¡Créeme, por favor!

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Me levante muy temprano, Kaled aun dormía, fui a la habitación de Kala, dormía plácidamente, era sábado y tenía la cita con el señor Collins, tomé una ducha de agua fría, y dispuse colocarme un traje de falda tubo azul oscuro y una blusa de seda de rayitas muy finas en rosado pastel con blanco y un blazer que me hacía juego con la falda, y los tacones muy altos lucia muy elegante,  me puse perfume y me maquille en tonos muy suaves, decidí llevar el cabello suelto me veía hermosa.

Kaled llegaba soñoliento, y se recostó al marco de la puerta del vestier, y mirándome fijamente dijo.

-¡Que hermosa eres!-

-¡Que mentiroso, pero gracias, mi amor! Le dije dulcemente.

-¿A dónde vas Alejandra? Preguntaba con curiosidad no recordaba la cita de hoy.

-Me veré con el señor Collins ¿Recuerdas?-

Él se despabilo incorporándose y tras un ceño fruncido y una actitud de hombre celoso, dijo.

-Te llevaré, no quiero que estés sola con ese tipo-

-Por favor amor ¿No confías en mí? Yo se cuidarme, tranquilo, y además no es justo para Kala que aun duerme, despertarla para solo ir a llevarme-

-¿Dónde será la cita?- preguntaba visiblemente celoso.

-En un café muy cerca de la oficina, deja de preocuparte en dos horas estaré de vuelta- Le dije tomando mi bolso y despidiéndome de él con un tierno beso-

-Tomaré un taxi y te llamaré apenas termine la cita, lo prometo cielo, no hay nada de qué preocuparse-

Salí del edificio en busca de un taxi, cuando de pronto escuche que gritaban mi nombre, y voltee enseguida. Mientras un coche se detenía a mi lado.

-¡Alejandra! Sube iremos a buscar al testigo, subí sin percatarme que un hombre nos tomaba fotografías, lo vi tomar otra dirección diferente a la acordada y al preguntar respondió.

-Nos espera en su lugar de trabajo- Sentí que algo raro sucedía, al aparcar el coche, noté que era un hotel muy conocido de la ciudad.

-Dentro del hotel hay un café donde podremos conversar tranquilamente- Dijo dejándome aún mas preocupada. Y bajó apresuradamente del coche abrió mi puerta y subió las escaleras de la entrada al hotel tomando mi cintura eso me incomodó y trate de acelerar el paso para zafarme, pero él subía rápidamente como lo hacía yo, todos los movimientos fueron capturados en fotografías por aquel hombre que nos seguía desde que salí del edificio.

Desde el interior del café esperábamos sentados los dos por el testigo que nunca llego... Ya casi se cumplía la hora de haber llegado, y mirando el reloj de mi muñeca decidí levantarme y posponer la cita, -Esperemos media hora más, por favor Alejandra- Decía mientras marcaba desde su celular a la supuesta persona que llegaría a la cita. Me empecé a impacientar al ver que solo faltaban veinte minutos para cumplirse las dos hora que le había prometido a Kaled que estaría de vuelta en el apartamento y me levanté de la silla y salí indignada y furiosa por jugar así con mi tiempo, al salir a la calle aquel hombre me sujetaba abrazándome y acercándose de una manera comprometedora con una de sus manos tocaba mi rostro y apartándome el cabello, murmuraba a mi oído: -Lo siento... Lo siento- y a la fuerza acerco su boca a la mía, besándome sin poder evitarlo, tras darle con mi mano abierta en el rostro, lo empuje y subí a un taxi que recién llegaba dejando a unas personas, alejándome de allí, todo fue captado por el lente de la cámara del misterioso hombre que nos observaba escondido.

La crisis de nervios que tenía era tan fuerte que lloraba descontroladamente de impotencia y de indignación, me temblaba el cuerpo y el taxista que me miraba desde el espejo retrovisor, me preguntaba:

-¿Está usted bien?

