El amor de los dos

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Llegábamos a la oficina, el baño de espuma y el té de flores de manzanillas que me preparó Kaled anoche me relajó, pude dormir. No me presionó para que le contará, al contrario me consentía y me tuvo muchísima paciencia, Kaled es perfecto, si volviera a nacer mil veces, mil veces lo elegiría...

Mi traje sastre de gabardina gris oscuro de pantalón y la blusa de seda a rayas rosadas y blancas muy finas, mi cabello suelto liso y mis labios en tono rosado era nuestro tema de conversación mientras subíamos por el ascensor hacia la oficina, subíamos solos y me tomaba por la cintura hablándome al oído, mientras me daba pequeños besos muy cerca de los labios, parecíamos novios recién descubriéndose, esas cosas tan de él me enamoraban, no paraba de elogiarme, mi ropa y el labial era un regalo de él y no me lo había puesto...

Para hoy tenía una apretada agenda, igual que él, pero aun así hacíamos planes para almorzar juntos fuera de la oficina. En puertas tenía dos reuniones de casos por tomar y entre ellas hacerle la entrevista a Kenia que quería empezar a trabajar con nosotros aunque solo sería por medio tiempo para lograr terminar su carrera como abogada, me daba gusto poder ayudarla a superarse y que también podría ser un gran apoyo ante tanto trabajo... sentada frente a mi ordenador, miro mi reloj pulsera, marcaban las nueve de la mañana, aun no sé nada de Robert, ni imagino lo que fue de su reunión con Robert. A Robert no lo había visto, no llegó por mi oficina y era extraño, porque bajo cualquier excusa siempre llegaba con sus miradas penetrantes y esa sonrisa intimidante que me ponían tan nerviosa...

Ya tenía que irme a mi primera reunión del día, y desesperada por saber lo llamo a su oficina. Directa y sin rodeos le pregunto

—Buenos días Alex, espero no importunar, pero quería saber cómo te había ido con... Robert, ayer... ¿Lo viste? — vacilaba al preguntar por miedo a la respuesta...

Su voz es cálida y melodiosa —Buenos días preciosa, estuve en su casa, no te había llamado porque mi día empezó muy ajetreado—

Y ansiosa le pregunto — ¿Y qué te dijo? —

—Accedió va a dejarte en paz— respiré aliviada, —y Alejandra, quiero... me prometas, si no sucede y sigue molestándote házmelo saber enseguida—

Y preocupada le preguntó — ¿lo hiciste como acordamos? ¿Solo platicar? —

—Si Alejandra aunque a veces quise hacerlo a mi manera, por ti, me controlé— y cerrando los ojos aspire hondo...

Y en un hilo de voz le digo — ¡Gracias Alex!— él sonríe con el teléfono en el oido.

—Sabes que puedes contar conmigo, siempre voy estar aquí para ti, mi amor— me duele que este así de ilusionado todavía.

—Alex por favor... Sabes que yo te quiero mucho per...— y me interrumpe

—No me digas nada, sé cuál es mi posición en tu vida, pero no puedo evitar decirle lo que siento—

—Tú sabes que te quiero mucho, y nunca voy a dejar de agradecerte por todo lo que has hecho por mí...—

Estaba más tranquila, pero debía aclararle a Kaled el porqué de mi ansiedad, pero estaba consiente que no podía decir la verdad, así que esperaría que él tocara el tema nuevamente.

Estoy por salir, tomo mi portafolio y mi bolso y justo cuando salgo cerrando la puerta de mi oficina me cruzo con Robert en el pasillo, me da una sonrisa a labios cerrados y con esa mirada inexpresiva que no deja develar absolutamente nada, me saluda y sigue su camino hacia la salida, parecía que iba a alguna reunión porque llevaba su portafolio, por su comportamiento tan diferente esta mañana parece que ha surtido efecto todo lo que platicó con Alex...

Eternamente tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora