled decidía bajar a la civilización para hablar a las autoridades para que ayudaran a buscarla.
—No pasaré otra noche aquí sin esperanzas de encontrarla— y decidió seguir montaña abajo mientras Kenia y Alex la seguían buscando.
Iba a paso rápido para aprovechar las pocas horas de luz que le quedaban estaba muy cerca, visualizaba el mar desde allí.
Tan pronto llega a lo plano del terreno, sale en busca de unas luces que ve a lo lejos, eso representaba la civilización y la posible ayuda para llegar hasta Hong Kong.
Tardó más de una hora hasta llegar a la luz tenue de una lámpara rudimentaria que alumbraba fuera de la pequeña choza.
Se apresuró a tocar la puerta, unos niños abren dejando ver desde la entrada una cama donde esta tendida una mujer que a Kaled le pareció era Alejandra, sin ser invitado a pasar empujo la puerta arrodillándose junto a la cama, lloró de felicidad al encontrarla, apartaba el cabello de su rostro y la besa con suavidad en los labios. La mujer madre de los niños le hablaba en su idioma Kaled no entendía.
Alejandra apenas podía esbozar una sonrisa estaba muy mal herida, no sabía cómo había llegado hasta allí, y lo único que recordó fue cuando rodaba montaña abajo.
Kaled intentaba explicar a la mujer que ellos estaban casados, y que buscaría un medio para mover a Alejandra a un hospital cercano, ella necesitaba ser atendida.
Era de noche y el hombre que rescato a Alejandra trayéndola hasta su humilde casa llegaba, Kaled le pidió ayuda para conseguir un trasporte para poder trasladar a Alejandra, el hombre entendió por las señas de Kaled lo que le pedía, aquel hombre de buen corazón lo guio atras de la cabaña donde tenía una bicicleta con una especie de carrito donde trasportaba animales que cazaba y vendía en el pueblo más cercano, era cazador eso explicaba que hacía por allí de madrugada.
Aquella noche acomodaban el trasporte con cobijas para poder acostarla allí y trasladarla al hospital. Kaled durmió apenas unas cuantas horas recostado a la cama besando su mano.
Le pedía perdón por su actitud y contó las horas de angustia que vivieron todos tras su desaparición, no tenía la forma de avisarles a Kenia y a Alex que Alejandra había aparecido.
A Kaled le preocupaba que Alejandra estuviera perdiendo sangre internamente, estaba muy débil y pálida, debía moverse rápido, decidió salir antes que el sol saliera, el hombre le dibujó un mapa como llegar al poblado más cercano donde podría trasladarla en auto hasta Hong Kong, eran muchas horas de camino y temía que Alejandra empeorará.
Espero te haya gustado el capitulo y recuerda seguir apoyando la historia con las estrellitas, muchas gracias!
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Eternamente tuya
RomanceCuando el tiempo ni la distancia pueden contra un sentimiento tan fuerte, que hasta la maldad termina inclinándose en una reverencia ante el... SE PROHÍBE TODA ADAPTACIÓN O COPIA DE ESTA OBRA. REGISTRADA EN SAFE CREATIVE. asegurada bajo At...