Si tu quieres yo quiero...

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Habían pasado varios días que Kenia había comenzado a trabajar con nosotros, Robert a raíz de la conversación con Alex, había dado un cambio muy favorable en su actitud, eso me tenía contenta, y yo trataba lo menos posible de coincidir con él en cualquier espacio del bufete y sobre todo evitaba encontrarme a solas con él, pero empecé a notar miraditas sugestivas de parte de Kenia con él, A él le parecía gracioso como Kenia se desgastaba en halagos y miradas con las que le demostraba como se derretía por él, todos en el bufete lo notábamos, ella era muy expresiva y eso había contribuido a que poco a poco creciera una atracción entre ellos, eso me gustaba y daba tranquilidad a mi preocupación sobre el interés de Robert hacia mí...

Aunque nuestro trabajo era arduo, nos dábamos respiros Kaled y yo, para nosotros dedicarnos tiempo como pareja, se acercaba el cumpleaños número ocho de Kala y organizábamos un viaje para los tres hacia las playas de Hawái lugar que había elegido Kala luego de visitar una agencia de viajes para darle todas las opciones, los padres de Kaled organizaban sus bodas de plata y harían una renovación de votos, no me agradaba la participación de Nahila en todos estos preparativos y su insistencia en pedir ayuda a Kaled para servirle como excusa para estar cerca de él...

Dentro de dos semana tendrían una reunión aquí en el bufete para idear juntos una sorpresa de regalo para sus padres, aunque me invito a estar presente, preferí no involucrarme...

Terminaba la semana, había sido una semana de mucho movimiento en el bufete y Kenia tenía entre manos su primer caso como abogada, aunque no estaba graduada decidimos que ella se encargaría de todo lo concerniente al caso, recopilación de información, pruebas, etcétera... y ante la corte, alguno de los tres nos encargaríamos de representarla eso la ayudaría a tener experiencia de cómo se maneja todo. Casi era la hora de salida, solo quedaban ellos dos y Laura en él bufete, Después de organizar unas carpetas sobre su escritorio llamó Laura a Robert para indicarle que ya se retiraba por si necesitaba algo más... Robert se quedaría solo unos minutos para reorganizar su estrategia de defensa en un caso para el que había sido llamado a representar...

Al cabo de unos minutos Robert toma su portafolio para salir de la oficina y después de mirar su reflejo en la ventana panorámica justo antes de irse, utilizando su otra mano, pasa sus dedos varias veces peinando su cabello liso, quitando el flequillo que insiste en posarse en su frente, sale de su oficina cuando tira la vista hacia el cubículo de Kenia, ella sentada frente a su ordenador esta con cara de preocupación y decide entrar para ayudarla... y desde la puerta le pregunta...

¿Puedo ayudarte? Los ojos de ella se abren como plato su rostro se ilumina con una enorme sonrisa y responde nerviosa acomodando su cabello rizado al frente sobre su hombro y cruzando las piernas en su estrecho pantalón de cuerina ¡sí, claro!— Y él entra con esa actitud arrogante que lo caracteriza y esa sonrisa de lado que a todas enloquece, y Kenia no es la excepción...

Arrima una silla para sentarse al lado de ella, la nota agitada, muy nerviosa, aunque está acostumbrado a provocar cosas como esas, en las mujeres, ver eso en ella le gusta, ... él le sonríe, y se acomoda a su lado, sus hombros se rosan de lo cerca que están, le estremece estar así de cerca con él, ella con la voz entrecortada le explica su problema, él concentrado mirando el ordenador, y ella con sus miradas escudriñadoras revoloteándole encima y él consiente de querer ayudarla, se concentra, para que las miradas expresivas de Kenia no lo desvíen y poder resolverle sus dudas, al cabo de unos segundos, sus inquietudes estaban despejadas... ella le da las gracias y se miran intensamente y él posa su mirada en los labios un poco finos pero hermosos de la chica, no dejaban de mirarse, él detalla la agradable piel morena de Kenia y le gusta el olor que despide, detalla el color intenso de sus ojos marrones y su mirada tan expresiva, el deseo de acercarse fue mutuo...

Eternamente tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora