...Y me roba un beso

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Había pasado una semana desde que Nahila estuvo en la oficina, canceló dos veces la cita que tenía planificada con ella, para servirle como abogado litigante de su demanda...

Era viernes Kaled estaba almorzando con unos clientes suyos, ya era más de medio día y estresada con tanto trabajo, decido almorzar fuera de la oficina, Ya en la calle y luego de haber avistado un pequeño restaurant de comida italiana que llamó mi atención, decido entrar y sentándome en una mesa cerca del gran ventanal que da vista hacia la calle, me distraigo con la vista, y para mi sorpresa que a los pocos minutos de haber ordenado mi comida, veo entrar a Alex con compañía, los dos me saludad a unísono apenas me ven.

— ¡Alejandra! —

Alex y Robert caminaba uno detrás del otro hasta llegar a la mesa, Alex se me acerca y me da un beso muy cerca de la comisura de mis labios, visiblemente emocionado y Robert se limita solo a saludarme manteniendo las distancias cosa que era raro en él.

—Hola colega ¿almorzando sola? —

Siempre él con sus preguntas tan personales y directas.

—Sí, solita— me limito, sin darle detalles.

Y Alex interrumpe —No sabes los deseos que tenia de verte Alejandra— le sonrio, Robert se da cuenta del interés de Alex hacia mí.

Y le respondo a su comentario —Sabes que siempre voy alegrarme de verte, Alex—

—Tengo mucha hambre así que ordenaremos ahora mismo— dice Robert y levantando mano llama al mesero con una seña, que se acerca con la carta en la mano.

—Ya ordené— les digo a los dos.

Y el mesero deja la carta sobre la mesa y se aleja a esperar que decidan que van a comer, después de revisar detenidamente las opciones de la carta dice Robert —Voy a ordenar fetuccini con salsa Alfredo —

Alex ni siquiera miró la carta. Y después hacerle la seña, llega el mesero con la libreta a tomar la orden.

Primero pide Robert y Alex sin preguntarme y mirándome dulcemente dice —quiero lo que ella ordeno— Robert lo miró desconcertado, luego su mirada insinuosa se posó sobre mí, daba alas a su forma atrevida de abordarme, esto me incomodaba.

—Eres una mujer muy hermosa, mira como traes loco a mi amigo, y para que negarte que a mí también—

Alex lo miró molesto y le refuta —no te permito Robert que le faltes el respeto—

—Por favor Alex, somos adultos, llamemos a las cosas por su nombre, te gusta Alejandra, se te nota a leguas— Y cruzaba los brazos en esa actitud tan arrogante que tanto me molesta; y me desconcierta con lo siguiente que dice —y bueno, a mí me llamó la atención desde el primer día que la vi. Para que negarlo—

Respiro soltando un gran suspiro muy molesta y hago un ademan de levantarme de la mesa cuando el brazos fuerte de Alex me sujeta obligándome a permanecer sentada.

—Recuerda que estas frente a una dama, cuida tus palabras— dice Alex visiblemente molesto.

Después de hacer unos ejercicios de respiración les dije —Les voy a pedir a los dos que me respeten soy una mujer casada— y vuelvo a respirar soltando toda mi incomodidad —decidí comer fuera de la oficina para relajarme de aquel ambiente, me alegre de verlos aquí, pero me molesta el rumbo que lleva esta conversación. —

Eternamente tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora