Camila Pov.
—Dinah mueve tu trasero o llegaremos tarde—Ordenó Camila.
—No es mi culpa que dijeras "Nos vamos a New York ¡Ya!" necesito preparar algo de equipaje—Se excusó.
—Tranquilamente podrías comprarte cosas allá. Muévete—Dijo Camila empujando a su amiga fuera del departamento.
—¡Calla!—Susurró Dinah para no despertar a los vecinos en ese piso.
—Al aeropuerto, por favor—Pidió Camila una vez dentro del taxi.
—Oye Mila ¿Cómo se suponé que la encontraras? New York es enorme—Comentó después de minutos en silencio.
—Nose algo se me ocurrirá en el vuelo—Respondió insegura.
—Anda anda corré—Dijo Dinah corriendo por el aeropuerto, los pasajeros ya habían sido llamado al vuelo nocturno de New York.
—Casi lo perdemos—Exclamó como pudo Camila recuperando el aire.
—Si no corrieras tan lento—Reclamó.
—Si no te demoraras tanto en salir—Contraataco sentándose al lado de su amiga.
—Te traje una libreta y un bolígrafo—Dijo Dinah con una sonrisa.
—Dinah no jugaremos en el avión—Comentó Camila riendo.
—No es para jugar ¡Idiota! Es para que le escribas a Lauren lo que sientes, cuando la encuentres tus palabras no saldrán. Te lo aseguro—Dijo firme Dinah. Camila tomó las cosas de mala gana y se dispuso a escribir de inmediato, su amiga la miraba divertida y orgullosa de su idea.
—Ya—Dijo Camila luego de minutos.
—¿Tan rápido?—Preguntó Dinah.—Estoy empezando a sospechar de que copiaste el texto de algún libro—La miró severamente.
—Calla, no hice eso. Solo escribí lo que sentía—Respondió Camila.
—Puedo leerlo?—Preguntó Dinah. Camila negó pero ya no tenia la libreta entre sus manos. Gruño y se acomodo en el asiento.
¿Cómo iba a encontrarla? ¿Dónde iba a encontrarla? ¿Ella volverá a recorrer esos lugares dónde íbamos juntas? ¿Ella se acordará de ellos aún? ¿Ella me perdonara después de lo que dije? Todas esas preguntas inundaron mi cabeza en cuanto baje del avión, el viaje había sido largo pero por suerte me dormí, para mi desgracias soñé con Lauren y todos los momentos que pasamos aquí. Era raro volver después de tanto. Recuerdo que la ultima vez que estuve en New York fue cuando terminé el instituto. Después viaje al Londres para formarme en la mejor universidad del país para ser una gran empresaria, nunca imaginé estar en el mismo país con Lauren sin habernos topado, nunca pensé estar a tan solo algunas cuadras de su bar y ni siquiera sabíamos de la existencia de la otra.
—¿Mila te vas?—Preguntó Dinah tirándose en el cómodo sillón del departamento.
—Si, voy a tratar de buscarla—Dijo antes de salir.—Oye, ¿Qué día es hoy?—Preguntó en la puerta.
—¡DOS!—Gritó Dinah desde la habitación. Una sonrisa se formó en el rostro de Camila.
