El lugar secreto

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Caminamos por el borde de un acantilado, la luz del sol se reflejaba en todo su esplendor en las cristalinas aguas que corrían libres en un riachuelo, no nos alejamos muchos cuando lo vimos. Una formación de árboles pequeños hacían una especie de cueva, era tan tupida la vegetación que sería ideal para amarnos kaled con ayuda de unas ramas logro tapar la entrada haciendo del lugar más íntimo, la poca entrada de luz del sol a través de las hojas le daban un toque muy romántico; extendimos las frazadas encima de la hierba que cubría el suelo de la cueva, el relajante sonido de una cascada cercana se escuchaba mientras estábamos sentado frente a frente, él con esa mirada tan profunda que me estremecía, se acercaba apartando el cabello de mis hombros, sus besos rodeaban mi cuello, poco a poco me fue despojando del vestido y él de su ropa. Le dije que tenía frío y él se acercó más y me abrazó, mi corazón se aceleró, ya no me importaba el frío, lo único que me importaba era lo cómoda que me sentía en sus brazos. De pronto nuestros rostros quedaron cerca uno del otro, dulcemente me tumbo sobre mi espalda y se quedó inmóvil mirándome fijamente, se tomó un momento para verme en silencio, para grabar una vez más, cada detalle de mi cuerpo en su memoria y para aspirar cada átomo de mi aroma en su alma. No dije nada. Lo miraba embelesada, cuando sus dedos cálidos de paciencia infinita acariciaban suavemente mi vientre, mientras cerraba los ojos con la última imagen grabada en mi memoria, su sonrisa de ángel. Sentía luces de colores, oleadas que venían del fondo de mi alma, y me invadió una voluntad de llorar, de gritar locamente, de morir... Un simple beso más abajo de mi vientre. No duro más de unos segundos, pero era como si hubiese durado eras y eras geológicas, desatando una hecatombe alborotando agudos sentidos en todo mi cuerpo. Los abrazos dan paso a los besos y los besos dan paso a una pasión desenfrenada. Sin poder contener las ganas y la necesidad de fundirnos el uno con el otro, hacemos el amor allí mismo. Cansados nos recostamos uno al lado del otro. De pronto Kaled se gira a verme y acariciándome el rostro con el lado inverso de la mano, me pregunta

—Te amo, Alejandra. Estos doce meses sin ti han sido los peores de mi vida. Me confiesa acercándose lentamente... ¿Y tú no me has echado de menos? —

No me da tiempo a contestar, pasó sus dedos sobre mis labios y los miró con deseo y se abalanzó sobre ellos besandolos con pasión y ternura al mismo tiempo. Me sorprendió que no esperó mi respuesta. Pero tenía prisa por amarme una vez más...

No permanecimos allí por más de dos horas tal vez nos buscaban y nos vestimos en medio de besos y caricias.

                                                                   ****

Furioso Alex daba vueltas en círculo en la habitación, sus mejillas y su nariz lucían enrojecidas de los celos y de la desesperación tronaba los dedos de sus manos con insistencia.

— ¿Dónde pueden estar? — Kenia lo miraba muy molesta

— ¿Dónde crees tú?... fueron a estar juntos, son esposos ¿no? Lo más lógico es que quieran privacidad ¿o no?

Voy a salir a buscarlos, ella lo detiene tomándolo del brazo, no estas pensando Alex, que vas hacer cuando los consigas ellos quieren estar solos por eso se alejaron.

¡CALLETE!...— furioso le replico a Kenia y desesperado la llamaba  ¡ALEJANDRAAA! gritaba desde el lumbral de la puerta el dolor que desgarraba su alma se sentía en la voz, Ying sintió pena por él, mientras abrazaba a sus niños que aun reposaban encima de la colchoneta en el piso

— ¿No te cansas nunca Alex?— Kenia ahora lo miraba con tristeza mientras se cruzaba de brazos

—Jamás me rindo ante nada ni nadie, seguiré luchando por ella... —

Eternamente tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora