Ya era de noche, aún no entraba a la habitación. Sofi, Dinah y Ally estuvieron con ella distrayendola un poco. Normani se quedó a mi lado para asegurarme de que estuviera bien, como si eso pudiera ser posible. La doctora iba de un lado a otro tratando de conseguir información diferente a la que ya tenía, recursos o algo que nos ayudara, ella se estaba preocupando tanto que incluso en un momento la abracé con mucha fuerza agradeciéndole todo. Al parecer Camila tampoco le quería contar a sus padres ya que no los había llamado, quizás no estaba haciendo las cosas tan mal.
—Lau debes comer algo—Insistió una vez Normani.
—No tengo hambre—Repitió la misma frase de hace horas.
—Testaruda, debes hacerlo—Regañó.
—Tengo el estomago cerrado Mani. ¿Puedes por favor entenderlo?—Cuestionó malhumorada.
—Bien pero cuando tu estomago gruña no me mires a mi—Dijo parándose. Cuando la puerta se abrió.
—Se durmió—Informó Sofi.—Iré a casa, no quiere que le cuente nada a nadie aún—Dijo antes de irse.—Cuidate Lau por favor—Pidió abrazándola. Lauren asintió.
—Esta agotada—Dijo Ally.
—Pueden irse ya es tarde, mañana trabajan—Habló Lauren.
—Ni lo pienses. Nos quedaremos aquí—Afirmó Dinah.
—Por favor mañana vuelven ahora descansen—Rogó.
—Tu también deberías descansar—Sugirió Normani.
—Lauren tiene razón, vamos y mañana volvemos—Apoyó Ally mirando a las chicas.
—Bien pero comé algo Lau y descansa—Pidió Dinah abrazándola. Lauren asintió aunque quizás ni podía.
—Nos vemos mañana. Cualquier cosa nos llamas, no importa si son las cuatro de la mañana—Dijo Normani despidiéndose también.
—Cuídense—Dijo Lauren mirando como se alejaban.
La doctora también se había marchado ya, algún inconveniente tenía a las enfermeras en el mismo piso para avisarles. Suspiré entrando a la habitación. Camila estaba durmiendo, algo incomoda por la panza pero se veía tan tranquila, tan frágil. Las lagrimas llegaron nuevamente, me saqué los lentes ya no había nada que ocultar. Me quedé parada al lado izquierdo de la camilla, baje levemente la manta que tenía cubriéndola, tomé su mano y me incline para besar su barriguita desnuda ya que su pijama estaba levantado.
—Yo se que eres fuerte—Susurró entre lagrimas.—Confió en ti mi amor. Sabes tu vida esta en un posición algo incomoda en este momento—Sonrió con melancolía.—No se si me escuchas pero no quiero perderte. Eres mi pequeño pilar, tu y tu madre, yo...yo nose lo que haría sin ustedes. Por favor no se derrumben porque...yo ya no sabré que hacer—Pidió con un hilo de voz.—Los amo, más que a nada en el mundo, ustedes son mi vida, y les aseguro que si pudiera hacer algo en este momento lo haría—Dijo por último besando nuevamente la barriga, su mano la acarició con delicadeza. Inclinó su cabeza hasta los labios de Camila para depositar un dulce beso mezclado con la humedad de las lagrimas.—Por favor—Susurró rompiendo en llanto.
Me separé de ellos antes de despertar a Camila con mis lagrimas. Apoyé la espalda contra la pared tratado de controlarme, el dolor golpeaba mi pecho tan fuerte que era difícil de tolerar, me deslicé hasta que que toqué el frio piso. Hundí la cabeza entre mis piernas y lloré, lloré como si ya lo hubiera perdido, lloré porque no había esperanza alguna, lloré al recordar su patadita, lloré la primera vez que se movió al escucharme, lloré por todas las veces que mis caricias lograban calmarlo, lloré por cada desvelo en las noches en donde solo los observaba. Y también por cada antojo loco a las tres de la mañana o cuando estaba trabajando.