Hoy era 2, si el destino jugó todo el tiempo con los números espero que hoy no sea la excepción. Caminé por las enormes calles recordando cada paseo que daba con Lauren luego del instituto, cuando debíamos caminar por lugares peligrosos para llegar a mi casa y Lauren se negara a que fuera sola, aunque me daba miedo que ella volviera sola después. Mi casa era pequeña, vivíamos en cerca de unas calles solitarias y oscuras, por nuestra situación económica era lo único que podíamos pagar, por suerte todo mejoró cuando mi padre consiguió hacerse responsable de una empresa pequeña pero con grandes expectativas a futuro. Gracias a eso seguimos adelante y hoy en día yo era la que guiaba la gran empresa en la que se convirtió. Seguí caminando cuando encontré un pequeño cachorro por la calle este me miraba como si me conociera, me acerque a el y lo acaricie. Tenia un collar, tenia dueño o tal vez estaba perdido, en cuando deje de acariciarlo me miro y empezó a correr, por inercia corrí detrás de el esquivando la gente, ni siquiera sabia su nombre no alcance a mirar la placa de su collar. Lo mio nunca fue el deporte y menos el trote pero estaba haciendo mi mejor esfuerzo para alcanzar ese maldito y tierno perro, este cruzaba las calles como quería, y cada vez que lo hacia mi corazón se detenía no podía permitir que la pasara nada, aunque ni siquiera lo conocía. ¿Dónde esta su dueño? Me preguntaba a medida que corría detrás de el. Luego de un gran maratón por ambas partes el perrito se detuvo al costado de una banca agotado al igual que yo, bueno no tal vez no tanto como lo estaba yo, al levantar mi vista estaba en el mismísimo Central Park. ¡Corrí hasta el Central Park! Si llegaba a encontrar el dueño de este detestable y cariñoso cachorro le patearía su trasero por este agotamiento físico. A medida que me iba acercando a la banca escuché una voz ronca leyendo tristemente un texto.
—Te limitas porque te enseñaron que está mal. Te limitas porque no te podrás controlar. Te limitas porque vergüenza te da; miedo. Te limitas por tu inseguridad. Te limitas porque no te crees capaz...—Terminó de narrar. Camila reconoció su voz.
—Y un día te arrepentirás, por no tener historias que contar—Agregó Camila de espaldas a ella.
Era Lauren, su rostro pálido estaba sorprendido, sus esos ojos verdes cautivadores me miraban como si estuvieran mirando lo mas precioso de la vida , y su sonrisa que se formada lentamente mientras trataba de formular alguna palabra. Yo solo pude sonreír ante su confusión, se veía tan linda con esa expresión en el rostro, quería abrazarla y besarla hasta tener los labios hinchados. Por suerte mi idea no estaba tan lejos de la realidad, luego de leer la nota que Dinah me ayudo a escribir en el avión, ella tenia razón ¡No me salían las palabras! Solo sonreía como una boba, ella aún me ama, nunca dejo de hacerlo ¡Ella me ama! Quería saltar, correr, bailar, y besar al cachorro que estaba mirando la escena. Bueno y a Lauren también obviamente, no me resistí más y uní nuestros labios, sus deseables labios. ¡Maldición! Si que los había anhelado, no logre ocultar la sonrisa y termine sonriendo entre los labios de ella, Lauren se separo y me quedo mirando mientras sonreía, sus manos estaban en mi cara, sus pulgares se movían con suavidad en mis mejillas, el aire que expulsaba por mi boca se volvía humo frio, trataba de recuperar el aliento aunque el beso tierno y suave me había quitado la respiración de una manera inexplicable.
—Te amo Camz, nunca dejé de hacerlo—Dijo con firmeza mientras sonreía y volvía a besarla—Te amo tanto—Repitió con los ojos cerrados, sobre los labios de Camila.
¡Me amaba maldición! Ella nunca me dijo que me amaba cuando eramos adolescentes, le costaba tanto decirlo antes pero ahora lo no, ella simplemente lo dijo sin problemas a que alguien la escuchara, sin preocuparse por lo que pensara la gente. ¡Lauren me ama! Mi Lolo me ama...
—Yo te amo mucho más Lolo—Afirmó Camila sonriendo mirándola a los ojos.—Tampoco lo deje de hacer—Confesó. Lauren se separo de sus brazos y la quedo mirando seria.
—Camz. Mirame—Pidió Lauren.
¿Mierda qué paso? Acaso dije algo malo, su expresión cambio en cuestión de segundos, era seria, muy seria, parecía concentrada y pensando sus próximas palabras ¡Mierda y más mierda! Cerré los ojos por un segundo pero luego recordé su frase "Cerrar los ojos es de cobarde. Cuando lo vuelvas a abrir será aún peor." Los abrí y la miré directo a los ojos tratando se descifrar lo que quería.
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Camren. ¿It's you?
أدب الهواةLauren Morgado 26 años, bartender de primera en PicksTool. Camila Cabello 25 años, empresaria y dueña de Farret Couthor's.