-No señor, no estoy bien, por favor lléveme al edificio Manhattan frente al rio Hudson.

Decidí no contarle a Kaled nada de lo sucedido, tenía miedo de su reacción en contra de aquel asqueroso ser humano. Iba a desechar el caso y no volvería a ver a ese señor jamás en mi vida. Limpie mi rostro y volví a maquíllame sepultando algún vestigio de que había llorado.

Hice un gran esfuerzo para que él no notara mi tristeza, fui fuerte para que todo aquello no me afectara, al abrir la puerta, lo abrace muy fuerte, él se extrañó de mi actitud y le dije cuanto lo amaba, el correspondió de la misma forma a mi abrazo.

No volví a ver aquel hombre después del desagradable incidente, solo le dije a Kaled que iba abandonar el caso por inconsistencia en las pruebas. El respiro más tranquilo y me abrazo.

Todo retomaba su orden, habían pasado dos semanas del desagradable incidente cuando Kaled recibía un sobre en su oficina.

Una hoja que solo decía

TU ESPOSA TE ENGAÑA CONMIGO, MIRA LAS PRUEBAS...

Dentro del sobre habían alrededor de treinta fotografías; unas subiendo al coche de ese hombre, que para sorpresa de kaled le había dicho que tomaría un taxi, y nunca le aclaré que aquel hombre llegó por mí, sin saberlo, aquella mañana; había fotos de ese hombre abrazando mi cintura subiendo hacia la entrada del hotel donde se leía claramente el nombre y nunca le aclaré porque me había ido allí y no fui al café cerca de la oficina, como le explique a él, había fotos donde ese hombre estaba acariciando mi rostro y otras donde me besaba, solo estaban en ese sobre las fotos que me comprometía, no las que contaban lo que en realidad paso.

Kaled lloró frente a las supuestas pruebas, sentía que su corazón se partía en dos, yo era su mundo, y su mundo le exploto en sus manos, el mal ya estaba hecho, otro daño, otra prueba sometidos por la Sra. Amira que planeo matarnos de dolor...

Él llegaba a buscarme a la oficina como de costumbre, noté lo desencajado de su rostro, me esquivó cuando quise besarlo, no entendía.

-¿Que tienes amor? ¿Qué sucede?-

-En el apartamento hablaremos, te pido no me dirijas la palabra frente Kala.

-Sentí sus palabras como cuchillo filoso en mi corazón, nunca antes había sido tan frió y distante, nunca antes lo vi tratarme de esa forma, me dolía profundo. Luché para no dejar salir las lágrimas, el dolor me consumía y me desgarraba el alma.

Kala notó el cambio en su comportamiento y preguntó.

-¿Que tienes papi, porque estás enojado?

- No estoy enojado mi amor, solo me duele la cabeza, mi princesa- Dijo con la voz quebrada, besándola en la frente. Aquella noche todo era silencio en el apartamento, Kala comió su cena y él la llevo dormir a su habitación. Su tristeza era aplastante y yo no hacía más que mirarlo intrigada, tratando de descifrar lo que pasaba. Nunca me miró a los ojos, siempre cabizbajo y pensativo, salió de la habitación de Kala fue hasta su portafolio y saco el sobre; yo lo miraba sentada en una de las sillas del comedor frente a la mesa, allí me dejó el sobre diciéndome.

-¿Porque causarme este dolor? ¿Porque engañarme? ¿Por qué traicionarme así?-

- Mis ojos crecieron cuando desplegué aquellas fotos sobre la mesa, mi corazón bombeaba a toda velocidad y las lágrimas aparecieron incontrolables sobre mi rostro, él lloraba en silencio mientras yo tomaba en mis manos cada una de la fotos, incrédula de lo que estaba pasando.

-No es lo que piensas mi amor- Le dije entre sollozos, 

-¡Créeme por favor!-

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