—¿Alguna vez pensaste en ser madre?—Preguntó inocentemente.
—No sinceramente, creo que sería una pésima madre—Confesó.
—Cuidas muy bien a Sofi—Contraatacó.
—Pero ella es más grande—Se excusó.
—Yo creo que serías una excelente madre. Cuidarías muy bien de ella o de el porque es como un instinto tuyo cuidar a las personas que más amas. Aunque creo que le darás todas las mañas—Rió al final.
—Soy muy insegura—Admitió.
—Con el tiempo mejorarás—Animó con una sonrisa.
Siete años después sigo con la misma inseguridad. Al parecer no mejoré mucho, pensé riendo internamente. ¿Tendré la oportunidad de mejorar o ya es demasiado tarde? Me limpié las lagrimas y suspiré antes de levantarme, no podía echarme a llorar. No ahora. Camila y el bebe me necesitaban, no les fallaré. Caminé hacia la ventana de la habitación, mucha vista no tenía realmente solo un pequeño jardín que era parte del hospital. El estacionamiento también estaba ahí. Las demás habitaciones se lograban ver, por un vidrio se podía observar la cocina donde hacen esas comidas sin sal y con mal gusto. Reí al recordar como Camila me hacía saber que la comida aquí era un asco, y pensar que mañana tendrá que comer esa misma que siempre detesto.
—¡Lauren ven!—Gritó con un sonido bajo pero emocionada.
—¿Qué sucede? ¿Te encuentras bien?—Preguntó preocupada llegando hasta ella con rapidez. Camila tomó la mano de Lauren y la llevó hasta su barriga.
—¿Lo sientes?—Preguntó con lagrimas en los ojos y una sonrisa imborrable.—Su primera patadita—Dijo feliz. Lauren estaba en shock, la primera vez que sentía algo igual. Ella nunca lo hizo con sus hermanos ya que era muy chica.
—Hola bebe—Susurró de pronto poniéndose de rodillas ante Camila. Esta dejo que sus lagrimas cayeran por la emoción.—Habla Lauren, tu podrás llamarme Lolo si quieres—Sugirió sonriendo.
—O mama—Interrumpió Camila.
—Shh es nuestro momento—Bromeó riendo.—Como te decía bebe, podrás llamarme Lolo cuando nazcas, yo se que serás un campeón pero la terca de tu madre dice que serás una bella princesita. ¿tu que opinas?—Preguntó sonriendo.—Una patadita es varón. Dos pataditas son mujer. Vamos dime que serás—Habló tiernamente. Camila pensó que se le caería la baba al ver esta escena. El bebe dio tres pataditas—Eso no vale, eres tramposo al igual que Camila—Gruñó.
—Es inteligente—Dijo orgullosa Camila riendo.
—Es tramposo, ya es igualito a ti—Bromeó Lauren levantándose para besarla lentamente.
—Quizás sera parecido a mi, pero estoy completamente segura que la inteligencia la sacara de ti—Afirmó dándole otro beso.—Ahora mama quiere un plátano. ¿Mi princesa también quiere uno?—Preguntó sobando su panza.—La princesa dice que si—Dijo levantando su cabeza mirando directamente a Lauren.
—Ni se movió—Se quejó.
—Queremos plátanos—Repitió fingiendo seriedad.
—Pero Camz no hay, los comiste todos ya—Se quejó nuevamente. Camila la fulminó con la mirada.—Bien veré donde consigo las bananas—Dijo levantando sus brazos en signo de derrota.
—Plátano—Corrigió antes de que saliera por la puerta. Lauren puso los ojos en blanco y se fue en busca del antojo.
—¡Tendremos plátanos!—Festejó levantando su brazos haciendo un baile improvisado.—Mama se canso mejor se descansa un rato—Dijo agotada por el mínimo movimiento.
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Camren. ¿It's you?
FanfictionLauren Morgado 26 años, bartender de primera en PicksTool. Camila Cabello 25 años, empresaria y dueña de Farret Couthor's.