Hasta que un día...

146 19 0
                                    



Amanecimos juntos en aquella cabaña a orillas del mar, aunque mi operación fue con una cirugía mínimamente invasiva, decidimos no exponerme a las olas del mar, Kaled fue muy delicado y cuidadoso conmigo, teniendo en cuenta que aunque me veía muy bien por fuera, no sabíamos por dentro como evolucionaba todo.

El médico me autorizó para viajar, siempre y cuando fuese en una cómoda posición, así que Kaled decidió contratar los servicios de una avioneta privada para hacer más cómodo el viaje para todos.

Viajaríamos en la noche para llegar a New York en la mañana. No supe nada de Alex ni de Kenia después de haberlo visto aquella mañana en la clínica.

El viaje estuvo tranquilo las atenciones de Kaled conmigo irritaban a la Sra. Amira y Nahila trataba de atraer a Kala hacia ella para tener la atención de Kaled y hacerme molestar, pero opté por ignorarlas a ambas. Mi hija prefirió estar a mi lado la mayor parte del viaje y Kaled cerca de nosotras.

Al llegar a New york estaba haciendo frio se acercaba el otoño, Kaled me cubría con su abrigo, la Sra. Amira y Nahila se fueron juntas con el chofer que vino a recogerlas al aeropuerto.

Kaled, mi hija y yo tomamos un taxi hasta el apartamento en manhattan, el rio Hudson, imponente, lo miraba al cruzar el puente, estaba feliz de estar en casa, el apartamento como lo había dejado, sentimientos se afloraron en mi interior al recordar todo lo que viví desde mi desaparición, Kaled y mi hija me abrazaron al verme llorar, pero mis lágrimas no eran de tristeza sino de felicidad de estar aquí juntos otra vez.

Por fin conseguía la paz y la tranquilidad que me brindaba mi familia y mi hogar.

—Mi amor, prometo dar con la persona o las personas que estuvieron detrás de tu plagio y seguiré investigando hasta dar con el paradero del señor Collins o como se llame— asentí con la cabeza mientras me fundía en su abrazo.

Todo estaba donde lo había dejado, solo faltaba reincorporarme a mi vida de antes, jamás dejaría de buscar a los culpables de todo lo que me había pasado. Y sentía que había algo oculto y que la madre de Kaled era clave en todo este misterio.

Con el pasar de los días todo fue dándose con tranquilidad.

Kaled y yo decidimos formar una firma de abogados y yo estaría al frente, trabajaríamos juntos, a veces pienso que era miedo a que me volviera a pasar todo aquello y el trauma de mi desaparición.

Kaled siempre estaba cerca de nosotras, nos íbamos al bufete juntos y salíamos juntos del trabajo. Contratamos a otra chica y un chofer exclusivo para ellas dos, para trasladarla a buscar a Kala al colegio e ir a buscarla a la salida, Kaled se había vuelto muy previsivo, o tal vez eran secuelas del trauma que vivió, que nos cuidaba excesivamente a Kala y a mí.

Nahila seguía intentando involucrase con nosotros pero Kaled no le permitía acercarse demasiado, hablaba a menudo con Kala y no podía imaginar que tan genuino eran sus sentimientos hacia mi hija, pero decidí dejarlo en manos de Kaled.

De Alex poco sabia y de Kenia menos.

Hasta que un día...

Kaled había salido a una junta de trabajo y yo seguía con mucho trabajo en el bufete, teníamos una recepcionista que ayudaba con los archivos pero necesitábamos otro abogado que nos ayudará con la carga de trabajo de la oficina. Necesitábamos que fuera alguien de confianza y entonces Alex apareció en la oficina con la solución a nuestros problemas.

Eternamente tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora